(Buenos Aires, 22 de diciembre de 2009). El proyecto consistió en el desarrollo de una vivienda de bajo costo en Colina Región Metropolitana, de Santiago de Chile. La casa fue construida por los arquitectos Jorge García y Daniel Rojos para el empresario Cristian Biehl. Los arquitectos diseñaron en seis metros de ancho por 18 metros de largo un hogar multifuncional y atractivo. Ver galería de imágenes.
La belleza de esta original construcción, de sólo 70 m2 cubiertos que llegan a 100 m2 contando las terrazas, consiste en la combinación entre elementos contemporáneos con un cierto gusto a campo. "Acá no se escucha ningún ruido, se escucha la naturaleza, la vegetación", aseguró Biehl al suplemento eh! del periódico el Río Negro.
La propuesta consideró un volumen regular muy simple, con un módulo constructivo adecuado a su material principal (pino impregnado y pino natural). Con esto, no sólo se pretendió bajar costos, sino también estandarizar el detalle, mejorando las terminaciones y la nitidez del resultado constructivo.
En este sentido, uno de los principales retos fue el ajustado presupuesto para conseguir una construcción contemporánea y moderna. La interesante arquitectura se estructura a partir de una plataforma con módulos de madera de 3 por 3 metros, que da como resultado las medidas totales de 6 metros de ancho por 18 de largo. Estas fueron escogidas para ajustarse al bajo presupuesto requerido y rendir en un corto tiempo de construcción. De todas maneras, ese diseño modular concede la forma ortogonal de la vivienda que permite disfrutar el paisaje y del sol desde todos los rincones.
Los arquitectos aportaron todo su saber, y de ahí surgieron diversos componentes: "El esquema de la casa es una caja cerrada de un lado, y pensando que hace mucho calor en el verano, rescatamos el alero de casa colonial del otro lado", explicó García al mismo medio.
A partir de esa atractiva y simple caja se organizan los espacios, poniendo énfasis en el estar integrado a la cocina y comedor en un gran espacio común que genera un interesante ambiente. Luego siguen las dos alcobas y dos baños, siempre manteniendo el alero, para dar sombra y permitir que los ambientes se amplíen hacia el exterior. La ayuda de pilares contribuye a una función estructural.
Dichos pilotes responden también a las demandas de costos y funciones al elevar la casa evitando el contacto con roedores comunes en esta área campestre.
Los techos guardan asimismo este concepto de fusionar estilos vanguardista con referentes más bucólicos: Para darle un toque de diseño, el techo se despliega en una hoja ligeramente inclinada de policarbonato blanco que se divide en celdas por donde atraviesa la luz, mejorando el sistema de evacuación de aguas lluvias y generando una amplia entrada del sol. Este techo, se ve complementado por el alero continuo, que fue recubierto con cañas de colihues, atenuando la luz cuando se está en la terraza.
Dentro del mismo contexto de lo natural y de bajo presupuesto, el sol de la tarde que pega contra uno de los costados de la casa se ataja con una especie de pantallas corredizas colgadas desde el cielo, fabricadas del mismo colihue, situándose dentro de un sentido más bio que el generalizado blackout eléctrico.
A largo plazo, cuando la vegetación crezca, los árboles y el pasto estén adaptados, la huerta tome vigor y la piscina esté instalada se espera que la casa vaya tomando más carácter con un tono austral, aireado y natural.