Implementación, manejo y producción en SSP: enfoque de escalas en la aplicación del conocimiento aplicado

Sistemas silvopastoriles manejo producción: Desarrollo Forestal accedió a la ponencia que PhD Pablo Peri presentó en el III Congreso Nacional de Sistemas Silvopastoriles y el VIII Congreso Internacional de Sistemas Agroforestales de 2015. Un enviado especial de este medio dialogó con Peri y obtuvo este material, del cual se publica una primera parte. (Parte I)

Situación de los principales Sistemas silvopastoriles en Argentina

La implementación de los sistemas silvopastoriles ha tomado auge en los últimos 15años en diferentes regiones de Argentina. El principal desarrollo de los sistemas silvopastoriles (SSP) en Argentina con bosques cultivados se presenta en las provincias de Misiones, Corrientes, Neuquén y la zona del Delta Bonaerense del Río Paraná, mientras que la implementación de los SSP en bosque nativo se concentra en la región

Patagónica y región Chaqueña.

Actualmente se dispone de información para la implementación de SSP a escala comercial y su posterior manejo en un amplio rango de condiciones ambientales, lo que permite evaluar económicamente las intervenciones silvícolas y disponer de estrategias de manejo empresarial para aumentar el rendimiento.

Además, se cuenta con módulos demostrativos en el país que integran mediciones de las diferentes disciplinas y que a la vez sirve al productor como área demostrativa.

SSP con plantaciones forestales

En Misiones hasta el 2010, el 20% de la superficie total forestal corresponde a SSP (sintener en cuenta la superficie forestada por Alto Paraná S.A.), de las cuales los pequeños productores representan el 15% (50.000 ha). Si bien los intentos por desarrollar sistemas silvopastoriles en la provincia de Misiones datan de la década del setenta, éstos comienzan a difundirse aceleradamente a fines de los noventa (Kozarik, 1992; Fassola et al., 2004).

Productores forestales y ganaderos adoptaron los SSP debido a las ventajas ambientales, económicas y sociales (reducción de estrés calórico de los animales por efecto de la sombra de los árboles, obtención de madera de grandes dimensiones y alta calidad en turnos cortos donde se compensa la pérdida de 30-40% en volumen con precios diferenciales, incremento de la productividad forrajera y su concentración proteica, disminución de los riesgos de incendio por el pastoreo, reducción del efecto de las heladas y sequías prolongadas sobre la pastura o pastizal, flexibilización de la economía de los establecimientos de pequeños y medianos productores), lo cual generó una fuerte demanda de nuevas tecnologías como la obtención de especies forrajeras adaptadas a condiciones de sombra.

Sistemas silvopastoriles manejo producción
Situación de los principales Sistemas silvopastoriles en Argentina con plantaciones forestales

Las especies forrajeras más difundidas son Brachiaria brizantha y jesuita gigante (Axonopus catarinensis) en SSP con plantaciones de pino (Pinus taeda, P. elliottii y Pino híbrido) y en menor medida Eucalyptus grandis. La silvicultura aplicada a los SSP es intensa con sucesivos raleos (hasta 4 raleos) y podas (hasta 5 podas) desde temprana edad (desde los 2,5-3 años de edad, cuando los árboles alcanzan 5-6 m de altura total). Las densidades finales forestales recomendadas para los Pinus taeda, P. elliottii y pino híbrido, son de 75-100, 100-150 y 125-300 árboles/ha, respectivamente (Colcombet et al., 2010).

La provincia de Corrientes es una de las principales zonas con bosques cultivados del país. Cuenta con 6 millones de hectáreas de pastizales donde se desarrolla una ganadería pastoril. El sistema tradicional de cría de la provincia evolucionó a sistemas integrados de cría, recría e invernada.

Entre 2002 y 2010, la superficie forestada pasó de 283.028 a 430.000 ha, y como consecuencia de esto, la superficie ganadera se redujo por el avance de plantaciones mayoritariamente con pinos 45 y eucaliptos. Inicialmente la integración de los sistemas forestales y ganaderos estaba acotada al uso del ganado con el único fin de eliminar el material combustible y abarcaba solo el 25% del ciclo forestal, desplazando luego al ganado del sistema.

