*Por Ing. Fernando Dalla Tea
“Si bien es muy variable, se podría generalizar que al momento de cosecha el número de árboles que conforman el volumen comercializado no supera en promedio las 700 plantas/ha y el resto son individuos dominados de diámetros muy finos. La pregunta es si estamos manejando la plantación para generar los productos que nos pide hoy y que nos pedirá en el futuro el mercado”, plantea Dalla Tea, quien es subgerente de Operaciones de Masisa Argentina.
La producción forestal en la cuenca del río Uruguay tiene como destino principal la obtención de madera aserrable para el mercado interno, consumida tanto en productos en verde (encofrados, pallet, cajones, etc.) como remanufacturas de madera seca (machimbre, pisos, aberturas, deck, etc.).
Ésta es una característica de nuestra región que la diferencia marcadamente de otros países productores de eucalipto como Brasil, Uruguay, Sudáfrica y países europeos donde el eucalipto se planta principalmente para celulosa.
En las décadas del 70 y 80 se forestó con subsidios del Estado que promocionaban la producción de madera pulpable para celulosa. Se incentivaban altas densidades de plantación con lo que se forestaron importantes zonas de Mesopotamia con esquemas de 2,5 x 2,5 metros e incluso más densos, buscando alta producción de volumen y sin importar los diámetros individuales al momento de cosecha.
La falta de industrias de la época generó un mercado de sobreoferta de madera y precios los que no superaban los US$ 10/ton.
A fines de los 80 surge la exportación de madera pulpable a Europa y esto permite consumir una buena proporción de esa sobreoferta. En esos años se exportaron más de 4 millones de metros cúbicos de madera lo que sirve para equilibrar el mercado y mejorar los precios del productor.
A partir de la década del 90, se dan varias condiciones para que vaya mejorando la comercialización de madera de eucalipto. Se difunden las bondades de la semilla mejorada sudafricana, de alta producción y con mejora en calidad, menor rajado y alta productividad.
Se empieza a plantar con densidades más bajas y distancias de 3×3 metros y también 4×2,50 metros. En el Manual de Productores de Eucalipto que publica el INTA en esa época se considera “bajas densidades de plantación” las que no superaban las 1.111 plantas/ha.
La información generada por inventarios de plantaciones de semilla con esas bajas densidades revela que, con la edad, aumenta significativamente el porcentaje de individuos dominados que no aportan volumen en la cosecha.
Estos porcentajes van del 25% a más del 35%. Una parte de estos individuos dominados corresponden a arboles de genética inferior pero también se encuentran árboles que pierden la “carrera inicial” y son dominados por sus vecinos.
Si bien es muy variable, se podría generalizar que al momento de cosecha el número de árboles que conforman el volumen comercializado no supera en promedio las 700 plantas/ha y el resto son individuos dominados de diámetros muy finos.
Mercados y precios
Existe una gran variación de precios entre los productos aserrables y pulpables y éstos a su vez son muy influenciados por la distancia a mercados. En zona de Concordia los rollizos aserrables >25 cm dejan el doble o más de margen que los aserrables finos <18 cm (a precios de INTA, US$ 20/ton vs US$ 8/ton) y en el sur de Corrientes por efecto del flete, el margen es hasta 4 veces mayor (US$ 16/ton vs US$ 4/ton).
Debemos tener en cuenta que los precios actuales están impactados negativamente por la devaluación y la retracción del mercado interno y que la brecha entre aserrables puede ser mucho mayor. Los precios de la madera pulpable, por otro lado, dejan hoy un margen mínimo por el gran impacto que tiene la logística.
Desde hace muchos años que no hay dudas que el objetivo de producción debe estar orientado a maximizar el volumen aserrable y con una tendencia creciente a generar madera de calidad. La pregunta entonces es si estamos manejando la plantación para generar los productos que nos pide hoy y que nos pedirá en el futuro el mercado.
Promoción forestal
La promoción forestal discrimina valores de costos por regiones, por especies y por densidades de plantación. En las resoluciones de costos de años anteriores se llegaba a considerar hasta 1666 pl/ha para pino, pero hoy se ha reducido y el valor máximo de referencia es de 950 pl/ha a más.
Asimismo, años atrás se aceptaba como densidad mínima para el reintegro a las 800 pl/ha y hoy se aceptan plantaciones desde 600 pl/ha. En la última resolución se definieron los costos (ver Cuadro Nº1 adjunto):
– Si se forestan en la región entre 600 y 699 árboles por hectárea el costo por hectárea se fijó $31.475 y el incentivo económico no reintegrable (80 por ciento) es de $25.180 por hectárea;
– Si se forestan en la región entre 700 y 949 árboles por hectárea el costo por hectárea se fijó $33.719 y el incentivo económico no reintegrable (80 por ciento) es de $26.975 por hectárea;
– Si se forestan en la región 950 árboles por hectárea o más el costo por hectárea se fijó $37.740 y el incentivo económico no reintegrable (80 por ciento) es de $30.192 por hectárea.
