(Buenos Aires, 27 de noviembre de 2015. ENVIADO ESPECIAL a Córdoba). Todo Madera asistió a la charla de arquitectura sustentable en madera realizada en el Colegio de Arquitectos de Córdoba el miércoles 21 de octubre, en esa ciudad. Organizada por la Cámara de la Madera de Córdoba y DARA, con el auspicio de Hause Mobel, la presentación se desarrolló a sala sobrepasada, con muchos asistentes escuchando desde afuera. La impresionante concurrencia, que sorprendió hasta los mismos organizadores fue en su mayoría de jóvenes estudiantes o recién recibidos, además de varios arquitectos con trayectoria.
Expusieron representantes de Maderas Sucre, empresa especializada en techos de madera, quienes contaron su experiencia de trabajo con el Howard Johnson de Carlos Paz, y luego hablaron de las tendencias para techos, todo con explicaciones técnicas muy claras y acompañando con imágenes para que los presentes pudieran apreciar cada detalle.
En segunda instancia la firma Maconta describió todos los tipos de pisos de madera que pueden utilizarse en construcciones y decoración, cuándo conviene seleccionar cada uno y las bondades y beneficios de todas las variantes (ver Parte 1). Luego disertó Soledad Milajer, presidenta del Colegio de Arquitectos y dueña de Hause Mobel, explicando los cambios y las tendencias en la forma de utilizar los muebles de oficina. Y por último Pablo Dellatorre, reconocido arquitecto y artista cordobés, parte del Estudio Montevideo, quien aportó una fuerte dosis de inspiración y diseño que dejó encantados a todos los asistentes.
Además dejó muchas lecciones y tips para los estudiantes o principiantes, sobre cómo manejar las expectativas de los clientes, cómo convencerlos de lo que es mejor para ellos y negociar el diseño por sobre la inversión. También explicó que hay que cuidarles el bolsillo de gastos innecesarios.
Pablo Delatorre, reconocido arquitecto cordobés, de Estudio Montevideo arrancó su charla mostrando un breve video con un recorrido por sus trabajos más queridos (ver Facebook), y se emocionó mientras describía cada uno. Su charla fue la estrella de la tarde por su reconocido trabajo en Córdoba, y por el uso artístico que hace de la madera al natural, eje central del encuentro de Arquitectura Sustentable. Era la primera vez que daba una charla abierta por lo cual muchos estudiantes y colegas estaban ansiosos de presenciarla.
Paul (su nombre artístico) trabaja con Estudio Montevideo, el cual está marcado por una fuerte impronta relacionada a la reutilización de materiales, clima distendido, proyectos personalizados, eclecticismo y contraste entre elementos, siempre con objetos de autor.
“Mi laburo es bastante espontáneo y muy improvisado” arrancó Paul, y también confesó que el trabajo en equipo para él es algo nuevo, ya que trabajó durante 10 años completamente solo, con su mano de obra y recién hace un año que está trabajando con Estudio Montevideo.
Cuando finalizó su video presentación Pablo expresó; “la verdad que tengo que confesar que ver esto me emociona, porque sé de dónde vengo, y veo todo lo que hice de la nada y la verdad que me encanta”.
“Más allá de que el trabajo que hacemos guste o no, somos hacedores, es decir, hay un encargo y lo hacemos. Y lo hacemos rápido y con pasión y nos lo tomamos en serio. También somos muy conscientes de la escala que manejamos, que yo destaco mucho. Recibo mucha gente en el estudio, grupos de estudiantes, muchas consultas, porque nuestros proyectos están mucho en la calle y eso ayuda a que se hagan conocidos. Que no es lo mismo que por ahí hacer casas más escondidas.
Como somos conscientes de la escala en que trabajamos, no queremos ser más grandes, queremos hacer pequeñas cosas; bien. El éxito para nosotros pasa por hacerlo bien, no hacer cosas más grandes y extraordinarias, y que por eso vayan a ser más exitosas, sino que pensamos que cada uno en el rol y en la escala que le toca en la ciudad si busca la mejor manera de laburar, las cosas por ahí cambiarían. Eso para nosotros es un valor muy muy importante”.