Estos cambios impulsaron la difusión de los SSP entre productores ganaderos que lo adoptaron como una alternativa para diversificar la producción y mejorar la rentabilidad del sistema tradicional, contándose con cerca de 30.000 ha bajo estos sistemas con diferentes grados de tecnología aplicada. La rápida aceptación de estos sistemas generó mayores demandas por conocimientos sobre las interacciones entre sus componentes específicamente sobre el efecto de diseños de plantación, densidades y combinaciones de especies arbóreas sobre la productividad del componente forrajero y animal.

Inicialmente se plantaba líneas simples de espaciamiento variable a fin de permitir mayor incidencia de luz sobre el recurso forrajero. Con la modificación de leyes de fomento a las plantaciones forestales (se permitió plantar a menores densidades) se adoptó para los SSP un diseño de Líneas Apareadas con callejones.

Los mismos constan de 2, 3 o 4 hileras de árboles separadas por callejones de distintasmedidas, siendo los más observados de 8, 10 y 12 m entre líneas (Goldfarb et al., 2009; Pachas et al., 2009). Las densidades de plantación con estos diseños varían de 417 a 625 pl/ha. Estos diseños de plantación permiten una mayor incidencia de luz sobre el recurso forrajero bajo el dosel con mejor manejo ganadero, y aunque al turno de corte el número de árboles (entre 196 a 250 pl/ha) es menor que en un sistema forestal puro, se logra una madera de mejor calidad.

Los sistemas ganaderos que componen los SSP son mayormente de cría, recría pero en algunos casos se realiza el ciclo completo. El desempeño productivo en términos de ganancias de peso y reproductivos (porcentaje de preñez) observados en los SSP son superiores a los sistemas ganaderos tradicionales.

También se está iniciando en 69 Misiones y Corrientes módulos de SSP intensivos donde se consocia Leucaena leucocephala con una alta densidad (>10.000 pl/ha) con pasto jesuita gigante o Brachiaria brizantha, combinadas con especies arbóreas maderables en callejones de 20-30 metros, y pastoreándose el callejón de la leguminosa con la gramínea.

Si los mercados madereros, cárnicos y lecheros siguen siendo favorables versus otras producciones, es posible alcanzar el 30% (75.000 ha) a un ritmo esperable de 4000-4500 ha/año. Si el mercado no acompaña, la complejidad del manejo será una limitante de los beneficios de los SSP.

Buenos Aires se encuentra entre las principales provincias con desarrollo de actividadforesto industrial. De acuerdo al Primer Inventario Forestal de Bosques Cultivados publicado por la Secretaria de Agricultura Ganadería y Pesca (2002), el recurso forestal provincial está compuesto de unas 100.000 ha totales de bosques cultivados, concentrado principalmente en la región Delta Bonaerense del Río Paraná y en la región sudeste.

Específicamente en el Delta Inferior del Río Paraná 80.000 hectáreas se encuentran forestadas de las cuales 60.000 has se encuentran bajo manejo (MAGyP, 2011). Esta zona es la de mayor aplicación silvopastoril en la provincia de Buenos Aires con una superficie indicada con potencial silvopastoril de 48.073 ha (Gaute et al., 2008).

Sistemas silvopastoriles manejo producción
PhD Pablo Peri

En el Delta el uso del fuego para limpiar los campos es una técnica habitual en la región donde los incendios forestales son frecuentes. En este sentido, eliminar la biomasa de pastos que crecen espontáneamente debajo de las plantaciones utilizando ganado vacuno es una técnica que va en aumento lo que fomenta un uso silvopastoril. Los principales clones de sauce plantados en SSP con pastizal natural son Salix baylonica var Sacramenta, S. babylonica x Salix alba “131/27” y S. baylonica x S. alba “131/25”, y los clones de álamos más plantado son Populus deltoides “Australiano 129/60”, P. deltoides “Australiano 106/60” y P. deltoides “Stoneville 67”. En estos SSP, principalmente se realiza cría vacuna (Aberdeen Angus y Hereford) con cargas medias de 93 0,4-0,5 equivalente vaca/ha y una producción de 60-100 kg carne/ha/año.

En el resto de la Región Pampeana (excluyendo el Delta), existen alrededor de 17.000 ha forestadas principalmente con Eucalyptus globulus en el Sudeste Pampeano (en torno al puerto de Quequén). En el resto de las zonas provinciales, predominan las forestaciones de protección (cortinas cortaviento y montes de reparo para ganado) como ser las plantaciones con álamos y E. viminalis en el oeste pampeano, Pinus radiata en áreas serranas y E. camaldulensis en la mayor parte de la provincia.

