Oscilando entre la sensación térmica y la realidad

Isaac Kibysz, presidente de Maderera Llavallol –distribuidora de maderas, placas, aislantes y productos para la construcción en seco- y presidente de CADAMDA, se refirió en esos términos a la actual coyuntura económica en una entrevista exclusiva con Desarrollo Forestal. “Todavía no se vio la crisis personalmente en Buenos Aires. Sí la crisis de los aserradores en Misiones está muy difícil”, afirmó Kibysz.

– Como presidente de CADAMDA y también como presidente de Maderera Llavallol, ¿cuál es el análisis que hacés de la coyuntura económica? ¿Cómo está la construcción? ¿Han bajado las ventas? ¿En qué porcentaje?

– Yo te digo lo que percibo personalmente. Yo percibo que hay una sensación térmica y una realidad. O sea, se habla de que las ventas bajaron el 40 por ciento, el 50 por ciento… Pero cuando uno va a los números de fin de mes, te hablo como maderero, en los mostradores todavía no se reflejó esa caída que tuvo la provincia de Misiones. O sea, la ola no llegó a Buenos Aires. Y en el caso nuestro como Maderera Llavallol, te puedo decir que nosotros vendemos varios artículos. La mayor caída de las ventas fue en las obras nuevas, que es encofrado y fenólicos. Ahí se notan menores ventas. Pero como nosotros vendemos pisos –donde llegamos a la obra cuando está concluida y faltan los detalles-, eso no cayó porque a las obras empezadas hay que terminarlas. Y nosotros, además, vendemos construcción en seco, donde proveemos yeso, perfilería metálica, cielorrasos desmontables. Esos productos todavía tienen dinamismo. Cuando se termina el encofrado se empiezan a hacer las paredes y se empiezan a hacer los pisos, donde no cae la facturación. Y como cuarto punto, nosotros somos distribuidores de placas de aglomerados. Este producto entra a la obra al final, con los placares y los muebles de cocina. Al no haber obra nueva y al estar terminando obras anteriormente iniciadas, esa parte se sigue facturando. Tiene caídas, pero no tan bruscas. Entonces, al ser una empresa que tiene varios rubros, no cae la facturación drásticamente.

– Nosotros habíamos conversado con grandes empresas de construcción y ellos nos decían que se estaban terminando las obras.

– Perfecto.

– Que hay pedidos de cotizaciones en Buenos Aires, pero todavía no se comenzó a trabajar en nuevas obras. Es la misma imagen que ustedes tiene.

– Sí, en eso coincido totalmente. Es decir, no hay obras nuevas. No hay mega-obras, digamos. Doña Rosa sigue construyendo o haciéndose el garaje o terminando el deck, o haciendo eso que no te sube mucho la facturación, pero sigue esa inercia. Yo considero que hay mayor crisis del periodismo, tanto sea escrito como de televisión, que la crisis de bolsillo. Porque el empleado sigue ganando lo mismo, sigue teniendo el trabajo que hay en el Gran Buenos Aires… Entonces, se retrajo para no gastar pero todavía no se vio la crisis personalmente en Buenos Aires. Sí la crisis de los aserradores en Misiones está muy difícil.

– Sí, pero esta situación también se puede dar por el vuelco de las grandes empresas al mercado interno. Me refiero a las muy vinculadas al mercado exportador.

– Afectó a ambas, porque la del mercado interno misionera –en realidad, uno habla de Misiones pero ya no es solamente Misiones, sino que tenemos que incorporar a Corrientes- está muy afectada en la producción. Porque al bajarle la exportación ahí sí hablamos de crisis mundial porque trabajan con exportaciones. Pero en Buenos Aires trabajan con una crisis nacional. No hubo una crisis nacional tan grande todavía. Y ojalá que no la tengamos para bien de todos los argentinos.