A continuación resumimos la explicación de Paul de cada una de sus obras más importantes muestran “un poco de madera”:
Corazón de Manzana: ¿quién me dice si vale la pena meterse en semejante lio de maderitas? Hoy… para mí, valió la pena. Fue algo que surgió de la ingenuidad y del desconocimiento. Creo que hoy, 5 años después no sé si me animaría a volver a hacerlo o si tendría la fuerza para poder repetirlo. Pero bueno, eso lo rescato, y sobre todo en los chicos jóvenes: la inmadurez y la inexperiencia tienen su lado malo y su lado bueno. El lado bueno es que uno piensa que lo puede hacer, el lado malo es que cuando sos más grande y con más experiencia vas por lo más simple. Corazón de Manzana para mí es el reflejo de ese momento, donde sabía un poco menos, pero quería hacer muchas cosas y cada proyecto me lo tomaba con mucha pasión.
Son miles de maderitas cruzadas en guayubira, que forman una piel, que aíslan un poco los ventanales del piso al techo que tienen los espacios y generan luces y sombras y climas que yo realmente quería tener ahí. Es un terreno en un barrio tranquilo, enfrente del Observatorio de Córdoba. Es un corazón de manzana escondido, podrían haber sido 10 departamentitos para alquilar…. y la verdad me siento muy orgulloso de haberlo podido hacer, de convencer a las personas que me acompañaban, que invertían, y verlo habitado por gente piolísima.
A tema de anécdota, como el presupuesto no me daba para hacer todo, armamos arriba en la terraza una carpintería, y así se fue dando, también hicimos todos los muebles de los departamentos, que están todos hechos con madera recuperada, de cajón, de embalajes, de las automotrices de Córdoba, que hay mucho dando vueltas, ahora menos, pero en esa época había campos donde iban a tirar todo ese scratch de las fábricas y compraba las vigas y pallets, y con eso le fuimos sacando los clavos y armamos el mobiliario. Sobre todo fue divertido.
Lo que tiene este proyecto es que en cada unidad, entrás primero a un patio y luego al departamento, y eso le genera un clima de casita, tenemos circulaciones verticales que van recorriendo los espacios y atravesando luces y sombras. Todo el mobiliario de cocinas y de interior, son de azulejos recuperados, pino Brasil, etc. Todas las losas, vigas y columnas están en crudo.
Como broche final, cuando terminamos la obra, que no sabíamos qué hacer con tanta madera encofrada, y tirantes, armé “Groncho”, un barcito que tenemos arriba para juntarnos a comer un asadito. Está hecho con chapa del portón de una obra, madera recuperada, el piso con las tablas de los encofrados.
Y como me gusta laburar mucho el branding, y por mi gusto personal hacia el marketing, eso me lleva a pensar cada lugar con un nombre y eso se ve en mis trabajos. Aunque sea una cosa que no tenga que tener nombre, también lo tiene. Es como una manera de darle un carácter personal a cada obra. Me gusta terminarla y darle un nombre.
En cuanto a los acabados; la guayubira es una madera que me gusta mucho trabajarla por lo estético, y por las prestaciones que tiene, se usa hasta para hacer cascos de barcos. La piel de Corazón de Manzana, tiene 4 años y tendrá dos o tres manos de cetol, y está impecable. Y la parte de adentro tiene ceras y mates, me gusta mucho la madera al natural. Me gusta que el color de las cosas sea del color de los materiales. El hormigón es hormigón, la madera es madera y la piedra es piedra.
La forma de la piel, de la trama, y que tenga tanto ruido visual, surgió de una hoja de palmera.
Taller personal: Este es otro corazón de manzana, donde dibujamos con mi mujer un sueño que era tener un estudio, un lugar de encuentros, de presentaciones; un showroom. Y como todo sueño y primer obra, quería hormigón, madera, todo. Y después, casi al terminar la obra, pasamos a ser 3 y decidimos convertir el lugar en un hogar. Así que ahora hay una parte muy íntima, una parte más social, y arriba tengo mi estudio, que está comunicado con la terraza y Corazón de Manzana.
