(Buenos Aires, 8 de mayo de 2012). La Defensoría del Pueblo de la Nación cuestionó la legislación cordobesa de bosques nativos por considerar que no se ajusta a las pautas mínimas fijadas en el orden nacional. "El análisis de la Ley 9.814 nos permite concluir que Córdoba permite actividades ganaderas dentro de sus bosques valiosos", dice el documento firmado por Horacio Esber, director de Derechos Sociales del órgano nacional. Las estadísticas oficiales señalan que la provincia de Córdoba ha perdido cerca del 90 por ciento de su cobertura boscosa: de las 12 millones de hectáreas originales sólo quedaban, en 2004, 1,3 millones de bosques primarios y secundarios (SAyDS 2004).
El Ordenamiento Territorial de Bosques Nativos en Córdoba (OTBN) fue aprobado por Ley 9.814 en agosto de 2010, dos años más tarde que se venciera el plazo fijado por la legislación nacional. En el informe, la Defensoría da cuenta del estado en que se encuentran los bosques de la provincia y de las escasas garantías que la Ley 9.814 ofrece para su conservación a mediano y largo plazo.
Las estadísticas oficiales señalan que la provincia de Córdoba ha perdido cerca del 90 por ciento de su cobertura boscosa: de las 12 millones de hectáreas originales sólo quedaban, en 2004, 1,3 millones de bosques primarios y secundarios (SAyDS 2004).
El informe fue elaborado por la Defensoría del Pueblo a pedido de la UNC, cuya rectora, Carolina Scotto, lo presentó en la primera sesión ordinaria del año del Consejo Superior de la casa de estudios. El informe, requerido para analizar si la UNC cuestiona judicialmente la ley, destaca que la norma en cuestión "supedita la protección del bosque al hallazgo de nuevas fuentes de agua, luego de lo cual podría desmontarse para la siembra de cultivos".
Informe especial sobre la situación de la ley provincial de ordenamiento territorial de bosques nativos de la provincia de Córdoba (Ley 9.814)
El desarrollo productivo, la agricultura, la ganadería, la manufactura, la construcción de grandes obras y la provisión de servicios no son incompatibles con la sustentabilidad del ambiente. El desarrollo sustentable, aquel que se realiza en forma ambientalmente adecuada, no sólo es posible sino necesario. Cada vez se reconoce más la importancia de los bosques en la lucha contra la pobreza, además del rol que cumplen en la protección del ambiente. Sin embargo, según FAO el ritmo del desmonte y la degradación forestal siguen siendo alarmantes y han dejado de ser patrimonio del Hemisferio Norte (como lo fue en los últimos tres siglos) para concentrarse fuertemente en el Hemisferio Sur. De hecho INTA y la Secretaría de Ambiente y Desarrollo Sustentable de la Nación estiman que
Argentina ha perdido cerca del 70 por ciento de sus bosques desde 1935 hasta el presente. Actualmente, según estimaciones oficiales, se desmontan 250.000 hectáreas anuales de bosque nativo, lo que conduce a que la tasa de deforestación de la Argentina resulte seis veces más alta que el promedio mundial.
La degradación del bosque nativo sufrida en el país a partir de fines del siglo XIX responde a una compleja trama de causales económicas, sociales, político–institucionales y tecnológicas. La necesidad de incorporar tierras a la producción agropecuaria, sumada al incremento de la presión sobre los recursos naturales verificada a partir de la industrialización, los incendios forestales –intencionales o no- y las políticas de promoción de bosques implantados y desarrollo productivo mal aplicadas, son algunos de los factores que explican esta depredación. En los últimos años, la pérdida de bosques nativos ha alcanzado niveles tan críticos que la Argentina fue declarada como “país en estado de emergencia forestal” por el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente.
En líneas generales, se estima que los bosques nativos son sistemas altamente productivos que, traducido a términos económicos, proveen beneficios que han sido estimados en US$ 2.000 por hectárea por año. Entre ellos se destacan la regulación del clima (y más localmente, la retención de los suelos y de la humedad ambiente), la amortiguación de disturbios, el control de la erosión de los suelos, la regulación hídrica, la producción de maderas y otras materias primas, el tratamiento de residuos y el ciclo de nutrientes, así como valores recreativos y estéticos que, con el reciente impulso del turismo “ecológico” o “de naturaleza” exceden la influencia meramente local.
En Argentina, el Parque Chaqueño y el Espinal, en el norte y centro del territorio, concentran más de la mitad de la masa boscosa del país y registran la mayor dinámica de cambio de cobertura de la tierra.
La Ley 26.331, de Presupuestos Mínimos de Protección Ambiental de los Bosques Nativos, sancionada a fines de 2007, estableció que las provincias debían realizar un Ordenamiento Territorial de Bosque Nativo (OTBN) en el plazo máximo de un año, mediante un proceso participativo, y que este ordenamiento debía ser aprobado por ley para poder acceder a los fondos para el enriquecimiento y conservación de los bosques.
Ver informe completo en la edición impresa de Desarrollo Forestal, abril.