En esta oportunidad, una vivienda con algunas particularidades. Tanto en la construcción como en la personal visión de la arquitectura de su joven autor, arquitecto Jorge Lobos. La ubicación exacta de Casa Caulín Alto es el Sector Caulín Alto de la ciudad trasandina de Ancud, en la Isla de Chiloé.
Vamos a conocer su ubicación. En la Isla de Chiloé, a unos aproximadamente 1.000 kilómetros, al sur de Santiago, la capital de Chile. Casi en la misma latitud que nuestra turística Península Valdés, en Chubut. Un clima con cierto rigor, de costa de mar.
El proyecto consiste en un sistema de tres viviendas unidas. La primera, para los padres; la segunda, para las visitas -donde se centra el encuentro social- y la tercera, para los hijos.
El terreno tiene un bosque de arrayanes de altísima calidad paisajística, por lo cual el proyecto se ubica en tomo a él, para que estos árboles constituyan el ingreso a las casas. Y de modo de permitir la vista libre de las mismas hacia el paisaje y al canal de Chacao, la puerta de entrada al mar interior de Chiloé.
En algunas imágenes del exterior veremos las particularidades constructivas de las que hablamos más arriba.
Los dueños de las casas querían que los troncos de los árboles fueran un material vital y constituyente del proyecto, por lo cual el diseñador optó por hacer lo que ellos deseaban, utilizando los troncos en varios lugares de las viviendas, y con distintas funciones.
Esta forma de plantear la idea arquitectónica, permitió usar los troncos de arrayanes como si fueran una continuidad del bosque dentro de la casa, y utilizar una buena parte de ellos en el funcionamiento estructural de la vivienda.
La fuerza de expresión que adquieren los troncos al utilizarlos en bruto (con todo y corteza), es realmente singular y particularmente bella.
Cada uno de los tres volúmenes comienza a desarrollarse de acuerdo a su particular naturaleza en forma completamente independiente y sólo se unen por razones de protección al clima y porque la función social está centrada en la casa del medio, adonde llegan las visitas.
Una caja de madera y vidrio parece querer contener al “bosque interior”. El siding que recubre la mayor parte de la superficie exterior de las viviendas es en tejuelas de alerce.
Éstas no tienen ningún tipo de protección superficial (el alerce tiene buenas propiedades naturales para esto) luciendo el característico color gris, de toda madera expuesta a la intemperie (Jorge Barroso lo llama “color muelle”).
Las diferentes tonalidades, que podemos apreciar en las imágenes, tienen que ver con la orientación y, por consiguiente, la exposición que tienen cada uno de los planos a la intemperie.
En aquellos frentes más protegidos la coloratura del alerce se hace más visible, y el gris se mezcla con un tenue rojizo amarronado.
Las tejuelas son realizadas a mano por un artesano, ya que por la forma en que deben ser cortadas del rollizo no pueden realizarse por medio mecánico – industrial.
Esto puede distinguirse en la imagen de primer plano, al verse claramente las pequeñas diferencias entre ellas.
Las carpinterías también son de alerce, pero mecanizadas, y muy sencillas. Pareciera haberlas realizado un carpintero. En realidad la mayoría de la superficie son paños fijos, apareciendo en ciertos lugares una puerta o una ventana, de dos hojas de abrir, para permitir la ventilación de los ambientes.
La modulación de los paños vidriados no sigue un ritmo, ni medidas estándar. Pero son visualmente agradables y armónicos, con la morfología general de las viviendas.
El piso al exterior es de piedra cancagua, en grandes piezas y de considerable espesor. Como se ve en la imagen anterior, están colocadas directamente sobre el mismo basamento de madera que separa la vivienda del suelo, sin la presencia de morteros u hormigones.
Podríamos decir más correctamente que están “apoyadas”. Sí, se han tomado las juntas con mortero entre las piezas.
La superficie de la vivienda de los padres es de 55 metros cuadrados con 7,2 metros cuadrados de terraza. La casa de visitas tiene 159,58 metros cuadrados y 4 metros cuadrados de terraza. Por último, la superficie de la vivienda de los hijos tiene 123,12 metros cuadrados con 36,12 metros cuadrados de terraza.
El total de superficie del complejo es de 350,2 metros cuadrados cubiertos, con 56,32 metros cuadrados de terrazas.
Para continuar con los números, el valor por metro cuadrado de las viviendas rondó los US$ 480.
Destaquemos la superficie de terrazas que tiene cada vivienda, y su mayor o menor superficie en función de la utilidad que le darán sus habitantes.
En una de las imágenes de interior podemos observar la función estructural de los troncos de arrayanes, y el contraste marcado entre su naturaleza y la prolijidad del plano del cielorraso.
Su condición natural de pilares con múltiples ramas superiores mejoran ostensiblemente los apoyos de las vigas que conforman la estructura del techo.
Es cierto que una viga de sección circular no es lo más adecuado en cuanto a la utilización estructural de un material sometido a flexión simple, pero en este caso particular no se “hicieron”, es su forma natural, y es esto lo que le da su encanto.
En el interior la presencia de madera, más allá de la estructura de troncos, es también importante.
Pisos y paredes en madera de tepa. Mecanizados y pulidos, como ya dijimos para acentuar el contraste con lo natural.
En ninguna de las imágenes interiores, a pesar de que “todo” es prácticamente madera a la vista, el material, no cansa, ni agobia.
Es cierto que el mobiliario, la decoración y sus colores contribuyen en buena medida.
Pero convengamos que la calidez del cobijo que nos da “nuestro” material es por caso inigualable.
Enamoramiento que le dicen, ¿no?
Fuente y fotos: maderadisegno, Revista Digital de Arquitectura en Madera (www.maderadisegno.com.ar).