Este conjunto de tres viviendas apareadas de diseño contemporáneo es un buen ejemplo de empleo del material madera en un sitio en donde tiene una importante tradición de uso como material de construcción, pero que pretende no caer en folklorismos. Se utilizó madera de pino Oregón para construir los armazones estructurales y las placas rigidizadoras empleadas fueron en OSB.
Ubicada en una calle residencial de baja densidad del barrio del Once, a unos 400 metros del boulevard principal de la Villa, este pequeño conjunto de viviendas no desentona dentro de su contexto pero a su vez se destaca. Sus formas simples y principalmente la ausencia de aleros (típicos de la zona) le dan un aspecto contundente.
En toda la envolvente predominan los opacos por sobre las transparencias, por lo que la elección de un sistema de trama cerrada (o sistema de bastidores como solemos llamarle) fue una elección natural.
La palabra de los autores
Dicen sus autores: “Uno de los desafíos que presentaba la construcción del proyecto era concebir el casco enteramente en madera, cerramientos, terminaciones y estructura. La elección de la madera se debió a varios factores: por ser un material biodegradable, por ser propio de la zona y por tener a nuestra disposición madera de ciprés proveniente de un desmonte en la zona. Además permitía considerar sistemas de construcción en seco”.
Es interesante destacar que una de las premisas en la elección del material fue su cualidad de biodegradable. Son indudables las excelentes propiedades ambientales que presenta este material. Además de biodegradable podríamos sumar, renovable y de la zona.
“Se usó madera de pino Oregón para los elementos estructurales (armazones). Esta es una madera de rápido crecimiento y además procede de cultivos locales de la zona del Bolsón. Para el revestimiento exterior se usó la madera de ciprés que habíamos estacionado. Las placas rigidizadoras son de OSB.”
Una tradicional trama de madera que conforma la envolvente estructural más el empleo de placas como elementos de rigidización frente a los empujes laterales generados por el viento.
Los muros, un sistema de capas
Los muros de las viviendas están formados por una serie de capas, cada una de ellas con una función específica.
De afuera hacia adentro: revestimiento exterior con tablas de madera de ciprés de 1”x3″ con tapajuntas, también en ciprés de 1”x2”.
Este revestimiento se fija sobre listones horizontales de 1 ½”x2″, fijados a su vez sobre clavaderas de ½”x2”. Esto permite dejar un espacio por donde pueda correr el agua en caso que atraviese las tablas y además permite la ventilación de la fachada.
Luego encontramos una capa aisladora formada por una suerte de tela plástica que no deja pasar el agua pero deja pasar el aire, permitiendo respirar al muro. La misma se fija sobre una placa de OSB de 15mm de espesor que, como decíamos antes, es el elemento de rigidización de todo el sistema.
Esta se fija sobre un bastidor de madera de 2×4 de pino Oregón. Entre los parantes del bastidor se coloca la aislación térmica de lana de vidrio de 75mm.
Esto genera una aislación 4 veces superior a la de un tradicional muro de mampostería de ladrillos comunes de 30 centímetros. En este sentido ésta es otra importante ventaja de la construcción en madera.
Al estar formada por una pared “hueca” permite llenarla con diversos materiales que cumples funciones variadas. En este caso la térmica que gracias a una fuerte aislación generará un menor consumo de energía y por consiguiente un cuidado del medio ambiente.
Es importante destacar que a pesar de su aspecto ligero y débil (como muchos piensan) un bastidor de madera con secciones de 2×4″ (45x90mm) es enormemente resistente. Los ensayos realizados en el INTI demuestran que un metro lineal de este bastidor con placa de 12mm resiste aproximadamente 10 toneladas a la compresión.
En otras palabras, un metro lineal de bastidor podría sostener entre 50 y 60 m2 de esta
construcción.
Hay que tener en cuenta que las construcciones en madera pesan entre 4 y 6 veces menos que una construcción en mampostería o de hormigón.
A diferencia de este tipo de construcciones, las cargas generadas por el peso propio del edificio son menores que las sobrecargas. Si sumamos esta ligereza (entre150 y 200 kg/m2) a su gran capacidad portante, vemos que nos encontramos frente a un sistema constructivo de enorme resistencia.
También es importante señalar que esta ligereza del peso de sus partes también contribuye al cuidado del medio ambiente.
Se produce una enorme disminución en el transporte de los materiales. Esto implica menor cantidad de vehículos llevando materiales que a su vez emiten gases del efecto invernadero. Principalmente, CO2.
Otro punto a favor del material madera. Bajo consumo de energía equivale a baja contaminación emitida a la atmósfera.
Fuente: maderadisegno, Revista Digital de Arquitectura en Madera (www.maderadisegno.com.ar).
