Aberturas y revestimientos para Chile. Todo Madera se entrevistó en exclusiva con Hugo Ricciuti, socio gerente de Indelama, carpintería de alta gama que está en Monte Grande, partido bonaerense de Esteban Echeverría. El costo final de la carpintería para un templo religioso y un albergue ubicado en Concepción fue de US$ 5,5 millones: US$ 3,5 millones de productos fabricados por Indelama, más el costo de montaje y de logística. “Para nosotros fue una obra importante”, afirmó el entrevistado.
“La obra de Chile tuvo y tiene que ver con alguna competencia especial que nosotros hemos desarrollado en los últimos 10, 12 años de hacer obras de muy alta calidad en madera terminadas en sitio. Lo que se llama llave en mano. Pintadas, lustradas, terminadas con vidrios. Y en Chile competimos con empresas de todo el mundo. Fue una licitación internacional, muy importante. La empresa que nos contrató es una UTE peruano chilena, Fue una obra de tres años de duración. Demandó estar tres años en Chile. Una obra de muchísima calidad, con muchos detalles”.
– ¿Fue un hotel?
– No. En el mismo predio hay un templo y lo que ellos llaman un albergue, un espacio con 50 departamentos. Al templo asiste gente de todo el país. Es un templo religioso que tiene un hostal. Son dos edificios. En este caso, nosotros hicimos los dos.
– ¿Dónde está ubicado?
– En Concepción. Es una zona frente al Bío. Muy lindo lugar. Ahora es la segunda ciudad de Chile. La obra fue todo un desafío para nosotros. Si bien nosotros ya habíamos exportado, nunca habíamos exportado instalación. Siempre habíamos exportado piezas parte. Acá se exportó todo. Fabricamos todo en nuestra planta. Con el último viaje hicimos 14 equipos, 14 contenedores de 40 pies que trasladamos por tierra. Programamos uno por mes.
– ¿Las piezas fueron armadas todas en planta?
– Se armó todo, se desarmó y se lustró y se ensambló en obra. En Chile estuvimos mi esposa -que era la gerente del proyecto de nuestra parte-, una sobrina que es arquitecta, con la que armamos un equipo de trabajo con su marido, que justo se había quedado sin trabajo y le encomendamos la función logística, que consistió en llevar gente de un lugar a otro. Anduvo muy bien. Ella se mudó durante toda la obra a Chile. Alquilamos tres departamentos allá, que también fueron habitados por tres capataces que fueron conduciendo las diferentes etapas del armado en obra. También viajaron dos lustradores. En total, fueron siete personas nuestras. Y contratamos allá entre 10 y 15 personas.
– Pero Indelama llevó a la gerenta, la arquitecta, los lustradores y los capataces.
– Sí, sí. Eso lo llevamos desde acá.
Tipo de madera
– ¿Qué tipo de madera utilizaron?
– Se usaron 110.000 pies de madera. Usamos para los productos vistos, que finalmente fueron lustrados, caoba sapelli. Se habrán utilizado unos 50.000 pies de caoba sapelli. Y para las molduras pintadas, a lo que se le dio la terminación en blanco, usamos en su mayoría lenga y cedros.
– ¿De qué procedencia fue la lenga? ¿De la Patagonia?
– Sí, de la Patagonia argentina, provista por grandes depósitos de Capital Federal y Gran Buenos Aires. La caoba es importada. Algo importamos de manera directa y algo le compramos a un mayorista del área metropolitana de Buenos Aires.
– ¿Cuántos metros cuadrados ocupó la obra?
– El templo tiene 4.700 metros cuadrados. Y el hotel tiene alrededor de 800 metros cuadrados. Es decir, en total fueron 5.500 metros cuadrados. Hicimos aberturas, revestimientos y algunos muebles. Mayoritariamente, fabricamos las puertas. Y los muebles fijos: cocinas, placares. Lo que es carpintería de obra. Como decimos nosotros, todo lo que va fijado a la pared. Todo el trabajo demandó unas 75.000 horas/hombre.
– ¿La obra duró tres años?
– Transcurrieron tres años desde que se firmó el contrato hasta la fecha de cierre de la obra, entre fines de abril y principios de mayo. La verdad, debo decir que es un encanto trabajar en Chile. Aunque nos duela.