Hay muchas maderas como guaica, timbo, guayubira, que como vienen de aserradero no tienen nada, como venían del flete, las montábamos. Es un poco un espacio que resume la idea de estudio, los materiales son de los colores naturales, casi no usamos pintura, solo por ahí para contrastar algo. Me gusta el maridaje entre algo pesado, recuperado, con una vejez bien marcada; con algo más contemporáneo, por ejemplo una pinotea ancha y vieja, con un mueble laqueado.
Estos son algunos proyectos comerciales en donde nos metemos absolutamente en todo: el nombre, la estética, todo. Uno en estos tipos de proyectos entabla una relación muy cercana con el cliente, muy rápido, donde se juegan un montón de cosas, dinero que se va muy rápido. Hoy la verdad que la estética que yo vendo repercute mucho en el éxito o no del negocio, por lo menos al principio. Lo visual hoy es muy fuerte; después está en ellos responder con sus servicios.
En este caso el restaurante fue inspirado por un término francés que es “bobo” “boheme – burgués” que se usa para definir un tipo de personaje, por eso la elección delos objetos de autor, y los cuadritos por un lado. Y por otro lado laburar con lo que nos gusta, las tramas, taquitos de pinotea en la barra, lugares oxidados. El nombre salió la última semana antes de abrir, porque no encontrábamos ninguno y quedó Ochre, porque todo era de ese color.
Y después hay otra cosa que es convencer a un cliente que hay que hacer una barra con 2500 millones de taquitos de pinotea… ¿Cómo hacés? El cliente te pregunta ¿Cuánto va a salir? ¿Cuánto vas a tardar? Yo no presupuesto… y no sabía cuánto íbamos a tardar… pero por suerte el cliente dio el ok, y lo pudimos hacer y nos pusimos a jugar… y armamos ese corazón que ellos buscaban que sea el centro del espacio, y de remate la coronita, que son de esas cosas que van pasando en medio de la obra. Me llamaron para ofrecerme el piso de una casa, unos 100 metros de pinotea que los iban a desamar, y ese piso ahora está arriba de la barra, lo limpiamos, se enarenó y ahí quedó. Eso es algo que a mí me encanta, pensar que el piso de una casa que se tiró hoy es parte de una de las obras, pasó a mejor vida… es buenísimo…. Por lo menos no lo pisan (risas).
Además, con el mismo piso hice las mesas, y la puerta de un ascensor. También usé durlock estucado, y luego un par de toques de objetos como las mesas de vidrio que las traje de Dorrego, Buenos Aires, muebles de cuero de verdad, óxido de verdad.
En cuanto al uso de la madera recuperada en mis proyectos, es como el cocinero de mercado. A mí me gusta ir al mercado y ver lo que hay, si es recuperada; mejor, lo prefiero, pero no es una imposición que me hago. Y hay otra realidad, por ejemplo esa madera de pinotea, tiene 120 años, tienen una calidad superior, nunca existieron acá, me gusta la parte estética, las vetas, los colores.
Local de Ropa: Este localcito también está hecho de madera recuperada, armé todo este revestimiento de listoncitos de pinotea con algún pino oregon, ciprés. Las mesas son de demolición, los cielos rasos, las paredes, todo menos el piso, que en realidad lo quería hacer de hormigón, pero los chicos del shopping no me dejaron, así que lo hice en madera también. Y ahí ya está al límite de lo empalagoso, porque si me hubieran dejado hacer el piso de hormigón, la parábola se hubiera lucido mucho más.
Dietética: Este es un laburo con clientas muy jovencitas que lo podrían haber diseñado y armado ellas, pero vinieron y apostaron todo con nosotros. Hicimos una dietética bastante canchera, con un presupuesto pensado y delineado para no pasarnos. Tiene pisos de fenólico sin cortar, listoncitos de eucaliptus. Todos los muebles también están hechos con fenólico así como viene, natural de obra.
