Modos de habitar el espacio doméstico: el mobiliario y su relación con la casa hoy

El mobiliario y la casa
All I Own House materializa el interior de la casa de Yolanda a través de sus objetos personales. Pero estos objetos, como Yolanda, no están nunca quietos. Se mueven con ella y la acompañan a lo largo de su día a día.

El mobiliario y la casa: La arquitecta María José Verón* afirma en este artículo: “Conocer los modos de vida no es sólo tema de estudio de sociólogos, psicólogos, antropólogos, sino que nos atañe a los arquitectos de modo directo para utilizarlo como una variable más en la práctica proyectual”.

Habitar es un gerundio.

La transformación de la unidad familiar evidencia la progresiva sustitución de la idea clásica de convivencia-comunión de comportamientos, por la de una cohabitación – contrato (o relación) abierto- susceptible de favorecer la independencia tanto de las acciones y de los comportamientos como de necesidades diversas y cambiantes. La significación, pues, de los individuos por encima de los clanes (Morales, 2000, p.263).

Conocer los modos de vida no es sólo tema de estudio de sociólogos, psicólogos, antropólogos, sino que nos atañe a los arquitectos de modo directo para utilizarlo como una variable más en la práctica proyectual.

Es un insumo directo donde el mundo real ingresa para participar activamente.

Habitar la arquitectura hoy es permitir la creación de mundos para el sujeto de este tiempo, construyéndolos a partir de un pensamiento arquitectónico reflexivo.

Cambios en formas de vivir

Es importante reconocer que los núcleos de familias tradicionales se amplían y mutan en múltiples y diversos modos de conformarse. Nos encontramos cada vez menos con familias conformadas por un padre que trabaja fuera de la casa para mantener un hogar con esposa e hijos, para dar lugar a familias que pueden ser ensambladas, parejas homosexuales, familias con menos niños, familias donde los rituales propios de encuentro o aislamiento toman otras características: a ellos debemos dar respuesta.

 El mobiliario y la casa
A media mañana Yolanda se ha citado con un cliente. Los libros se muestran ahora orgullosos, la gran pizarra se prepara para la reunión.

Se deberá bucear en los comportamientos hasta reconocer prácticas, valores, costumbres, hábitos, sin dejar de lado los deseos, los sueños, los imaginarios.

Si las familias ya no están ligadas a la idea de permanencia debiéramos introducir el carácter de temporalidad y flexibilidad, de inacabado, en la construcción doméstica: esto lo posibilitará el mobiliario.

Se reconoce que los esquemas a los que estábamos habituados (living/cocina /comedor más dormitorios/baños) se caen, se desvanecen, así como las prefiguraciones que se tenían de ellos.

En este contexto pensar cómo dar respuesta a las nuevas formas de vivir implica reconocer claramente el momento y las consecuencias en el habitar.

Y, más aún, en el soporte físico que será el escenario de este habitante. Cómo construir lugar en estos tiempos fluidos es el desafío, es un ensayo permanente.

Pensar y ejercitar el hacer una arquitectura de sentido, más que una de espectáculo, es un objetivo.

La casa debe tener flexibilidad suficiente para adaptarse y dar respuesta a usos diurnos y nocturnos, a usos en días feriados o de fines de semana.

Como expresa el ensayo de Montey y Fuerte, “la gente, las personas que habitan los edificios, siguen siendo, en el fondo, los grandes olvidados en la arquitectura residencial. Sin embargo, una casa es una vivienda más la gente que la habita y los objetos que guarda” (Montey y Fuerte, 2001, p. 14).

Se enmarca la mirada a los modos de habitar, desde una perspectiva sociológica, en la modernidad liquida.

Zygmunt Bauman introduce el concepto de “mundo líquido” para definir el actual momento de la historia en el que las realidades sólidas se han desvanecido dando paso a un mundo más precario, provisional, ansioso de novedades, con frecuencia, agotador.

