“El valor agregado en Silday es el diseño”

(Buenos Aires, 23 de julio de 2010). El arquitecto cordobés Jorge Jury accedió a una entrevista exclusiva con D&F Muebles en Córdoba, durante FIMAR 2010. Reveló las características del mercado del mueble en Paraguay y contó su experiencia de adaptación hace 35 años atrás en ese país. Actualmente, está a cargo de la empresa Silday S.R.L.”, que fundó hace más de 30 años en Paraguay. Se especializa en muebles de oficina.

El arquitecto es originario de la provincia de Córdoba, pero realizó sus estudios universitarios en ciudad de Mar del Plata, en donde pasó sus primeros 20 años de vida. Cuando terminó la carrera viajó por el mundo durante 3 años, hasta que se instaló en Asunción, Paraguay. Hace 35 años, que vive y trabaja en ese país.

– ¿Cuál fue la primera actividad que hiciste en Paraguay?

– Primero intenté diseñar objetos y venderlos. Después me di cuenta que la industria no estaba preparada para hacer lo que yo diseñaba. Ése fue el puntapié inicial. Para hacer la primera artesanía transformé una maquina de coser en una caladora. Crecimos por el público.

– ¿Cómo llegaste a la industria del mueble?

– En la actualidad, hay un departamento de señalética, uno de mobiliario estándar, de interiores y, con el sobrante de toda esa producción, aparecen objetos de todo tipo.

– ¿El Museo está montado en la empresa? ¿Cuenta con apoyo estatal?

– No, todo es a pulmón. Cuenta con más de 300 piezas. Hay piezas que no recuerdo de dónde son. Estoy sólo en esto, si tengo un límite es el factor humano.

– ¿Cómo es la diferencia entre diseño argentino y el de Paraguay? ¿Cómo es el mercado?

– Mirá, el diseño no tiene nacionalidad, sino que expresa o se compromete en el momento social y económico de una región. Hoy se puede precisar determinado tipo de cosa y vos vas a diseñar para resolver esas herramientas agrícolas. Pero las sillas son sillas y, si bien hay sillas que están cargadas de historia, yo trataba de imponer formas y expresiones actualizadas. Paraguay era una sociedad conservadora para lo que yo ofrecía. Por ejemplo, el color: una sociedad en donde todo era color caoba, debimos cambiarlo con mucho esfuerzo. La gente enseguida empezó a tomar partido. Socialmente, las casas se empezaron a achicar y no había dónde meter los muebles de la abuela. Logramos un espacio con mucha calidad y responsabilidad para las nuevas necesidades. Ese espacio tomó brillo cuando me vinculé con la facultad, ya que se incorporaron pautas de diseño, de uso de la materia prima, de los descartes, había una propuesta permanente de cosas nuevas.

– ¿El target del comprador es de algún tipo determinado?

– No, el que viene ya sabe cómo trabajamos. A veces es muy difícil decir que no, pero hay cosas que no hacemos. Acá el cliente es una persona que vamos a escuchar y asesorar, pero también le indicamos en qué se equivoca.

– ¿Tuviste que cambiar mucho tu estilo para el mercado paraguayo?

– Resulta que en los últimos años en Paraguay, sobre todo después de que cayó la dictadura, dio un salto cultural grande. Es un compromiso que va más allá de la venta, es un compromiso con lo que pensamos, con la responsabilidad de cambiar el medio ambiente.

Foto: D&F Muebles.

La entrevista completa se publicó en D&F Muebles impreso de junio (Año XVII, número 119).

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