Incendios en el Amazonas: causas y cuál será el daño ambiental

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El Amazonas es el bosque tropical más grande del planeta. Abarca siete millones de kilómetros cuadrados y comprende nueve países.

Los expertos que investigan medioambiente en Brasil afirmaron que el fuego no estaba controlado, al cierre de esta edición.

Dijeron también que se registraron en lo que va de 2019 unos 73.000 focos, y que el gobierno de Bolsonaro niega la realidad. Nueve países están directamente involucrados en el padecimiento del daño. Fuente: Página/12.

Especialistas en medio ambiente revelaron la gravedad que representan los incendios forestales en el Amazonas. “La reducción de los bosques es muy preocupante. Estamos perdiendo un reservorio de humedad que cumple con un rol fundamental en la regulación del régimen de precipitaciones y su variabilidad en la región. Todos nuestros países sentirán los cambios, estamos comprometiendo el futuro de nuestros hijos y nietos”, dijo Pedro Silva Dias, profesor e investigador de la Universidad de San Pablo. «Nuestras autoridades se niegan a ver esta realidad».

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La quema y la deforestación de la selva disminuyen el caudal de los “ríos voladores” –flujos aéreos masivos de agua en forma de vapor– responsables de gran parte de las lluvias que se generan en el continente.

En el mismo sentido, José Marengo, meteorólogo y coordinador general de investigación y desarrollo del Centro Nacional de Monitoreo y Alerta de Desastres Naturales (Brasil), sostuvo que “los fuegos están fuera de control, se convirtieron en un problema cultural. Las acciones ambientales de Bolsonaro siguen la agenda de Trump. El odio que tiene el presidente hacia los científicos y las ONGs ambientalistas es profundo. Culpan a estas organizaciones de colocar el fuego en la selva, el Ministro de Medioambiente vive a la defensiva”.

La causa de los incendios

El Amazonas es el bosque tropical más grande del planeta (abarca siete millones de kilómetros cuadrados y comprende nueve países) y cuenta con unos 400.000 millones de árboles de los tamaños y tipos más variados.

El “pulmón del mundo” está prendido fuego y la mala noticia es que el gobierno de Brasil intensifica su asfixia al ignorar las problemáticas ambientales. Bolsonaro redujo en un 95% el presupuesto de acciones destinadas a combatir el cambio climático y, según el Instituto Nacional de Investigaciones Espaciales (INPE, por sus siglas en portugués), ya son 73.000 los focos de quema registrados en lo que va de 2019.

Literalmente, el Amazonas arde y la deforestación amenaza con ser la peor de la historia. ¿Por qué? Desde comienzos de su gestión, los grandes terratenientes cuentan con el visto bueno del mandatario para quemar regiones boscosas y barrer con la biodiversidad presente.

Cinco estados han experimentado un incremento notable en sus incendios: Mato Grosso del Sur (260%), Rondonia (198%), Pará (188%), Acre (176%) y Río de Janeiro (176%). En estos momentos, el corredor se extiende por varias regiones del país (Medio Oeste, Sudeste y Sur) que declararon su situación de emergencia por alerta ambiental y avanza a ritmo sostenido sobre Argentina, Uruguay, Perú y Bolivia.

El impacto ambiental

La quema y la deforestación de la selva disminuyen el caudal de los “ríos voladores” –flujos aéreos masivos de agua en forma de vapor– responsables de gran parte de las lluvias que se generan en el continente.

“En San Pablo llovió agua negra porque los vientos llevaron todo ese humo hacia nuestra ciudad. Esto provoca graves inconvenientes de polución y obstrucciones respiratorias en la población. Es muy fuerte ver a las autoridades cómo dan la espalda y tildan a los científicos de sensacionalistas”, cuenta Marengo.

En esta línea, también se ve afectado el papel que el bosque desempeña en relación al ciclo hidrológico.

“Parte de la lluvia se genera por humedad transportada desde el Océano Atlántico y confluye con la evapotranspiración de los bosques. Entonces, cuando llueve en la región, los ríos voladores arrastran esa humedad de la Amazonía hacia el sur. Si toda la flora desaparece y las temperaturas aumentan, se podría producir una crisis hídrica implacable”, alerta el especialista.

