Demanda sostenida, problemas de producción y nuevos clientes fue uno de los temas abordados en la entrevista exclusiva que Desarrollo Forestal mantuvo con Ricardo García, propietario de Tripayn S.A.
– ¿Cuál es el panorama general de la foresto industria y cómo está tu empresa en este momento?
– Después de haber transcurrido un año con mucha, mucha actividad hoy seguimos con muchos pedidos pendientes de entrega, pero con menos presión de demanda. En octubre y noviembre empezó a frenarse la demanda de madera para muebles y hoy está más firme la demanda de madera para la construcción. Con los inconvenientes de la producción, en general estamos tratando de salir adelante y poder cumplir con lo que debemos.
– ¿Los inconvenientes son internos de ustedes o tiene que ver con la industria en general?
– No, la mayoría son internos nuestros. Hay exigencias en el sector de la producción que cuesta mover después de años de anquilosamiento. Y de no inversión. Éste es un dato de la cadena. Hasta fines de 2019 terminamos produciendo prácticamente al 60 por ciento de la capacidad instalada. Algunos, menos todavía. A inicios de 2020 estuvo un poquito mejor, con expectativas. Y a partir de la pandemia se frenó hasta abril, y desde mayo empezó a haber una demanda muy importante que nos desbordó totalmente. Y volver a funcionar y no haber tenido inversiones prácticamente por cuatro años, cuesta hacerlo. Hay máquinas que deberían haberse mejorado, cambiado y no se hizo nada de eso.
– ¿En este momento a qué porcentaje de la capacidad instalada están trabajando?
– El 100 por ciento es algo imposible, pero seguramente estaremos trabajando a un 80 por ciento, 85 por ciento. Un nivel alto en comparación a los cuatro años anteriores.
– ¿Ha habido cambios en la demanda o son tus mismos clientes de siempre?
– Hay un mix. Hay gente que compró siempre y empezó a pedir más de lo que estaba pidiendo; hay gente que no compró durante 5, 6, 8 años y volvió a comprar; y aparecieron clientes nuevos.
– ¿Están exportando en este momento?
– No. Hicimos exportaciones hasta enero de 2020. En ese momento los precios habían caído bastante. Y, comparado con el mercado interno, no tenía mucho sentido seguir exportando. Yo estaba exportando algo a la zona de Oriente Medio y en ese momento había conflictos ahí, con lo cual había posibilidades concretas de que se cortara algún tránsito marítimo. Y si no se entrega, no se cobra, por supuesto. Por esos dos motivos dejé de darle importancia al tema exportación. Y el mercado interno estaba empezando a repuntar en los primeros dos o tres meses del año pasado. Y hoy estoy analizando nuevamente la posibilidad de exportar. Los precios han subido bastante, pero es relativo porque los precios en el mercado interno han subido muchísimo. Por la alta demanda interna se han modificado mucho las condiciones de pago, por ende, eso ayudó. De recibir pagos a 30, 60 y 90 días se pasó a cobrar al contado o a 15 días.
– ¿A partir de qué fecha cambiaron los plazos de pago en el mercado interno?
– A partir de que aumentó la demanda. Si querían madera, en algunos casos ofrecían el pago anticipado, sin descuento. Solamente se aseguraban de que se les entregara el producto. La verdad es que se dio una situación fuera de lo común durante seis, siete meses. Hubo una demanda muy, muy, muy fuerte en ese momento. Hubo un cambio que no es real ni que va a ser estable. Pero volvimos a un sistema en el que, esperemos, haya una demanda razonable para una oferta razonable.
Madera aserrada demanda sostenida: Lo esperado para 2021
– ¿Qué análisis estratégico hacés respecto de lo que se puede esperar para la economía del sector en 2021?
– Comparando con etapas anteriores veo que hay una preocupación importante en cuanto a privilegiar el mercado interno y a movilizar fondos que permitan que las PyMEs trabajen bien. Dentro de eso está incluida la construcción, que mueve no solamente a nuestro sector sino a muchas otras industrias. Hay inversiones del sector privado que van a seguir existiendo. Los materiales para la construcción se han disparado; nuestros productos siguen estando a valores buenos medidos en dólares. Yo creo que vamos a tener un año de trabajo razonablemente normal. La exportación va a seguir presionando.