Un mundo que ha sabido explicar como pocos. Según Bauman, modernidad significa modernización obsesiva, adictiva, compulsiva. Modernización significa no aceptar las cosas como son, sino cambiarlas en algo que consideramos es mejor.

 El mobiliario y la casa
A través de un cuidadoso diseño, con el uso de un sencillo sistema de guías industriales, se organiza todo el espacio servidor de la casa. Se hace mediante tres contenedores de madera OSB suspendidos, móviles y transformables.

Lo modernizamos todo, tomamos las reglas, las relaciones, los objetos y tratamos de modernizarlos. No viven demasiado tiempo. Eso es el mundo líquido. Nada encuentra una forma definida que dure mucho tiempo.

Se reconoce una preocupación en la vida social e individual acerca de cómo prevenir que las cosas se queden fijas, que sean tan sólidas que no puedan cambiar en el futuro.

Estamos acostumbrados a un tiempo veloz, seguros de que las cosas no van a durar mucho, de que van a aparecer nuevas oportunidades que van a devaluar las existentes. Y sucede en todos los aspectos de la vida.

Y eso que es así con los objetos materiales funciona igual con las relaciones con la gente y con la propia relación que tenemos con nosotros mismos, cómo nos evaluamos, qué imagen tenemos de nuestra persona, qué ambición permitimos nos guíe.

Todo cambia de un momento a otro, somos conscientes de que somos cambiables y por lo tanto tenemos miedo de fijar algo para siempre. Los cambios van y vienen. Mucha gente está hoy convencida de que ya hay alternativas a esta liquidez, pero que son invisibles porque aún están muy dispersas.

Repensar la vivienda

La vivienda es una de las pieles o capas que envuelven a cada persona, es el lugar donde -solos o acompañados- se desarrollan al menos algunas funciones básicas: descansar, aseo, comer, beber, trabajar, estudiar, relacionarse, entretenerse, y morir.

La vivienda hoy debería ser objeto de reflexión, considerando los cambios producidos en los últimos cien años en la sociedad (se toma como punto de inflexión la exposición de París de 1926).

La casa, la construcción de la habitación, no es tanto una metáfora como el sujeto mismo de la filosofía existencial.

En ella podría desplegarse un auténtico habitar, la plenitud del ser, pera la casa no es un marco inocente, sino el reflejo de nuestros conflictos: el lugar tanto de lo íntimo como lo inhóspito, un espacio de alienación que vela o esconde un desarraigo, una incapacidad para el pleno despliegue del ser –ahí. (Ábalos, 2019, p.47).

La casa como un laberinto topológico, un microcosmos de multiplicidades que la mira como un todo, y esto trasladado al territorio de los muebles y objetos que colonizan estos espacios.

El mobiliario y la casa: Evolución del mueble

El mobiliario ha evolucionado paralelamente con la arquitectura. Se reconoce como un banco de pruebas permanente para nuevos materiales y tecnologías.

 El mobiliario y la casa
Este espacio puede ser totalmente reorganizado en unos segundos. Permite, en sus distintas combinaciones con el espacio servido, adaptar toda la casa según necesidades concretas de uso del espacio en cada momento.

Esto se verifica como en ninguna otra época en la primera mitad del siglo XX, a partir de los maestros del movimiento moderno (particularmente en un momento que va de 1925 a 1937).

El mueble es un objeto que posee valor histórico, ya que es reflejo de una época y de sucesivas capas que le tocó vivir.

Posee valor social, como producto de la actividad humana que actúa como eslabón de las manifestaciones culturales que se reflejan en los modos de vida del hombre a lo largo de su historia.

Tiene también valor artístico, ya que no sólo se aprecia de un mueble el sustrato natural de los materiales, sino también la aportación del sujeto que lo diseña y construye, el corazón del artesano o precisión de la máquina

Y cuenta con valor simbólico, porque actúa como objeto comunicativo dentro de un contexto histórico y social determinado.

