La inauguración del ciclo de charlas "Hablando de Diseño", en su versión 2008, recibió en el auditorio principal de la cede central del INTI a un centenar de personas. Bajo el título “El que busca, ¿encuentra?. Patentes como fuente de información tecnológica”, se inició la jornada alrededor de las 10 de la mañana. El evento contó con la participación de expertos nacionales e internacionales. Entre los presentes hubo estudiantes, empresarios y profesionales.
La jornada se prolongó durante casi cuatro horas y se dividió en tres partes. La apertura estuvo a cargo del ingeniero mexicano José Luis Herce–Vigil (ver más adelante), jefe de la División de Información en Materia de Patentes, Clasificación y Estándares de Propiedad Industrial de OMPI (Organización Mundial de la Propiedad Intelectual). Luego el ingeniero Guillermo Vispo, jefe del Departamento de Información Tecnológica de INPI (Instituto Nacional de la Propiedad Intelectual), expuso acerca de la situación actual del sistema de patentes nacional. En el cierre los dos ingenieros realizaron un ejemplo de búsqueda de las patentes que ya fueron otorgadas.
Vispo destacó que “la obtención de información es fundamental. Más cuando proviene de patentes”, y subrayó que “las oficinas de patentes se han transformado en una de las mayores fuentes de información tecnológica”.
“A diario nos encontramos con miles de inventos que están asociados a su vez con un montón de patentes y esas patentes a miles y millones de documentos de patentes. Esto genera un volumen de millones de patentes en el ambiente”, agregó.
Además, el ingeniero argentino detalló cuál es el contenido disponible en el documento que defiende la propiedad intelectual: “De las patentes uno puede extraer el cómo está hecho, de qué se trata, cuál era el problema a resolver, el planteo de la solución y hasta los dibujos”.
También, a través de los sistemas de búsqueda, se puede saber si existieron mejoras posteriores a la presentación de una patente. O en el caso de que uno quiera encarar una investigación, conocer si existen antecedentes en el campo que quiere desarrollar.
“En la patente figuran el titular, el inventor, las fechas de cuando se concedió, los datos bibliográficos”, explicó Vispo, y ejemplificó puntualmente como se suceden las mejoras al modelo inicial: “Electrolux tiene más de mil patentes sólo respecto a aspiradoras, se va mejorando cosas, por ejemplo el tema de enrollar el cable. Se va presentando un modelo para cada mejora”.
“Patentes como fuentes de información tecnológica, las deberían usar en primer lugar los sectores de Investigación y Desarrollo, por el hecho de, como decía Edison, tomar el lugar que dejo el último y no invertir en esfuerzos y en capital en cosas que ya están desarrolladas. También en el sector importador y exportador, porque el derecho que se le otorga al inventor tiene no sólo carácter temporal sino también local, hay que tener mucho cuidado con no dañar derechos de terceros cuando uno está interesado en exportar algún producto y lo mismo si quiere traer algún producto aquí”, concluyó el ingeniero.
Luego, comentó cuales fueron las mayores consultas que recibió la institución durante la crisis que sufrió el país a principios de la década: “También hay que tener cuidado en el sector industrial. Sobre todo en 2002, en la crisis, muchos nos consultaban para ver si podían reemplazar algunas importaciones de cosas que traían de afuera. Previa consulta de si estaban registrados en nuestro país”.
Y también se refirió a la situación actual: “En la Argentina lo que más se consulta es en el área química, cerca de un 50 por ciento del total. Es más yo les diría que de ese 50 por ciento, un 37 por ciento es de la industria farmacéutica, la mayor cantidad de consultas que nos realizan son en esas áreas, justamente para ver que productos farmacéuticos están protegidos y cuáles no. Después le siguen por supuesto la parte mecánica, la parte electrónica, que por suerte ahora está en crecimiento ya que hay universidades que están trabajando fuerte el área de biotecnología. Un 15 por ciento de las consultas son lo que se llaman necesidades básicas, que tienen que ver con vestimenta, utensilios, sistemas agrícolas”.
“Con la biotecnología se realizó un mapeo para ponernos al tanto de qué y cómo se había patentado en el país en los últimos veinte años”, completó.
El especialista sostuvo que: “En los últimos diez años, las solicitudes nacionales se mantienen en un número cercano a 100. Lo que varía son las presentaciones extranjeras, y eso depende de la economía del país”.
Modelos
“El patito feo son los modelos, dentro del sistema de propiedad industrial, sólo cubre la parte ornamental. Mirando un poco los modelos registrados, empresas como Coca-Cola, Sony, Nestlé, entre otros, registran sus modelos. Hay que tenerlo en cuenta. Es un trámite rápido, solamente actúa como una oficina de registro. No se hace un estudio, cualquier cosa se dirime en la justicia. Cualquier oposición, pero es un registro que hay que tener en cuenta también”, explicó Vispo.