– También quizás influyó la baja de la tasa de interés y el fin de las Lebacs.
– O el hecho de no poder viajar. Nuestros precios de la madera en dólares, a valor oficial, en 2019 estaban re-bajos. Y siguieron así hasta junio de 2020, cuando pudimos empezar una remontada de precios. Eran bajísimos. Llegó a haber valores en dólares que solamente habíamos tenido en 2001 y 2002, después de la crisis y de la devaluación grande que hubo en ese momento. La madera no valía nada. Todo el período del gobierno anterior, después de la devaluación grande de abril de 2018, que se repitió en 1agosto de 2019, hizo que la madera nunca pudiera acompañar esos movimientos. Y yo siempre decía de los insumos que nosotros consumimos que, si antes necesitábamos 10 pies de madera para comprar un fierro, ahora necesitábamos 20 pies. Si para comprar una máquina necesitábamos tres meses de producción, ahora necesitamos siete. Al sector lo golpeó muy mal, muy mal. Y se ha recuperado bastante, pero todavía no se ha recuperado del todo.
Exportación de rollos a China
– Ustedes están en el norte de Corrientes y no tienen plantaciones propias.
– Así es.
– ¿Tienen problemas de abastecimiento o de entrega de rollizos, o no?
– Es un tema candente y hay discusiones. Yo estoy en APICOFOM y en FAIMA y este tema se discute bastante para adentro. Cuando uno empieza a hablar de este tema, no a título personal sino de manera general, ve que hay una provincia que está totalmente aislada del problema que es Misiones. No participa de este nuevo jugador que exporta.
– La exportación de rollos en bruto.
– En nuestro sector apareció un nuevo jugador y está participando de la oferta de materia prima. Hay un mercado demandante, que son 100. Ahora, resulta que aparece uno más, pero vos tenés que hacer 120 para atenderlo. No se hicieron 120. Con los 100 se siguió atendiendo el mercado de exportación. Por ende, el mercado interno se resiente por esa situación. Y desde ahí hay que leerlo. El otro día estaba en una reunión en Corrientes, con forestadores y con industriales, y el gerente forestal de una empresa dijo así de clarito: “N os habíamos acostumbrado a mejorar tecnológicamente la explotación de los montes. Hoy estamos yendo para atrás”. ¿Qué quiere decir? Aparecieron procesadores, skidders, etc. Pero mucho de eso, o bastante, se fue a la exportación y al mercado interno lo empezaron a atender con motosierras, ¿se entiende? Todo eso hace a una oferta global que se amplió. Porque para ampliarla necesitás invertir. Y lo otro es que muchas industrias, que solamente procesan madera, tienen que estar pensando en comprarse equipos que vale US$ 1 millón para ir a explotar montes, porque no hay equipamiento suficiente para atenderlos.
– Entrando en el terreno de las propuestas, ¿cómo ese podría encaminar esta situación? Algunos propusieron prohibir las exportaciones de rollizos, pero los productores primarios sostienen que antes de la aparición del comprador extranjero se manejaban precios irrisorios. ¿Cómo creés que podría encaminarse?
