Prefabricación en madera no implica estar reñido con lo sustentable y de calidad, como lo demuestra este artículo difundido por Madera 21 de Chile.
Construcciones terminadas en pocos días, reducción de costos en el mantenimiento y el nulo desperdicio de material.
Son algunos de los beneficios que entrega este procedimiento.
Una alternativa que, en vista del escenario tras la pandemia, se alza como una exitosa estrategia de rentabilidad por parte de la industria y una excelente alternativa para los que buscan eficiencia y adaptabilidad.
Ante los tiempos que corren, pareciera que todo lo que no es inmediato se mirara con cierto recelo.
Y no porque no se quiera esperar, sino que, simplemente, porque el tiempo ha cobrado un valor demasiado alto.
Escenario actual
De hecho, la hiperconexión e instantaneidad del mundo, han contribuido para concebir el actual escenario.
Uno que tras la realidad del Covid-19 volvió a cambiar un poco las reglas del juego y nos enseñó.
En síntesis, que la presencialidad ya no es un factor primordial a la hora trabajar y convivir.
Llevando el actual contexto al rubro constructivo, surge la pregunta: ¿es posible poder edificar algo en muy poco tiempo y que, a la vez, sea de calidad, eficiente, sustentable y pueda entregar diversas alternativas de diseño?
La respuesta es sí, pues el uso de material prefabricado –en este caso, la madera- proporciona al desarrollador un proyecto económico sostenible y eficaz.
Se puede realizar la obra en el menor lapso posible, reducir el mantenimiento y evitar el desperdicio de material.
Para aquello, debe existir un proceso constructivo definido, que respete el planteamiento arquitectónico e integre todas las instalaciones de la estructura.
Al contar con una planificación clara y concisa, se estandariza el proceso de construcción y se reduce el tiempo de montaje en el sitio.
Además, el entorno controlado en el que se fabrican los componentes, produce material preciso y de alta calidad, los cuales se clasifican, se cargan en camiones y se llevan directo para su ensamblaje.
Diseño flexible
Además del valor del tiempo, otro de los rasgos que se pueden apreciar ante la demanda de construcciones prefabricadas es la adaptación.
Dicho de otra manera, el cliente busca que el inmueble tenga la capacidad de acomodarse a las necesidades requeridas, principalmente por temas de estilo, espacio, clima y distribución.
Por ejemplo, hay empresas que cuentan con un equipo técnico de profesionales que se dedican a la creación de toda clase de diseños, siempre flexibles a los cambios que el comprador necesite.
Algunas tienen hasta más de 20 modelos diferentes, acordes a los distintos climas y asegurando una vida útil de varias décadas.
Deteniéndonos en el ítem climático, es importante recalcar que la madera, debido a su porosidad, posee una baja conductividad térmica, lo que la convierte en un excelente aislante.
Es justamente por esta razón que el material puede satisfacer los requerimientos de aislación incluso en zonas extremas.
Las cavidades presentes en su estructura celular le permiten aislar el calor hasta seis veces más que el ladrillo, 15 veces más que el hormigón y 400 veces más que el acero.
Fuente y foto: Escrito por Felipe De la Cerda para Madera 21 de Chile.