Pedir patente
“Si queremos proteger una invención, hay que solicitar una patente”, afirmó José Luis Herce-Vigil. El mexicano disertó acerca de la importancia de patentar las invenciones y del uso que se le puede dar a los objetos patentados en otros países. El especialista lo destacó como una posibilidad hacia el desarrollo de las naciones, y citó como principal ejemplo a China. La ponencia se dio dentro del marco de “Hablemos de diseño”, el ciclo de charlas organizado por el INTI.
“Hay que desmitificar la propiedad intelectual. Todo el mundo se asusta cuando hablamos de patentes y marcas, o de secretos industriales. Cuando la gente me pregunta de qué trabajo le digo que trabajo de destruir mitos”, bromeó el mexicano y aclaró el chiste: “Tengo 60 minutos para matar al mito de las patentes”.
La charla comenzó con una introducción en la que el ingeniero se encargó de generar un clima relajado antes de comenzar a barajar conceptos y definiciones como: “Una invención es una solución nueva a un problema técnico. Si queremos proteger una invención para que el inventor tenga un beneficio económico tiene que solicitar una patente y para hacerlo tiene que decirnos cómo reproducir la invención, a cambio de eso va a obtener la patente”.
“¿Qué es la patente?”, se preguntó. “Es un documento del Estado que le garantiza el monopolio para la explotación de la invención. La patente se da por 20 años. Pero la gente no sabe muy bien que las patentes son válidas sólo en el país donde se patenta la invención. Argentina tiene 3.000 patentes por año. En Japón 200.000 por año, igual que Estados Unidos. Entonces si solamente se conceden 3.000 en Argentina, tenemos 397.000 tecnologías que podemos usar en Argentina sin pagarle nada a nadie. Y podemos exportar ese producto a los países donde el inventor no se protegió”, completó Herce-Vigil.
El referente de la organización que forma parte de la ONU profundizó en los conceptos: “Suena interesante el negocio, sobre todo cuando vamos a las cifras totales. En el mundo hay 60 millones, pero en Argentina hay en vigencia 5.000. Eso quiere decir que hay 59.995.000 tecnologías que podemos utilizar sin pagarle nada a nadie. Y podemos producir esos productos y exportarlos, si no se protegió en Argentina, es probable que no lo haya hecho tampoco en Brasil, México, África, en muchos países asiáticos e incluso en muchos países europeos. Si una invención no se encuentra protegida por medio de una patente en un país determinado, esto hace que los ciudadanos o residentes de ese país se encuentren en una posición tal que podría reproducir esa invención sin tener la necesidad de hacer alguna compensación de tipo económico al inventor o al dueño de la patente”.
Las asimetrías en lo referido al desarrollo de las economías de los cinco continentes no fueron un tema menor para el análisis del orador, que explicó: “La diferencia en cantidad de patentes entre los países desarrollados y subdesarrollados es enorme. Veinticinco países representan al 95 por ciento del total de las patentes. La diferencia está dada por la inversión en investigación y desarrollo. El precio de la patente en Estados Unidos es de US$ 7.000 el primer año, US$ 15.000 por el resto. Es sumamente caro. Hay 153 países que su PBI per capita es menor a ese dinero. A un inventor africano le lleva 2 años. En Camerún, 10. Y en Etiopía 64 años para protegerse por un año en Estados Unidos. Mientras que para un estadounidense el costo es de tres meses del PBI per capita. Uno suizo, dos meses. Una patente en Argentina es más económica. Además, no se puede perder de vista la información para reproducir las tecnologías donde el productor no se protegió. Podemos usar las patentes para fines empresariales”.
Hacia el cierre de su disertación se refirió a: “Los países que más han crecido en el último tiempo son China y Vietnam. Con un sistema judicial confiable, una economía liberal con repatriación, un sistema educativo de calidad, somos irresistibles para las multinacionales”, y añadió: “Esto produce un mejor PBI y PBI per cápita, lo que representa una de las condiciones para acceder a las patentes. Tras la caída de Mao, China tomó tecnologías extranjeras para crecer. Así también sucedió con Estados Unidos cuando se independizó de Gran Bretaña y comenzó a fabricar las tecnologías que no tenía, las inglesas. Los chinos hoy en día fabrican el 50 por ciento de las computadoras a nivel mundial. Lenovo comenzó siendo distribuidor de Hewlett Packard, hasta que decidieron poner su propio negocio. Lo mismo hicieron con las motos y tecnología digital”.
Más información en la edición impresa de D&F Muebles de agosto de 2008 (Año XV – Número 110).
Fotos: Gentileza ProDiseño (INTI).