Fuertes vientos derribaron más de 400 hectáreas de lengas en Tierra del Fuego

(Buenos Aires, 18 de enero de 2011). Ráfagas de más de 100 kilómetros por hora arrasaron con miles de lengas cerca del lago Deseado, en Tierra del Fuego. Fue un hecho que ocurrió en diciembre y que es atribuido al cambio climático, pero que recién se pudo comprobar en los últimos días. Este es el cuarto temporal que sufre el área desde 1998 y, desde entonces, unas 4.000 hectáreas habrían sido afectadas, informó lanacion.com

Ocurrió a mediados de diciembre pasado, pero sólo ahora se corroboraron los daños: fuertes vientos, superiores a los 100 kilómetros por hora, derribaron más de 400 hectáreas de bosques en las inmediaciones del lago Deseado, en el vértice norte del pedemonte cordillerano de Tierra del Fuego.

El ingeniero forestal Leandro Collado, integrante de la Dirección General de Bosques de la Secretaría de Desarrollo Sustentable, sobrevoló la zona afectada por la tempestad y detectó varios claros o gaps cerca del lago Deseado, estimados en 400 hectáreas, lo que equivale a miles de árboles, pero aún esperan tomar imágenes satelitales para hacer una estimación más precisa.

Este es el cuarto temporal que sufre el área desde 1998 y, desde entonces, serían unas 4.000 hectáreas las que habrían sido afectadas por este fenómeno, según las conclusiones arrojadas en las Jornadas Forestales Patagonia Sur Ushuaia, que publicó el medio local El diario del fin del mundo . En tanto, algunos especialistas consultados por La Nación consideran que, si bien este fenómeno no es extraño en la zona, el aumento en la frecuencia con la que se repite es consecuencia del cambio climático.

Los eventos que vienen sucediéndose son producidos por ráfagas extraordinarias de vientos superiores a los 100 kilómetros por hora, provenientes del Sudoeste. Se estima que la última tormenta que afectó los bosques fueguinos se originó el 15 de diciembre pasado, luego de temporadas con humedad sobre la media, por precipitación o fusión de nieve, según los registros meteorológicos.

El 60 por ciento de los bosques fueguinos son de lengas. En tanto, son varios los factores que truncan la vida de estos especímenes: el régimen de humedad del suelo, la textura, la estructura y la profundidad; factores que condicionan el anclaje de los árboles, mientras que sus ramas actúan como grandes velas náuticas que son castigadas en la crudeza de una tempestad. Entonces, los fuertes vientos que azotan los bosques hacen que los frondosos árboles se desplomen desde la raíz.

Pablo Herrera, director de Conservación y Desarrollo Sustentable de la Fundación Vida Silvestre, afirmó que, si bien no es extraordinario este tipo de fenómenos en la zona de Tierra del Fuego, sí se advierte que se está dando con mayor frecuencia.

"La reiteración de los fuertes temporales que derriban los bosques es imposible no asociarla con el cambio climático, el cual genera condiciones más extremas que las habituales, en las que aparecen las inundaciones, las sequías o los tornados", aseguró Herrera. Y agregó: "Hoy no queda otro camino que afrontar el cambio climático, y es necesario que haya serias políticas de Estado para mitigar sus efectos".

Preocupación

Especialistas y autoridades coinciden en la preocupación por la periodicidad con la que se está dando este fenómeno en tierras fueguinas. Según publicó El diario del fin del mundo, el primer suceso de esta naturaleza ocurrió en febrero de 1998, cuando se vieron afectadas 2.317 hectáreas de bosques. Casi seis años después, en enero de 2004, comprometió a 587 hectáreas; cinco años y 10 meses después, en octubre de 2009, 607 hectáreas fueron abatidas, mientras que dos años y dos meses después, en diciembre pasado, unas 400 hectáreas se vieron castigadas por el temporal de viento.

Fuente: lanacion.com

Foto: Gentileza el Diario del Fin del Mundo.

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