Poner en valor el espacio fue la consigna en PH Tomborini, en el barrio porteño de Núñez

ph tomborini en núñez
Piso de pinotea y uso de peteribí para cocina y revestimientos.

Ph Tomborini en núñez: Todo Madera trabajó en base a la publicación “Madera extrema. Obras contemporáneas de arquitectura argentina”, que editó la firma Cetol en 2018. Las fotografías son de Federico Kulekdjian. Se utilizó en PH Tomborini madera maciza de peteribí para placards, mesadas y marcos, y como enchapado de terminación para los paneles planos.

PH Tomborini es una obra terminada en 2014 cuyos autores son los arquitectos Matías Beccar Varela y Ariana Werber. Fueron colaboradores Paula Yastremiz y Luis Besteiro (en carpintería de madera).

La superficie de la Propiedad Horizontal es de 60 metros cuadrados, a los que se agregaron 50 metros cuadrados con la obra de ampliación.

Todo Madera difunde a continuación la memoria descriptiva de la obra y luego una entrevista a los arquitectos.

El antiguo PH se encuentra ubicado en el barrio de Núñez. Al conocerlo, los dos ambientes en planta baja se encontraban prácticamente inutilizables: humedad, encierro y penumbras, incluso al mediodía. Una cocina diminuta y un baño precario. El patio, cerrado por una techumbre liviana.

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Una pieza de madera articula la cocina y el acceso a la escalera, liberando el uso del espacio que tiene, además, expansión al patio interno a través de un ventanal corredizo.

La intervención decidió conservar la caja muraria original intacta. Los tabiques internos y los agregados fueron demolidos. Con el interior vacío, la centenaria losa de bovedilla fue descubierta y sostenida por una única columna central y una gran viga reticulada de 8,66 metros de largo, de sección suficiente como para dejar sin interrupciones la comunicación del interior con el exterior.

Resuelta la estructura, el resto de la casa prácticamente se diseñó a sí misma. Un espacio de estar en planta baja, con una cocina incorporada, un toilette y un lavadero. Una nueva escalera interior comunica con la vieja terraza que ahora tiene dos dormitorios y un baño, con la posibilidad de transformarse en un dormitorio en suite.

Como forma de mantener vivo el recuerdo de la vieja construcción, la bovedilla se dejó a la vista, al igual que la totalidad de la caja muraria que envuelve la planta baja, con sus ladrillos vistos pintados de blanco.

Una línea a la altura de dinteles divide en dos el gran espacio, y de ella se toma la pieza de madera que en un único gesto resuelve cocina, toilette y lavadero, el arranque de la escalera y el espacio de guardado. De esta forma, incluso los locales cerrados reciben luz natural de forma cenital, mediante cielorrasos vidriados que dan al gran espacio general.

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La escalera interior fue un agregado que comunica planta baja con la vieja terraza, en la que se construyeron dos dormitorios y un baño.

En el caso de este PH de 60 metros cuadrados, la fortaleza de lo que logró ser rescatado es lo que permite el agregado de otros 50 metros cuadrados adicionales sin perjuicios estructurales.

La casa Tomborini, mediante dos o tres gestos básicos pero decisivos, apostó a transformar el potente material heredado en una espacialidad abierta y luminosa, lista para recibir nuevos modos de vida y durar, con algo de suerte, por lo menos otros cien años.

Entrevista

– ¿Por qué eligieron trabajar con madera maciza? Resalte por favor, particularidades de haber trabajado con petiribí.

– La madera maciza nos da la posibilidad de trabajar como se hacía antes: elementos estructurales longilíneos, hojas batientes, pivotantes o corredizas para puertas y ventanas, terminaciones de muebles como cantoneras redondeadas o manijones de diseño específico para puertas de placards y cajones. El peteribí, en este caso, fue elegido por su excelente comportamiento en un clima húmedo como el local y su resistencia en el paso del tiempo, que es excelente para una madera relativamente liviana y poco dura. Su color oscuro y su tonalidad sobria eran justo lo que buscábamos para contrastar con la funcionalidad abierta de la planta baja de Tomborini.

– ¿Cómo resultó la experiencia de trabajar con proveedores de madera? ¿Les resultó difícil conseguir los distintos productos para realizar la obra?

– La madera, en nuestro caso, siempre es provista por los carpinteros, quienes se encargan de elegir las buenas tiradas y asegurar que su estacionamiento sea correcto.

ph tomborini en núñez
PH Tomborini es una obra terminada en 2014 cuyos autores son los arquitectos Matías Beccar Varela y Ariana Werber.

– ¿Tuvo en estudio la posibilidad de realizar otras construcciones de madera posteriormente?

– Hicimos en conjunto varias obras que incluyeron siempre mucha madera, como: la Casa Vlady, la Casa Bosch y la Casa Orlando. Luego, cada uno por su lado, hemos hecho obras con distintos elementos de este material, entre las que puedo destacar la Casa Guevara con una lucarna-estructura resuelta en postes de guayubira y aventanamientos emplacados y parasoles removibles en maderas semi-duras y blandas de distintos tipos.

– Una consulta sobre los tiempos constructivos, ¿en qué medida los materiales para construir en seco, acortaron los tiempos de construcción? ¿Cuánto demoró la obra?

– En el caso de Tamborini los tiempos fueron exactamente iguales a los de cualquier otra obra.

– Describa algún aspecto de esta obra o del proceso constructivo que desee resaltar.

– La construcción en madera es el futuro. El pasado y el futuro. En nuestro país, no existe una gran tradición en este tipo de construcciones, pero todo indica que se irá volviendo una de las tipologías constructivas fundamentales. La madera es el material renovable por excelencia. La huella de carbono para su producción es de las más bajas entre los materiales para la construcción, es biodegradable. Y, por si fuera poco, la forestación ayuda a mantener a raya los niveles de dióxido de carbono y el consiguiente calentamiento global. Son todos temas que se están instalando como paradigma, tanto en la agenda del sector como en la de la política.

Detalles de madera

La madera protagonista en todo el “artefacto” de planta baja es el peteribí, en sus dos versiones: como madera maciza para listones estructurales, estructura de los placards, mesadas y marcos de las puertas, etc.; y como enchapado de terminación para los paneles planos, como puertas y fondos de placards. El piso de pinotea recuperada cierra el juego de contrastes entre lo moderno y lo antiguo de este proyecto.

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Fotos: Federico Kulekdjian.

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