El cradle to cradle, que en español se puede traducir como “de la cuna a la cuna” propone que la forma en que se producen las cosas sea con un ciclo de vida íntegramente verde. Este movimiento surge en 2002 por parte del químico Michael Braungart y el arquitecto William McDonough, quienes volcaron el concepto en el libro “De la cuna a la cuna. Rediseñando la forma en que hacemos las cosas” (en inglés: Cradle to Cradle: Remaking the Way We Make Things), en él proponen una nueva forma de interpretar el ecologismo, la próxima Revolución Industrial.
Ver planos de edificios diseñados con la metodología cradle to cradle por a fundación Make it Right, liderada por Brad Pitt.
El libro encarna la filosofía de los autores ya que fue impreso en “papel” elaborado con resinas plásticas y sustancias inorgánicas, el cual es impermeable y sólido pero a la vez totalmente reciclable.
Partiendo de la base tradicional de la consigna principal del ecologismo: reducir, reutilizar, reciclar, los autores proponen un cambio de enfoque. Y alegan que reducir el impacto sobre el medioambiente provocaría una ralentización del mismo, pero tarde o temprano la humanidad llegaría al mismo final. Frente a esta situación plantean que lo mejor sería cortar a los problemas desde su misma raíz, es decir, en vez de reducir el consumo de energía, hay que centrarse en que desde el propio diseño y concepción de cualquier producto, estratégica o políticamente se tengan en cuenta todas las fases de los productos involucrados (extracción, procesamiento, utilización, reutilización, reciclaje, etc.) de manera que ni siquiera sean necesarios los gastos de energía, sino que el balance de gastos y aportes sea positivo.
Llevado a un ejemplo práctico esto implicaría que si un edificio gasta mucha energía con el aire acondicionado y la iluminación, en vez de, o mejor a la vez que, se optimiza el rendimiento de la maquinaria y la instalación de paneles fotovoltaicos, hay que concebir el edificio desde su inicio planteándose el aprovechamiento de la ventilación cruzada y de la iluminación natural, para no necesitar el gasto de energía que se produciría de otra forma. Incluso el edificio produciría más energía de la que consume (y ésta se podría usar para depurar el agua que pasa por él, etc).
Los conceptos clave de la filosofía «de la cuna a la cuna» son intuitivos y se basan en la imitación a la naturaleza, o más precisamente en la conexión con ella:
- La utilización de la energía solar que llega a la tierra, en lugar de la energía almacenada en materiales procesados en el interior del planeta durante milenios (combustibles fósiles).
- El cierre completo de los ciclos de materiales: en los ecosistemas del planeta, no existe la basura. Se deduce entonces que las sociedades pueden hacer lo mismo diseñando todos los productos de modo que los materiales se reciclen en el mismo uso, o bien se reciclen «hacia arriba», es decir que el siguiente uso tenga más valor que el actual. Un ejemplo de este tipo de reciclaje real (que es el usado en los bosques y selvas) son materiales compostables; al integrarse en el ciclo biológico de materiales, una camiseta o par de zapatos compostables se convertirían en árbol, animal o serían parte de los seres humanos, a través de la digestión de los materiales en compost y posterior fertilización de cultivos. El libro propone dos ciclos de materiales independientes: el ciclo biológico (alimentos) y el ciclo técnico (aparatos, vehículos y otros bienes que no pueden mezclarse con los alimentos).
- La celebración de la influencia humana en el planeta: mediante la llamada «gestión de la culpa», se generaliza la sensación de que sería mejor si no estuviéramos aquí, contaminando y extinguiendo especies diariamente. Sin embargo, desde este punto de vista es muy difícil ser creativo y verdaderamente positivo. Tratar de ser «menos malo» no es ser bueno. No obstante, ser bueno es posible, y también más emocionante. Existen tecnologías actuales que permiten el diseño de procesos y productos de tal modo que el consumo sea beneficioso para el planeta, como sucede en los ecosistemas desde el principio de los tiempos.
Certificación Cradle to Cradle (C2C)
La marca de certificación C2C es obra de William McDonough y su enfoque difiere del de los ecologistas tradicionales en la medida en que, en lugar de aspirar a que se reduzca el consumo, su finalidad es promover una nueva revolución industrial: la reinvención de procesos industriales que aporten soluciones saludables y crear una industria en la que “todo pueda reutilizarse, ya sea que el producto vuelva a la tierra en tanto que ‘nutriente biológico’ no tóxico o vuelva a la industria en tanto que ‘nutriente técnico’ que pueda ser reciclado una y otra vez”.
En definitiva, el objetivo es reestructurar la industria y la arquitectura utilizando como modelo el equilibrio de los ecosistemas naturales. Podría parecer una utopía pero ya existen empresas de la lista de 500 que publica la revista “Fortune” que han tenido la conciencia social suficiente como para empezar a colaborar con él.
Fuentes Wikipedia y OMPI, Organización mundial de la propiedad intelectual