El 25% de la superficie de América

Es la mayor floresta tropical del mundo y representa poco más de la mitad del bosque húmedo que existe en el planeta, que junto con las plantas marinas es clave para la generación de oxígeno.

Se extiende sobre 7,4 millones de kilómetros cuadrados, que son equivalentes al 5% de la superficie total de la Tierra y a casi el 25% del continente americano. Un 60% de ese territorio está en suelo brasileño.

Ocho países y un organismo inoperante frente a las crisis

La Amazonía es compartida por Brasil, Bolivia, Colombia, Ecuador, Guayana, Perú, Surinam y Venezuela.

Esos ochos países son miembros de la Organización del Tratado de Cooperación Amazónica (OTCA), organismo intergubernamental fundado en 1995 sobre la base de acuerdos firmados en 1978.

Aunque promociona diversos planes de cooperación y protección del medioambiente, la OTCA ha perdido fuerza con los años y se muestra inoperante ante crisis como las desatadas ahora por los incendios.

Las mayores reservas de agua dulce del planeta

La región atesora casi el 20% de las reservas de agua dulce del planeta, un recurso que, según la ONU, puede ser motivo de «guerras» durante el Siglo XXI.

Según la Unesco, el planeta puede tener un déficit hídrico del 40% en 2030 si no cambia el actual modelo de consumo y preservación.

Parte de esa riqueza está en el río Amazonas, declarado en 2011 como una de las «maravillas naturales» del planeta, que es el más caudaloso y largo del mundo, nace en los Andes peruanos y desemboca en el océano Atlántico tras un recorrido de unos 7.000 kilómetros.

Descarga 220.000 metros cúbicos por segundo y transporta más agua que los ríos Missouri-Mississippi, Nilo y Yangtsé juntos. Su ciclo hidrológico alimenta un complejo sistema de acuíferos y aguas subterráneas, que puede abarcar un área de casi cuatro millones de kilómetros cuadrados entre Brasil, Bolivia, Colombia, Ecuador, Perú y Venezuela, según la OTCA.

Sin embargo, muchos de los ríos de la región están contaminados.

La OTCA calcula que, en los últimos 50 años, sobre el río Amazonas y sus afluentes se han vertido unas 1.300 toneladas de mercurio, usado en la minería ilegal, que Bolsonaro pretende regularizar.

Biodiversidad única en el planeta

El bioma amazónico contiene unas 30.000 especies de plantas vasculares, muchas de ellas con enormes calidades alimenticias y medicinales.

Según la OTCA, alberga también 2,5 millones de especies de insectos, 2.500 especies de peces, más de 1.500 especies de aves, 550 especies de reptiles y 500 especies de mamíferos.

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Un jaguar adulto encima de un árbol en la reserva de desarrollo sostenible de Mamiraua en Uarini, estado de Amazonas.

34 millones de habitantes

La Amazonía es una región virtualmente despoblada, pero aun así en ella viven 34 millones de personas, de las cuales un 60% está concentrada en polos urbanos, como la ciudad brasileña de Manaus, que tiene dos millones de habitantes.

420 tribus indígenas y 86 lenguas

De acuerdo a datos de la OTCA, en la Amazonía viven unos tres millones de indígenas, distribuidos en 420 tribus que hablan 86 lenguas diferentes y 650 dialectos.

En Brasil, los indígenas ocupan 600 reservas que en total abarcan 109,6 millones de hectáreas, equivalentes al 13% del territorio nacional.

El Gobierno de Bolsonaro ha dicho que no creará nuevas tierras indígenas, que en su mayoría constituyen zonas de reserva ambiental y cuyos habitantes han denunciado que se sienten amenazados por las políticas del líder de la ultraderecha.

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Un bosque en llamas durante la “Operación Ola Verde” para combatir la tala ilegal en la sureña región del estado de Amazonas.

Más del 20% destruido por la acción del hombre

Según cálculos de organizaciones ecologistas, cerca del 20% de la Amazonía ha sido destruida durante los últimos 50 años por la acción depredadora del hombre, que ha avanzado sobre la selva para expandir fronteras agrícolas o explotar riquezas minerales.

En Brasil, ese proceso se ha acelerado desde la llegada al poder de Bolsonaro, quien está decidido a abrir la Amazonía para empresas privadas en los sectores de minería, agricultura y turismo, entre otros.

Fuente y fotos: Página/12.

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