Mc Calentitas: Este es un trabajo combinado, medio raro, porque viene la gente de Uruguay con su impronta de 20 años, con su imagen, con su branding y su manual, y el 99% de las cosas yo no las compartía, entonces yo quería cambiarlos… Y al final fue un laburo combinado en el que les damos un poco nuestra impronta y nos bancamos sus carteles y colores. Y la verdad que estoy contento y ellos también. Como anécdota, el local nunca fue gastronómico, es un local que siempre fue corporativo. Así que los dueños anteriores dejaron muchas cosas, unas instalaciones de una calidad que nunca habíamos visto, el cielo raso es acústico, así que demoler todo y empezar de cero era un poco irresponsable. Así que dejamos los cielos rasos, aunque fueran más de oficina, no tan gastronómicos, pero lo bajamos, lo cementamos y quedaron bien. Son muy acústicos y a la vista… zafan. Los pisos son de fenólico, las columnas de microestucado y el mobiliario es con ese toque fresco de una panadería y el toque blanco que le da claridad. También usamos el azulejo subway, que me gusta mucho, lo vengo usando hace bastante, pero antes estaba 40 pesos el metro y ahora como está de moda está 500 pesos el metro y no por la inflación. Hoy pasan mucho esas cosas, hace 6 años usaba chapa acanalada que me la tiraban por la cabeza y hoy casi no se puede comprar porque está de moda.
Exterior en Parque Sarmiento: Este es un trabajito de exterior, de paisajismo en el patio del Parque Sarmiento, de una marca que tiene muchos años acá, así que fue como aggiornar un clásico, que no es fácil. Me cuesta mucho menos generar una marca de cero que hacer un restyling.
En este trabajo me encontré con un lugar donde no hay donde tomarse, donde colgar una lámpara, entonces lo que hice fue armar esta estructura en caño que ya me generaba una contención, por más que sea en el parque hay mucho ruido porque está en una avenida y era una superficie muy grande. Entonces generamos este cerramiento donde irán creciendo las plantas (ver imágenes) le agregamos bandejas de zinc intervenidas a mano a las mesas, hicimos un toque de equipamiento nuevo, pusimos macetas colgante, techamos una parte con un cielo raso de fenólico pintado y logramos este clima de época, vintage, pusimos vidrio repartido, y logramos el cambio que el cliente necesitaba.
Hay que ponerse en el lugar del cliente. (Dicen que el cliente siempre tiene la razón, a mí me parece que nunca tiene razón) Ellos quieren un cambio rápido, barato, bonito, hay que adaptarse y poner cosas que van a quedar bien.
Piza P: Este es otro trabajito en la calle Tejeda, que lo laburamos con un presupuesto muy acotado, y más creatividad que otra cosa. A mí me cuesta muchísimo volver a los lugares que hice, porque a veces los veo mal, descuidados, me siento dueño, así que no voy. Este local por el bajo presupuesto, está hecho absolutamente todo con madera de cajones, menos el fenólico del piso y del techo. Con embalajes de motores, que encima es un pino buenísimo, los carpinteros chochos, nada más que tenían que sacarle 400 clavos por tirante.
Una anécdota de las lámparas de este lugar fue que las conseguí un día que estaba de paso por casualidad en Falabella, en donde vi unos baldes simpáticos y pensé que eran las lámparas que necesitaba, quedaban 5, las compré todas, y costaron mucho menos que una lámpara. Era un balde chino de 200 pesos. Así que los clientes me amaron, hasta los pagaron en 12 cuotas con tarjeta. Después querían comprar más cosas en Falabella pero no los dejé. El mismo día también encontré la P del cartel.
Barrio: Este proyecto es el límite de mi escala, no me interesa pasar este tamaño, porque ya son demasiados metros, empieza a perder lo que me gusta que son los rincones, los detalles. Este fue un ejercicio piolísimo con gente que vino a mi estudio y me dijo: tenemos este terreno en este lugar que está explotando en Güemes, (NdR: un barrio estilo San Telmo en Córdoba) podemos hacer un edificio enorme de 52 pisos, pero queremos que nos tires una idea.
