La Bienal Internacional de Arquitectura de Buenos Aires 2017, uno de los eventos más importantes de la región, pionera de las Bienales de Latinoamérica y reconocida dentro de la trilogía más relevante, junto con la de Venecia y San Pablo, celebró su edición número XVI del 9 al 20 de octubre reuniendo a lo más destacado de la arquitectura internacional contemporánea en la ciudad capital de Argentina. Los ejes centrales fueron sustentabilidad, creatividad y participación social.
La edición número XVI de la Bienal Internacional de Arquitectura de Buenos Aires contó una vez más, con destacados oradores internacionales que disertaron durante una semana reuniendo a profesionales del sector. La sede de este año, (luego de una década realizándose en el Centro Cultural Recoleta) fue la Usina del Arte, espacio cultural y sede de la Subsecretaría de Gestión Cultural, a cargo de Viviana Cantoni y el Ministerio de Cultura de la Ciudad. De esta forma, se extendió en amplitud logrando más espacio expositivo, más participantes y más asistentes.
Además también hubo actividades paralelas que se extendieron hacia toda la ciudad, tomando a la arquitectura como un hecho cultural participativo de interés para toda la sociedad.
“Esta nueva edición, nos motiva a ser diferentes; luego de cerrar el ciclo de más de 10 años en que la Bienal se realizó en el Centro Cultural Recoleta, nos toca hoy ser pioneros y acompañar a la ciudad en el desarrollo de la zona sur, en el Distrito de las Artes, cuyos símbolos emblemáticos son el Riachuelo, las areneras, y esa cultura esencial de la Boca de la mano de la inmigración, especialmente italiana,” dice Carlos Salaberry, director del Comité de la Bienal.
Dentro de La Bienal y como cada año, hubo actividades variadas: muestras, exposiciones, debates, películas, eventos multimedia y un ciclo de actividades paralelas. Todo Madera realizó una selección de los proyectos destacados relacionados con la madera.
Conferencias magistrales lideradas por Bjarke Ingels
Como corazón de la Bienal, las charlas magistrales contaron con la elite del diseño a nivel mundial y los valores emergentes. “Acompañamos cada momento, y quienes participaron en ediciones anteriores, mostraron su arquitectura con la libertad de quienes saben que están en el momento justo y en el lugar adecuado” afirma el arquitecto Salaberry.
Sin dudas la charla más esperada fue la de Bjarke Ingels quien disertó como cierre de la primera jornada con auditorio lleno (más de 900 personas) y agradeció que lo hayan distinguido como Ciudadano Ilustre de la ciudad de Buenos Aires. El arquitecto danés mundialmente reconocido hizo un repaso por la mayoría de sus obras, explicando desde la construcción de un gimnasio con gran impronta de madera, hasta un prototipo de barrio pensado para Marte.
Exposiciones destacadas relativas a la madera
Entre muchas otras muestras, tuvo lugar la “Exposición Nido de la Cultura: Maquetas realizadas dentro del taller El Nido de La Cultura”, dictado por Josep Ferrando en el mes de marzo, cuyo objetivo fue proyectar instalaciones de madera que sirvan de equipamiento cultural para el Paseo de la Costa de Vicente López, que ya se encuentra construido e inaugurado.
El arquitecto Ferrando explicó a Todo madera que el proyecto tiene una visión cultural y social que quedará como legado al Paseo de la Costa de Vicente López: “es un pabellón cultural, de ahí el nombre “Nido de la cultura”. Un ágora cultural construida de forma concéntrica mediante cuatro escaleras iguales que rotan respecto su centro y elevan el punto de vista del espectador hacia el horizonte del río. Un laberinto de escaleras que constantemente cambian la relación visual con la ciudad y el paisaje, construyendo en su interior un nido de madera para la difusión de la cultura.
El uso de la madera tuvo también como objetivo la idea de promover el uso de la madera en la construcción: sus cualidades técnicas y sus cualidades de confortabilidad”. Se espera que sea muy visitado por vecinos y turistas y se convierta en la atracción principal del paseo.