– Otra de las cosas que pudimos precisar, a nuestro entender, fue que en octubre y noviembre todo el mundo se asustó. Pero ya en febrero hubo empresas de hojas de sierra, por ejemplo, que no facturaron mal. Como que en febrero volvió a haber movimiento.

– Nosotros hemos perdido facturación importante en noviembre y en diciembre. Y será porque la crisis te agudiza el ingenio, empezamos a buscar otras cosas y fuimos levantando en enero y febrero. Y seguimos con ganas en marzo. Estamos aumentando la facturación mes a mes de vuelta para recomponernos respecto de enero del año pasado, que va a ser muy difícil. Pero no siguió cayendo la facturación. El pico grande lo tuvimos en noviembre y en diciembre, cuando se nos prendió la luz roja. Pero después en enero empezamos a levantar y en febrero también nos fue bien.

– ¿Esta visión es compartida con tus compañeros de CADAMDA?

– El que está afectado a la construcción solamente es el que más siente el impacto. Nosotros tenemos colegas que son muy fuertes en la venta de encofrados de madera y de andamios, que es el inicio de obra. Esa gente siente más el cimbronazo en estos casos. Son los primeros que caen, pero van a ser los primeros que arranquen. En una empresa como la nuestra, que es mixta, en la que vendemos inicio de obra y final de obra lo que se nos cae en el inicio de obra lo amortiguamos con el final de obra: pisos y decks, cielorrasos, placas de yeso, melamina para placares y cocina.

– ¿Hay cheques de vuelta? ¿Volvieron los problemas con la cadena de pagos?

– Ése es un punto donde también tenemos dos sensaciones. Una que, al empezar a caer los cheques de vuelta, no queremos caer en la crisis de 2001 y paramos nuestra propia venta. Aumentaron bastante los cheques sin fondos. Y por otro lado, no se presionan ventas y se dejaron de hacer algunas operaciones porque tenemos miedo de que vengan los cheques de vuelta. Y ése también es un problema de baja de facturación, porque tenemos miedo. Y así dejamos de facturar.

– ¿Cuándo empezó esta situación?

– En octubre. Y las grandes obras, vamos a ser realistas, vienen del Estado. Si las empresas constructoras que trabajan para el Estado sufren porque éste dejó de pagar, esas empresas están obligadas a no pagar y nos pasan el problema a nosotros. Y nosotros somos los que sufrimos. Entonces nos asustamos y no queremos venderle a nadie.

– ¿Cómo ves la situación en este inicio de año? ¿Cómo pensás que pueden desarrollarse los próximos meses?

– Yo soy muy positivo. A pesar de todo yo soy muy positivo, por eso te hablo de dos crisis, de sensación térmica y de realidad. La real para mí es de un 20 por ciento (de caída de ventas) y la sensación térmica es de como un 50 por ciento. Porque con el que hablás te habla de crisis, porque ve que se cae la Bolsa… ¿Y qué tiene que ver la Bolsa con que Doña Rosa no compre el deck? No tiene nada que ver. Entonces se mezcla todo en este abanico y decimos: “La crisis”.

– Sí, la prensa le está dando mucha manija a la crisis.

– Claro, pero es una crisis internacional que puede afectar al productor directo, pero no me va a afectar a mi empleado que me va a ir a comprar un litro de leche o dos cuadernos. A ese tipo lo que le puede llegar a faltar es un sueldo más alto (enfatiza). Pero no le va a importar la caída de la Bolsa de Estados Unidos, ni que se caiga AIG o que el Citibank se venda a otro grupo. Me parece que es más importante ver los sueldos de nuestra gente para que consuma más. Es un problema local que tenemos que solucionar. Si nos prendemos en la crisis externa vamos a hablar todo el día y no producimos. Nosotros tenemos que producir. Como presidente de empresa tengo que darle ánimo a nuestra gente. No le podemos instalarle una crisis y sembrarle el terror porque el tipo se suicida.

Foto: Desarrollo Forestal.

Más información en Desarrollo Forestal impreso de marzo (Año XVIII, número 173).

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