En estas áreas habría buena respuesta de pastos de praderas naturalizados en toda la pampa húmeda como ser la cebadilla criolla (Bromus unioloides), pasto ovillo (Dactylis glomerata), Phalaris sp, Festuca arundinacea. La carga animal (vacunos) en campos naturales es de 0,3-0,4 EV/ha, pero con la introducción de pastos mejorados y tecnología de manejo estas cargas se pueden duplicarse o triplicarse.

La percepción de las ventajas de los SSP radica principalmente en la conversión de plantaciones forestales ya instaladas (muchas de las cuales logradas con financiamiento de promociones forestales o subsidios del Estado), que con tratamientos silviculturales de raleo las reconvierten en sitios de pastoreo con reparo.

En Patagonia, de la superficie total forestada (Chubut, Río Negro y Neuquén), la mayor actividad de SSP con plantaciones se desarrolla en la provincia de Neuquén, donde la Corporación Forestal Neuquina (CORFONE) es la principal entidad que está desarrollando sistemas silvopastoriles con vacunos pastoreando ambientes de plantaciones de pino ponderosa conjuntamente con áreas de mallines (zonas del Departamento de Minas y de Junín de los Andes).

También existen experiencias (Dpto. Minas) con 390 Ha con pino ponderosa y chivas criollas sin separación de ambientes, es decir, con interacción plena en toda la superficie de animales-árboles y pastizal. A esta superficie se podría agregar una nueva estancia en la zona de Aluminé (5.000 ha) que estaría comenzando a implementar los SSP. La densidad inicial sugerida para un manejo silvopastoril es de 800 pl/ha y la densidad final de 150 pl/ha, con 2 raleos (a los 12-15 años y el segundo a los 22-25 años dependiendo calidad de sitio y 2 a 3 podas (la primer poda con el primer raleo y poda 120 posteriores hasta alcanzar 6 m de altura y cilindro nudoso menor a 10cm) con turnos de corta estimado 35-40 años.

Los aspectos positivos que los productores perciben en la implementación de los SSP están relacionados con el aumento de la rentabilidad del ganado vacuno y que las actividades productivas por separado generan menos ingresos. En el caso particular del norte de Neuquén, los SSP con cabras mitigaría el impacto social de las forestaciones sobre la ganadería trashumante que ocupa tierras fiscales.

Actualmente en el país existen leyes que promocionan la posibilidad de financiar el establecimiento de los sistemas silvopastoriles. Para el caso de SSP con especies forestales implantadas está la Ley es Nº 25.080, prorrogada por la Ley Nº 26.432 hasta el 2019, de plantaciones “Inversiones para bosques cultivados”. Es común que los productores de Mesopotamia se presenten para forestaciones puras pero que luego se transforme en SSP, ya que el productor parte con alta densidad (más de 800 plantas) y luego hace raleo perdido y cobraría el total del subsidio. También la ley acepta menores densidades que se adaptan a SSP y con un pago equivalente a las forestaciones tradicionales.

Sistemas silvopastoriles manejo producción
Montecarlo, Misiones. Sistemas silvopastoriles con Pino Híbrido, pastura de Brachiaria brizantha y ganado vacuno brafort.

SSP en bosque nativo

Aproximadamente el 70% de los bosques de ñire (Nothofagus antarctica) en Patagonia tienen un uso silvopastoril (Peri, 2009). Sin embargo, existe un escaso manejo silvopastoril integral de los establecimiento.

En Patagonia Sur, la producción bovina y mixta (bovino+ovino) tienen la mayor participación en los establecimientos con bosque de ñire, con una carga promedio de 0,65 ± 0,15 equivalentes ovinos/ha y siendo las razas predominantes Corriedale (ovino) y Hereford (bovino) (Ormaechea et al., 2009). La producción ganadera se sustenta en el pastizal nativo conformado en varias zonas por especies naturalizadas de alto valor forrajero como Dactylis glomerata, Holcus lanatus, Trifolium pratense (trébol rojo) y Trifolium 144 repens (trébol blanco).

