La papelera Massuh, que tiene 850 empleados a los que ya aplica un régimen de suspensiones, le pidió al Gobierno ayuda económica para enfrentar las dificultades que generan la crisis financiera internacional y la desaceleración de la actividad local. Así lo indicaron al matutino La Nación fuentes oficiales y de la propia empresa, que precisaron que el viernes 3 de abril habrá una reunión para tratar de avanzar en algún mecanismo de asistencia a esta importante firma.
"Hay una situación financiera que se complicó y, por lo tanto, se solicitó ayuda para que la empresa no tuviera dificultades mayores", sostuvo una fuente del grupo empresarial. El directivo admitió que ya hay un régimen de suspensiones para los trabajadores de la firma. Por esta razón, el Gobierno decidió atender el pedido de la empresa, que tiene una historia de cuatro décadas, y está integrada por una firma madre y empresas vinculadas que operan "en el campo específico de la celulosa y el papel", según su página en Internet.
Al encuentro, que se realizará en el Ministerio de Trabajo, que dirige Carlos Tomada, también fueron convocados la ministra de la Producción, Débora Giorgi, y la conducción del Banco Nación, que encabeza Mercedes Marcó del Pont.
Aunque las fuentes oficiales no quisieron adelantar ninguna propuesta ("primero queremos escuchar el diagnóstico por parte de los propios empresarios", aclararon), cabe recordar que hay un mecanismo que Trabajo ya tiene en marcha, que es el subsidio para salarios de empleados de empresas en problemas.
El Programa de Recuperación Productiva de la cartera laboral consiste en depositar parte del salario en la cuenta individual del trabajador, a cambio de un compromiso de la empresa de mantener su plantilla de trabajadores o mitigar las suspensiones, según cada caso. El ejemplo más emblemático ha sido el de Paraná Metal, la metalúrgica en la que trabajan 1200 empleados, 900 en forma permanente y 300 de empresas contratistas.
La intendencia de Quilmes, donde Massuh tiene una de sus plantas, también comenzó a realizar contactos para evitar un conflicto social a gran escala, debido a que esa fábrica emplea a más de 400 personas. En una carta dirigida a la Bolsa de Comercio a fines de octubre de 2008, la empresa dejaba en claro las dificultades para financiarse, en sintonía con el resto de la industria local. "A nadie es ajeno que la situación financiera internacional atraviesa la crisis más profunda de los últimos 75 años, crisis que, a partir de la globalización de los mercados, es, asimismo, inédita en cuanto a su repercusión e imprevisible en cuanto a su desarrollo", indicó el vicepresidente, en ejercicio de la presidencia, Daniel Moulia.
Esa situación global, que repercutió "en el mercado financiero local" y, en particular, "en nuestro caso, la falta de liquidez en momentos de necesidades crecientes para financiar un mayor nivel de actividad desarrollada en los últimos dos meses provocó desfases en los cobros y en los pagos, que se encuentran en proceso de ajuste para adaptarlos a esta nueva coyuntura". El actual presidente del grupo, Héctor Massuh, es, además, un dirigente representativo de la Unión Industrial Argentina (UIA).