A los efectos de este trabajo redefiniremos las densidades bajas a las menores a 700 pl/ha y altas a las que superan las 950 plantas/ha. El diferencial de reintegro entre los rangos de densidad alta y baja es mayor al sólo costo de los plantines y, por lo tanto, parece seguir teniendo un incentivo a plantar más.
Hay que reconocer, sin embargo, que con el tiempo el régimen de promoción ha ido evolucionando hacia densidades menores como parámetro de referencia y criterio de aceptación/rechazo de un emprendimiento (Flores, comunic. personal). En resumen, la promoción se ha adaptado a las necesidades del mercado pero queda por ver si ha sido suficiente.
Densidades actuales (más de 1.000 plantas/ha) vs bajas densidades
Las nuevas plantaciones se siguen plantando con más de 1.000 árboles/ha utilizando distanciamientos de 3×3 metros o 4×2 metros o 4×2,5 metros. Podemos simplificar al efecto de este trabajo que, con estas densidades, se llega al momento de cosecha con unos 700 árboles maderables o más (Densidad de plantas a cosecha, DAC).
Estas densidades altas tienen la desventaja de mayores costos de establecimiento y de manejo, y también mayores costos de cosecha. Plantar a altas densidades va a requerir más tiempo y/o más costo porque van a ser necesarios raleos tempranos para lograr esos diámetros en un turno de 10 a 12 años.
Plantar a bajas densidades nos permite DAC más bajos sin necesidad de costosos raleos intermedios. Sólo requiere establecer el límite inferior para no perder productividad y hacer un buen aprovechamiento del sitio. También requiere adecuar los controles de malezas por el mayor tiempo que puede tomar la plantación para cubrir el suelo y también cambiará el régimen de poda, pero estos temas los dejamos para una próxima nota.
Densidades en función de los sitios y el turno de corta
En el negocio forestal debemos producir madera de valor en el menor tiempo y al menor costo. Por el tipo de industria de aserrado y de remanufactura que tenemos en la región, la madera de mayor valor será la que tenga de 25 a 35 cm de diámetro. Con el tipo de maquinaria existente en la mayoría de los aserraderos, trabajar con madera más gruesa provoca fuerte caída en la productividad.
Para encontrar la densidad óptima al momento de cosecha debemos tener claro el objetivo de producción. Si partimos del objetivo de producir madera aserrable de calidad para el mercado interno y definimos un árbol ideal de 30 cm de diámetro, podemos estimar la densidad que requiere cada sitio para cada turno de corta.
Así en un sitio de crecimiento anual de 35 m3/ha/año y con una DAC promedio de 700 plantas/ha, se requerirán 19 años para alcanzar ese diámetro de 30 cm. Para acortar turnos, necesariamente se requieren densidades mucho más bajas: 442 árboles para 12 años o 368 árboles para 10 años. Si, por el contrario, plantamos a mayor densidad y sólo podemos llegar a esa DAC con raleos intermedios, el turno va a tener que extenderse todavía más para lograr los diámetros objetivos (ver Cuadro Nº2 adjunto).
Si reducimos nuestro diámetro objetivo y nos conformamos con lograr un árbol medio de 25 cm de DAP, entonces podremos lograrlo con una DAC de 700 pl/ha en un turno de 13 años. Nuevamente, para acortar este turno necesitaremos menores densidades.
Conclusiones:
Actualmente no tenemos plantaciones que generen madera de calidad (diámetro objetivo=30 cm) en turnos cortos y tampoco estamos manejando las nuevas plantaciones para lograrla en el futuro. Para eso tenemos que:
1- Promover la plantación de bosques de calidad, revisando las densidades de plantación que venimos recomendando y reduciendo significativamente las mismas;
2- Cuanto mayor sea el diámetro objetivo, menor debe ser la densidad inicial y/o mayor la duración de la rotación y/o será necesario la aplicación de raleos intermedios. Si aceptamos que la demanda regional busca diámetros objetivos de 30 cm, las densidades al momento de cosecha deben reducirse fuertemente respecto a las actuales;
3- En sitios de menor crecimiento o para bajar edad de turno, la densidad debe ser menor;
4- El régimen de promoción debe revisar la discriminación de densidades y costos que tiene actualmente e incentivar plantaciones de menos árboles y de más calidad. Con clones podría existir un solo valor de reintegro para la densidad baja y con plantas de semilla, mantener las categorías baja y media y dejar de incentivar las altas densidades.
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* El ingeniero Fernando Dalla Tea (@FER_DATE) es subgerente de Operaciones de Masisa Argentina.
Fotos y cuadros: Fernando Dalla Tea.