La propuesta silvícola en SSP con ñire contempla intensidades de los raleos según la calidad de sitio (o régimen hídrico) y aspectos relacionados a la continuidad del estrato arbóreo, quedando excluidos de intervención silvícola aquellos bosques con alturas finales de árboles dominantes menores a los 4 m debido a la fragilidad ambiental del ecosistema Mientras que en sitios de estrés hídrico severo (alturas de los árboles dominantes inferiores a los 5-8 m) se recomienda una intensidad máxima de raleo que deje una cobertura de copas remanente entre 50 y 60%, en sitios con un régimen de precipitaciones más favorable (alturas superiores a los 8 m) se recomienda una intensidad máxima de raleo que deje una cobertura de copas remanente entre 30 y 40% (Peri et al., 2009).

Los beneficios que el productor percibe de los SSP en bosques de ñire son la protección que provee al ganado de los fuertes vientos o bajas temperaturas (principalmente en época de parición) y el aporte de forraje de calidad. La región Parque Chaqueño comprende más de 60 millones de hectáreas, siendo la región forestal más grande del país con 21.278.396 ha de Tierras Forestales (Dirección de Bosques-Secretaría de Ambiente y Desarrollo Sustentable, 2005).

De acuerdo al gradiente de temperatura, precipitaciones y aspectos de la flora, se reconocen cuatro subregiones: El Chaco Húmedo; el Chaco Semiárido (el de mayor superficie); El Chaco Árido y el Chaco Serrano. Al intentar cuantificar el uso silvopastoril en la zona, cabe realizar una aclaración ya que el término “silvopastoril” se aplica inadecuadamente a una diversidad de prácticas o tratamientos, lo cual se presta a confusión.

En un extremo, podrían ubicarse modalidades con poco manejo y planificación como la “ganadería a monte”, que consiste simplemente en hacer pastar o ramonear los animales en el bosque nativo. Estas prácticas, repetidas durante décadas, alteran la estructura del bosque por su efecto directo sobre la regeneración, la calidad del suelo y el funcionamiento del ecosistema.

En el otro extremo, se han difundido notablemente prácticas de alta intensidad en remoción de biomasa leñosa, como el “desmonte selectivo”, con siembra de especies forrajeras megatérmicas como Gatton panic (Panicum maximun cv. Gatton) en el Chaco Semiárido y Buffel grass (Cenchrus ciliaris) en el Chaco Árido, con el fin de incrementar la producción fundamentalmente de carne bovina.

Este tipo de uso altera significativamente la estructura del bosque, por dejar en pie árboles de las clases de tamaño mayores, no tiene en cuenta la reposición del estrato arbóreo ni la biodiversidad del ecosistema, y se suman prácticas que le dan mayor intensidad al tratamiento, como repasos de rolados, agroquímicos y fuego. Se estima que alrededor de 6 millones de hectáreas tienen algún tipo de uso silvopastoril entre estos extremos.

Los SSP de bajo impacto que el INTA propone en Santiago del Estero y Córdoba consideran el control secuencial de los arbustos para favorecer la producción forrajera (no los elimina), establece la rotación de áreas habilitadas al pastoreo para favorecer la regeneración forestal, e incorpora una valoración de la diversidad. Además, contemplan una planificación del uso en el tiempo y el espacio que permiten hablar de “sistema silvopastoril”, dándole todo el sentido a este término.

El método de control de leñosas arbustivas, es mecánico, siguiendo los criterios que el equipo técnico denominó Rolado de Baja Intensidad (RBI) (Carranza y Ledesma, 2005; Carranza, 2009; Gomez y Navall, 2008; Kunst, 2008; Navall, 2008).

Sin embargo, esta práctica de uso silvopastoril presenta un número bajo de productores que lo practica. Los aspectos positivos que los productores grandes y medianos perciben en la implementación de los SSP están relacionados a los servicios ambientales que los árboles proveen al ganado, mientras que los pequeños lo visualizan en el uso múltiple del bosque.

Los índices de producción de carne en las explotaciones tradicionales son bajos (4 a 12 kg carne/ha/año) con una capacidad de carga equivalente a 10 a 20 ha por unidad Ganadera (UG). Con la implantación de pasturas en SSP estos 192 valores aumentan la capacidad productiva (45 a 80 kg carne/ha/año) con cargas de 2 a 7 ha por UG.

Leer: Se realizó en Paraguay el X Congreso Internacional de Sistemas Silvopastoriles

Imágenes: Gentileza PhD Peri.

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