Torre londinense Stadthaus es el edificio de madera más alto del mundo

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(Buenos Aires, 28 de marzo de 2016). La ciudad de Londres acoge el edificio residencial de madera más alto del mundo: se trata de la torre Stadthaus. Con nueve pisos que alcanzan 30 metros de altura y con 29 apartamentos, esta construcción se erige como evidencia de que es posible y viable fabricar estructuras de altura con madera maciza laminada y, al mismo tiempo, cumplir los estándares de una edificación tradicional.

Diseñado por la firma Waugh Thistleton Architects, está construido para reducir el impacto ambiental de su estructura. En el esfuerzo de construir edificios que reducen nuestro impacto en el planeta se ve como esencial no solamente considerar el uso de energía necesaria en la vida del edificio, sino también la energía utilizada en producirlo.

Hace algunos años, la firma ha estado investigando el uso de madera en estructuras sólidas y viviendas para reemplazar el tradicional uso del hormigón y el acero. En comparación, la producción del hormigón y de acero son procesos que requieren de un intenso uso de energía que libera gran cantidad de dióxido de carbono a la atmósfera.

La estructura de 30 metros de altura y ciento por ciento reciclable, es un buen ejemplo de las posibilidades que ofrece la madera para el diseño y la construcción; con este material se pueden concebir proyectos exigentes, económicamente competitivos y en muy poco tiempo.

El proyecto, cuya inversión ascendió a 5,5 millones de dólares, ha sido financiado por la Metropolitan Housing Trust, una fundación benéfica cuyo objetivo es crear y comercializar viviendas asequibles para familias con ingresos bajos o moderados.

El edificio consta de una primera planta de concreto construida con materiales tradicionales, sobre la que se montaron ocho pisos de madera laminada. La estructura cuenta con tres plantas de apartamentos familiares que tienen vista a la parte trasera del edificio, y cinco plantas superiores de apartamentos y oficinas de mayor precio. El diseño es similar a un panal de abejas porque cada lámina de madera está posicionada cumpliendo un patrón simétrico entorno a un núcleo central, en el cual una gran cruz de madera maciza laminada soporta la mayor carga, y que además, tiene una densidad superior a la de cualquier edificio de madera. El edificio distribuye eficientemente las cargas, además de ser muy seguro y sólido; tanto así que, en caso de problemas, las placas pueden ser retiradas individualmente, remplazadas o agregadas, bien sea por su deterioro, vandalismo o fuego. Esta flexibilidad permite plantas versátiles, lo que resulta muy interesante para el propietario, quien puede personalizar los espacios al interior de su vivienda.

Los paneles de madera laminada, proporcionados por la firma KLH, con sede en Austria, disponen del certificado europeo PEFC, que garantiza que la materia prima utilizada proviene de una explotación forestal ecológica, económica y socialmente responsable. El ensamble fue realizado por seis personas que montaron las ocho plantas de madera en 27 días y completaron todo el edificio en 49 semanas.

La madera fue tratada y aislada para la protección contra la humedad y la putrefacción. Las placas exteriores se cubrieron con una capa de aislante térmico, para que tanto en invierno como en verano se lograran las mejores condiciones en lo que respecta a conservar la temperatura y mantener los apartamentos frescos.

Por otro lado, para mejorar el rendimiento acústico y la resistencia al fuego, los paneles fueron recubiertos con lana mineral, un aislante térmico industrial de alta resistencia, que hace las veces de barrera al paso del calor y el ruido, e impide que, a su vez, estos salgan. También, entre los paneles, se ubicaron espacios vacíos que proveen un núcleo para atrapar y eliminar variables acústicas y equilibrar la temperatura en épocas calurosa o de frío.

A raíz de los prejuicios asociados a los edificios de altura hechos con madera, los diseñadores del Stadthaus consideraron que no era suficiente fabricar una estructura firme y resistente, sino que también debían ocultar los acabados naturales de la madera para hacer evidente la impresión de solidez y generar confianza en el usuario. Por esta razón, todas las paredes interiores se recubrieron de una capa de yeso que simula los acabados convencionales de una construcción de concreto moderna. Por su parte, los más de 5.000 paneles de madera laminada que cubren la fachada, fueron pintados de color blanco, gris y negro.

Imágenes: Will Pryce.

Fuente: Yealfred Matheus para EcoSiglos (difundido por clipping de noticias Curí).

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