Casi ningun@ de los grandes maestr@s de la historia resistió la tentación de diseñar muebles, mobiliarios o equipos.

Casi como una obsesión circular que lleva a dibujar una y otra vez nuevas prótesis que nos sirvan para inter-actuar con el medio. Se puede descubrir una forma de trabajo sobre el espacio habitable que se ha considerado tradicionalmente efímero, casi despreciable.

Esta forma de habitar por medio de elementos que son fácilmente cambiables, esconde una complejidad real: y es que la arquitectura habitada por ese mobiliario se transforma, le imprime carácter, permite su significante ocupación diaria.

Del mismo modo que el mueble deja en nosotros sus huellas tras el uso, la arquitectura absorbe el tono con que se ha habitado.

Equipamiento y espacios flexibles

El equipamiento será el posibilitante y cualificante de situaciones espaciales flexibles adecuadas a los modos de habitar contemporáneos en el espacio doméstico.

En función de esto, es un objetivo comprender la problemática y generar herramientas que permitan lograr viviendas más flexibles que se adapten a los modos de habitar contemporáneos a través del equipamiento doméstico.

El mobiliario de la casa sin tabiques ni divisiones merece una consideración especial.

 El mobiliario y la casa
Yolanda se muda a la casa que antes perteneció a su abuela, en el norte de Madrid. La casa, de una planta, es pequeña, pero tiene un enorme jardín en la parte de atrás.

En estos espacios, los muebles juegan un papel esencial al no estar apoyados por nada, y acaban por sustituir el papel de los tabiques (Fuertes y Monteys, 2001, p. 66).

El estudio de las nuevas unidades de familia, a través de encuestas y revisión de Censos Nacionales, será una herramienta para verificar cómo están constituidas, o dónde hay problemática en la vivienda y su flexibilidad.

Algunos conceptos, vigentes aún, fueron exhibidos en la Exposición Internacional de Artes Decorativas y de Industrias Modernas (Paris, 1925).

Charlotte Perriand presenta una cocina parecida a un pequeño laboratorio comunicada al comedor. Es un adelanto de lo que desarrollaría posteriormente en la Unidad de habitación de Marsella.

Se intentaba optimizar la casa, convertirla en un lugar más eficiente, ideas que se presentaban como revolucionarias en el contexto europeo.

Grete Schutte-Lihotzky diseñaba la “Franfurter Kuche” destinada a la mujer moderna, en espacio caracterizado por la economía del gesto, con intención de facilitar el trabajo y permitirle liberarse de las tareas domésticas para facilitar su inmersión en el mercado laboral.

Walter Gropius investiga en paralelo la evolución de la estructura familiar, el significado de familia.

Aborda temas como la externalización del estímulo intelectual, el nomadismo de los individuos, la desaparición de la servidumbre doméstica, y el abandono de las actividades domésticas por la mujer, con todos los conflictos existenciales que traía aparejados.

Cambian las formas de vida sin encontrar respuesta oficial: la vivienda se sigue identificando a la familia, tenemos muchas viviendas tipo para pocas familias tipo.

Si las familias, ya no están ligadas a la idea de permanencia debiéramos introducir el carácter de temporalidad y flexibilidad, de inacabado en la construcción doméstica.

Se trata más que de la aparición de un perfil específico, más que de un nuevo sujeto, de la aparición simultánea de un conjunto de pautas sociales que tienen de común denominador el rechazo del modelo tradicional de la familia como referencia vital.

A ellos se deberá dar respuesta a través de una casa flexible, con menos muros y más muebles que permitan que el espacio se adapte en función de las solicitudes de sus habitantes.

* María José Verón (arq.mariajoseveron@gmail.com) es arquitecta y docente de la Universidad Nacional de Córdoba.

Leer: Diseño, interiorismo y arquitectura en la primera edición de Córdoba Muestra

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