Hay veces que tarda meses, pero la idea salió disparada y fue Barrio. Ellos son desarrollistas, calculadores, y les presenté esta galería donde hay diferentes rincones que tiene el clima de diferentes barrios del mundo, y empezamos a unir China con Libia y salió Chinibia, y Argentina con Hamburgo y salió Argenburgo, y algunos más. Así salió el proyecto que trata de recrear Amsterdam, el puerto; apilamos 10 contenedores que también me gustan por el tema del recicle y en este caso mi trabajo llegó hasta entregarles a ellos un brochure con el nombre y la imagen corporativa de la galería, los renders y los planos. Ellos lo interpretaron y lo construyeron. Antes de terminar tenían todo alquilado, así que felices los desarrollistas.
Kantine: Es un local de un cliente que le sobraba espacio en un edificio y me preguntó qué podíamos hacer ahí. Como está enfrente del Córdoba Athletic, que es un club muy tradicional hicimos una cantina de barrio. Lo armamos muy rápidamente con una estética llevada a un club de época. De ahí sale la paleta de colores, la barra de oregón viejo, hay madera pintada y gastada mezclada con madera cruda, con chapas viejas y con mucho diario que conseguí de la época.
Son auténticos, nada de ploteos, están pegados con cola. También tiene un pequeño almacén de productos. Y en la fachada le pusimos un jardín vertical, que no tiene nada que ver, pero siempre en lo comercial hay que buscar algo que impacte, que llame la atención, no importa que no tenga mucho que ver con la estética, pero funcionó.
Librería: Esta instalación me divirtió mucho. Es la única librería que hice. Más allá de los anaqueles y estanterías, les propuse hacer una instalación de estos libros que vuelan por los cielos rasos, los dejé todos en crudo, y les puse estas olas de cientos de libritos hojas que van saliendo de esa máquinas de escribir viejas que conseguí.
Local de ropa: Dentro de los clientes de la moda, están los vendedores y los diseñadores. Esta chica es muy apasionada del diseño, así que mi respuesta fue inmediata: armemos tu casa, tu taller, un entrepiso, generemos un clima de taller de diseño y así salió. Acá el tema de la madera es interesante porque había muchas piezas de madera, y el lujo no fue la calidad si no la cantidad de la madera que hay entonces hubo que bajar mucho el costo y la calidad, es un eucaliptus de tercerísima, pero al estar aplicado en tanta cantidad, pasa a ser imponente. De nada hubiera servido que toda esa caja enorme hubiera sido cara. Hay que manejar la rentabilidad costo beneficio, y lo que uno gasta en expresar algo. A mí me satisface mucho más ver algo económico usado con creatividad.
Fiambrería: Hicimos una fiambrería, estilo almacén con mesa, hicimos algo tradicional. Usamos pisos viejos de pueblo, mucha persiana, mucho material reciclado. Los mostradores están hechos con madera recuperada, todas las mesas, los carritos también.
Pastas: Estos chicos jóvenes querían salir de su fábrica de pastas y tener su primera boca a la calle. Trabajamos asociados a su agencia de publicidad que es la que hizo la marca. Es un local complicado, metido adentro, pequeño. Y la propuesta fue hacer una caja blanca, y desmaterializar la casa y dejar las costillas a la vista, sacando lo envolvente y salir con esa estructura a la calle. Es el impacto visual de la marca, armar toda la estructura que va desde la vereda hasta el fondo del local y le dimos un diseño ícono a la marca. También usamos hormigón blanco y un poco de carrara. Al frente pusimos una huertita donde están las aromáticas que van muy bien con las pastas.
Local de ropa multimarca: Esta casa abandonada nos tocó refaccionarla y armar un showrrom de ropa de varias marcas. Fue un poco cepillar pisos, estucar paredes, hicimos muebles con madera recuperada por todos lados. Hay mucha pinotea. Fue un trabajo divertido también.
Para terminar les dejo un pensamiento: las cosas hechas con pasión y con amor no tienen límites. Yo vengo de muy abajo, no soy de Córdoba, no conocía a nadie, no tenía un mango. Uno con una meta y con una misión en la vida, sabiendo lo que quiere; llega. Más tarde, más lento, más rápido; llega.
PAra contactar con Pablo Delatorre: Estudio Montevideo