Hello Wood también tuvo su propio espacio dentro de La Bienal, se trata de un Festival de Arquitectura y Diseño, que llegó por primera vez a la Argentina en marzo de 2017 con un distintivo programa creativo, profesional y social. El evento busca enseñar a pensar con las manos y a aprender a través de la experiencia y tiene su origen en Hungría en 2010 como un campamento de arquitectura, arte y diseño que ha crecido hasta convertirse en un programa único y reconocido a nivel mundial. Se propone el acercamiento de los estudiantes a la construcción en madera, e integra diversos campos de la arquitectura, el diseño y la ciencia; construye comunidad y fomenta talento.
Barcelona Ciudad Invitada
Una exposición, un ciclo de conferencias y un programa académico, organizados por el Ayuntamiento de Barcelona y el Institut Ramon Llull, fueron el centro de la participación de Barcelona.
El hilo conductor de la exposición y las conferencias que la capital catalana expuso en Buenos Aires, así como el programa académico que acompañó a estas acciones, fue “Barcelona, arquitecturas de una ciudad”, en concordancia con el proyecto “Barcelona Arquitectura, Ciudad Patrimonio” que está desarrollando el Ayuntamiento de Barcelona para poner en valor la arquitectura y el patrimonio de la ciudad. La participación catalana abordó el concepto de patrimonio, que va más allá de la protección histórica y tiene por objeto destacar el indudable valor que la arquitectura, el espacio público y el paisaje urbano suponen para la sociedad.
La parte expositiva reunió una selección de cinco proyectos para ejemplificar las sintonías y las complicidades que se generan a partir de la interacción de la arquitectura y el arquitecto con la ciudadanía. La cooperativa de viviendas La Borda, el conjunto de equipamientos de Fort Pienc, la restauración del Turó de la Rovira, la rehabilitación de la fábrica Fabra i Coats y las viviendas para personas mayores de Torre Júlia, todos proyectos que tienen en común la economía de recursos y una sensibilidad particular frente a los materiales y usos colectivos.
La propuesta focalizó la relación entre arquitectura y movimientos sociales, concretamente con el asociacionismo y el cooperativismo, relación habitualmente invisible en la tradicional promoción de la arquitectura, centrada en destacar las singularidades de los edificios y los arquitectos como creadores personalistas. El discurso expositivo estuvo apuntado a un perfil de arquitecto que desea transformar las realidades sociales y urbanas, conjuntamente con otros colectivos, y pone en cuestión la arquitectura como encargo y como servicio, para comprenderla como máxima producción cultural, entendiendo la ciudad como bien común. La muestra también visualiza la apropiación de los usuarios, que a menudo fomentaron las principales transformaciones de la ciudad, centrándose en el espacio público y en su dimensión política.
Zoom sobre la cooperativa de vivienda La Borda
Dentro de los proyectos presentados en el espacio de Barcelona, La Borda consta de un diseño abierto, participativo, con mínimo impacto ecológico, y será uno de los mayores edificios construidos en madera en Barcelona.
Realizado por los arquitectos de la cooperativa “La Col”: Arnau Andrés, Eliseu Arrufat, Ari Artigas, Carles Baiges, Anna Clemente, Lali Daví, Cristina Gamboa, Ernest Garriga, Mirko Gegundez, Laura Lluch, Lluc Hernàndez, Pol Massoni, Jordi Miró y Núria Vila, La Borda nació en el contexto de movilizaciones de Can Batlló, un barrio catalán, como una cooperativa de barrio dirigida a promover la vivienda en régimen de cesión de uso. Para la cooperativa de arquitectos La Col, la participación de los usuarios reales de La Borda en todo el proceso, diseño, materialización y uso fue esencial. La Col y La Borda se compenetraron al máximo en un laboratorio de transformación social y vecinal. La visión de ambas cooperativas fue la de incentivar la vida comunitaria y un sistema constructivo sostenible, apostando por la madera como material y un dispositivo medioambiental que funcionó como invernadero, aportando calor en invierno. En verano el sobrecalentamiento se evita evacuando el calor como una chimenea por una ventilación superior. El proyecto se financió mediante la economía solidaria, la banca ética y aportaciones de entidades y personas individuales.
Fuente e imágenes: La Bienal Arquitectura.