– Hay dos aristas para leerlo. Si querés exportar, primero tenés que atender al mercado interno, y después conseguir la maquinaria necesaria para poder exportar. No sacarla de lo que se vende para el mercado interno. Si hay todo un equipo que abastece todo un mercado y, al aparecer un mercado nuevo, vos te vas y dejás a un sector sin maquinarias, eso no debería suceder. Se debería invertir en máquinas nuevas. Lo segundo es que hay un mercado en Corrientes y en Entre Ríos y debería ser abastecido. Porque no nos olvidemos que cada aserradero que cierra significa menos dividas, menor actividad y menor inversión para toda una zona. Y eso resiente a los pueblos, a las ciudades y a las provincias. Implica una serie de actividades en una cadena de valor que, en el fondo, es gente que vive en el lugar. Cuando solamente se corta el rollo y se exporta, eso se pierde. El agregado de valor desaparece. Y no hay posibilidad que la gente se quede en ese lugar. Yo saqué un dato de valores de materia prima de los últimos años y la verdad es que la tonelada de rollo llegó a valer US$ 23 o US$ 24 puesta sobre camión. Hoy está entre US$ 12 y US$ 16. Pero lo que hay que leer, que a veces nosotros no terminamos de leer, es conqué dólar estamos. Una cosa es estar con un dólar fuerte u otra, con un dólar débil. Yo creo que hoy estamos pasando por una época de un dólar bastante fuerte. Y los precios internos que han podido, han acompañado esa inversión importante y pareciera que el valor del dólar no alcanza para determinados productos. Y tenemos en los precios relativos una diferencia muy, muy, muy grande. Eso es lo que uno debería ver.
– Hay muchas variables para analizar.
– Sí. Después sucede que en Corrientes es imposible extraer la materia prima en muchos momentos del año. Por ende, se reduce mucho la oferta. No hay caminos, pero también es imposible pisar algunas zonas donde hay forestaciones. Te enterrás. Hay varias cosas que hay que leer, hay varias cosas que dialogar. Creo que nos tenemos que sentar y dialogar entre todos respecto qué es lo que queremos para el sector. El sector industrial tiene claro que, si hay materia prima y si hay demanda, sigue invirtiendo. Así de claro. Habiendo demanda todos invertimos y todos le damos para adelante. Hay que tratar de propiciar eso.
– Volviendo al tema del dólar, desde hace varios meses hay un spread muy grande entre el dólar oficial y el dólar ilegal o “dólar blue”. Y eso distorsiona mucho ciertos análisis.
– Distorsiona muchísimo. Y hay algunos insumos que se subieron a ese dólar. Son los sectores que tienen la capacidad para trasladarlo. Y después está el verso de que, si no ponías los dólares, no podías importar. Nosotros compramos una máquina a fin del año pasado, pedí el SIMI (NdR: Sistema Integral de Monitoreo de Importaciones) y tardó tres días en salir. Y no tuve problemas en transferir divisas. Me jorobaron durante dos o tres días pidiéndome papeles, pero me lo autorizaron. Tampoco son fortunas. Existe un mercado de cambios que está funcionando. No es que no podés sacar nada.
– Publicamos en el anuario Valor Agregado 2021 un dato difundido por el Instituto Provincial de Estadísticas y Censos (IPEC) de Misiones donde se relevó una reducción de empresas forestales en toda la cadena en la provincia. ¿Ustedes han notado esa tendencia? ¿Cómo lo relacionan con la fijación del precio del chip, que generó mucho revuelo a fines del año pasado?
– Eso está. Es un problema serio el tema del InFoPro. Porque, más allá de que se puede coincidir de que es necesario que se pague más el chip limpio o el raleo, pero lo que hubo fue una decisión que, aparentemente, no fue demasiado analizada y pensada. Y, por ende, lo único que hizo fue tensar las relaciones entre vendedores y compradores. Y hoy no sé qué están haciendo. Por ejemplo, yo abastecía de chip limpio a Arauco y no le pude vender más. Pareciera que la medida no estuvo del todo discutida. Lo único que hizo fue resentir las cadenas. Yo todavía tengo montañas de chips y de aserrín en mi playa después de seis meses. Y percibo que puede llegar a pasar algo parecido con los rollos, porque están intentando fijar precios de los rollos. Respecto de la reducción del número de empresas, sé de empresas que hacían explotación de montes que por los precios que se pagaban no pudieron mantener los equipos y el personal. Y terminaron saliendo. Desde el punto de vista de los aserraderos, no tengo un conocimiento importante de que hayan cerrado muchas industrias. Hubo aserraderos que en los últimos años trabajaron menos, perdieron plata, pero pudieron manejar la situación.
Fotos: Archivo Desarrollo Forestal y gentileza El Territorio.