– ¿Tuvieron muchas facilidades para trabajar?
– Muchísimas. Desde los bancos, que nos otorgaron créditos al 3,30 por ciento anual en pesos chilenos; hasta facilidad para documentar a la gente, practicidad para implementar lo que acá serían las ART. Es decir, todo fácil. Si vas por el caminito, todo fácil.
– Haciendo las cosas en regla, como corresponde…
– Claro. Inclusive, yo tenía un poco de miedo con los sindicatos, que son muy ásperos. Pero se comportaron muy educadamente. No me pidieron ni un centavo de cometa. Nada. Mentiría si dijera algo en su contra. Es más: nos consiguieron gente. Por supuesto que es su interés que la gente trabaje. Pero estamos sorprendidos de lo bien que nos fue en ese sentido.
El proceso de licitación: aberturas y revestimientos para Chile
– ¿Con cuántas empresas compitieron en la licitación?
– Nos presentamos a la licitación ocho empresas: tres de Estados Unidos, una de Colombia, una de México, una de Chile, una de Perú y nosotros. Nosotros nos quedamos con la obra porque éramos los únicos que planteamos que no tercerizábamos nada. Tres empresas quedaron afuera porque no eran fabricantes y a la empresa de México ni se le abrió el sobre. No sé qué pasó. Quedamos cuatro. En cuanto a la oferta de precios, nosotros quedamos terceros. Había dos con mejor precio que nosotros. Entonces, llamaron a una mejora de precios. Nosotros mejoramos el precio en 3 puntos y seguimos quedando terceros. Llamaron después a una presentación de antecedentes. Nos llaman más tarde a una negociación y nos terminan adjudicando la obra.
– ¿Tuvieron que presentar documentación técnica?
– Sí, sí. La documentación técnica es muy exigente. Más allá de los certificados y las pólizas de seguros.
– Vos comentaste que la presentación para la licitación se hizo en conjunto entre el grupo de arquitectos y el taller de carpintería de la empresa. ¿Cuánto tiempo les llevó ese trabajo conjunto?
– Muchas horas. El tablero de trabajo de todo tiene 18 meses, en los que los arquitectos dibujaron planito por planito. Y nosotros llevamos otros 18 meses en Chile. En total, tres años. Ahora estamos cotizando para licitar una obra igual en Lima, Perú. Y somos tres personas que hace 90 días que estamos trabajando en el tema. Y nos faltan otros 90 días para llegar a presentar una licitación con todos los detalles: un pre-proyecto, las pre-aprobaciones, etc. Te lleva 180 días preparar una licitación de este tipo. Yo creo que lo hacemos porque tenemos mucha confianza en que vamos a ganar. ¿Qué sabe Indelama hoy con respecto a la obra de Lima? Que en igualdad de precio o con un más menos 5 por ciento, nos vamos a quedar con la obra. Somos la empresa mejor calificada en el ranking que ellos tienen.
– Y, además, tienen la obra en Chile para mostrar y el Hotel Alvear que ya había hecho en Buenos Aires.
– Sí, la gente de Chile vino a ver esa obra en el Hotel Alvear. Pero lo que sucedió en Chile fue una experiencia muy, muy gratificante.
– ¿Tuviste que tomar personal para encarar la obra?
– No, no. Solamente incorporamos un dibujante, que estaba previsto. De dedica a dibujar piezas en 3D. La demanda a veces es mayor para el personal que se necesita en obra, entonces se lo contrata especialmente.
Ajustes que hubo que hacer en obra
– El primer desafío con el que nos encontramos en Chile fue que se enviaron las molduras con un fondo -un error del proveedor de pinturas- que no permitía la adherencia. La base con la que se había pintado acá la madera no permitía lo que estábamos aplicando allá.
– ¿Tuvieron que lijar todo?
– Tuvimos que lijar todo. Cientos y cientos de metros de molduras. Después, la obra tiene sus problemas y hay que resolverlos. Todas las aberturas llevaban vitrales de 16 milímetros. Y tenían molduras que estaban preparadas para 16 milímetros. Los vidrios vinieron de Inglaterra con 20 milímetros de espesor. Y, bueno, hubo que hacer todos los contra-vidrios nuevos, con una moldura diferente, para que cupieran en esos espacios que había. ