La diseñadora esperancina Elisabet Arn* hace foco en este artículo en las posibilidades de generar negocios en la industria del mueble tras los cambios que generó la pandemia de COVID-19. Imperdible análisis.
“Estamos convencidos de que este momento es realmente estimulante desde el punto de vista del diseño”, afirmó la autora.
El mueble es uno de los sectores en el que los efectos de la pandemia han impactado de manera positiva en Argentina.
Pareciera ser que muchos factores se entrelazan para que este fenómeno se esté dando en nuestro país.
Hay aspectos vinculados a las necesidades de las personas en este momento histórico, como otros de orden macroeconómico.
Estudio ARN + SALUM
Nosotros desde el estudio de Diseño ARN + SALUM estamos convencidos de que este momento es realmente estimulante desde el punto de vista del diseño.
Es un momento bisagra donde algunos cambios que venían gestándose se aceleraron y otros comenzaron a aflorar: están surgiendo nuevos hábitos de vida, y eso traerá aparejado nuevos espacios y nuevos muebles.
De hecho, no es la primera vez que sucede que a una pandemia le siguen profundos cambios.
Arquitectura moderna
La arquitectura moderna caracterizada por grandes espacios sin ornamentación excesiva (donde se acumule polvo), ventanales enormes por donde ventilar y permitir la entrada de sol, interiores caracterizados por el blanco.
Junto a la mejora sanitaria de las ciudades nacieron en respuesta de una epidemia de tuberculosis que ocurrió a principios del siglo XX en buena parte de Europa y Estados Unidos.
El reconocido arquitecto y diseñador Le Corbusier, junto a Mis Van der Rohe y Alvar Alto, se inspiraron (en muchas de sus creaciones) en dar respuesta a una nueva forma de vida que asomaba.
Son nombres que forman parte de los libros de la historia moderna de la arquitectura y el diseño y lo hicieron cuando aún no existían medicamentos y/o vacuna para los enfermos.
En aquel momento, igual que ahora, los médicos recomendaban a sus pacientes aislarse, permanecer el máximo de tiempo posible al aire libre y al sol.
Y comenzaron a aparecer los primeros sanatorios y hospitales para tuberculosos, alejados de los centros urbanos y con un gran espacio al aire libre que permitía realizar el tratamiento sugerido.
Puntualmente, Le Corbusier estaba obsesionado con la enfermedad y su arquitectura refleja su interés por dar una respuesta: evitar el contagio y ayudar a las personas a transitar mejor la enfermedad.
Tanto es así, que en su propia casa instaló un lavamanos al lado de la puerta principal.
Le Corbusier comenzó a trabajar en 1922 junto a su primo Pierre Jeannert.
Y en 1927 decidieron sumar a su equipo a una arquitecta que venía “tomando vuelo”: Charlotte Perriand.
Juntos diseñaron la famosa Chaise Longue LC4, reproducida mundialmente e ícono del diseño moderno.
Chaise Longue
Esta chaise longue consta de una estructura curva de acero tubular, en cromo pulido que sustenta el asiento y el respaldo –con reposacabezas ajustable–, tapizados en cuero de vaca o pony.
Esta estructura descansa sobre un soporte en forma de H, también de acero con acabado negro mate, y lo hace sin fijación alguna, lo que le permite bascular hacia delante o hacia atrás para adoptar la inclinación deseada.
Este producto fue inspirado en los enfermos de tuberculosis que debían pasar mucho tiempo sentados al sol.
Y este mueble -o “máquina de descanso”, como lo denominó su creador- permitía mejorar la circulación de la sangre de las piernas.
Además, cada persona podía fijar la posición más cómoda de uso, en contraposición a las rígidas estructuras de las clásicas chaise longue de la época.
Actualmente es un diseño que se replicó en todo el mundo, pero la empresa italiana Cassina (cassina.com) lo comercializa a unos 2300 euros, con certificado de autenticidad.
Largo aislamiento
Hoy los hogares del mundo, pero sobre todos los argentinos, están pasando por un largo aislamiento, y las personas poco a poco van adquiriendo nuevos hábitos de vida.
Para muchos trabajar desde la casa era una opción impensada y desde hace meses vienen desarrollándose en el ambiente hogareño.
Se mueven desde el estar al dormitorio, o el comedor, en busca de espacios que se adecúen más a sus necesidades tanto de aislamiento sonoro como visivo.
Otro paisaje inimaginado hace pocos meses es el de los niños escolarizados en la casa.
Ellos necesitan no sólo atención, espacio y conectividad para realizar sus actividades escolares.
Precisan también un entorno adecuado para desarrollar actividades recreativas, juegos, actividad física que les permita un desarrollo sano e integral durante este período.
Claramente en muchos casos esos espacios no existen dentro de la casa, por ello hoy los muebles “compactos” o, como dicen en Italia, “salvaespacios”, son los ideales.
La razón es que liberan espacios que pueden ser destinados al estudio o la recreación de los más pequeños, fuera de las áreas comunes de la casa.
Tecnología
Los adultos se apegaron a las herramientas tecnológicas para disfrutar de películas, reuniones virtuales con amigos y familia, realizar las compras, etc.
Por eso los muebles que permitan cargar dispositivos o integrarlos de forma estética al ambiente, tendrán un plus de valor que irá creciendo.
Hoy la higiene tanto personal como de la casa, y de los alimentos, pasó a tener un lugar central.
Todo lo que pueda mejorar, optimizar o resolver esta labor también será de mucha ayuda. Por ejemplo, superficies de muebles que puedan ser desinfectadas sin sufrir deterioros.
Comida casera
La comida casera tomó la delantera: muchas cocinas estaban más preparadas para ser vistas que para ser usadas, y en otros casos, eran pequeños espacios donde se calentaba comida comprada o se cocinaba una vez por día (con los niños almorzando en el colegio y los padres fuera de casa).
Hoy es un lugar de “alto tránsito”, donde es necesario almacenar y “producir alimentos seguros”; de pronto, muchos nos damos cuenta de lo incómodo o mal pensado que esté el espacio.
En algunas partes del mundo, debido a las temperaturas extremas las viviendas disponen de un espacio al ingreso a la casa donde dejar abrigos, calzados para la nieve, bolsos, etc.
Ésta no es una costumbre argentina, pero que bien vendría en estos momentos para aquellos que salen a trabajar y al llegar a su casa dejan su ropa y calzado para desinfectarlo, antes de ingresar.
Bien, estos son solo algunos aspectos sobresalientes de los cambios que se está produciendo.
Por ello los invitamos a reunirse con sus equipos creativos y reflexionar sobre todas las aristas que puede presentar este momento.
Y cómo desde sus empresas pueden atender esas nuevas necesidades, enfocadas en el usuario.
* Elisabet Arn (arn.estudio@gmail.com) es diseñadora e integra el Estudio ARN + SALUM. Es columnista de D&F Muebles.
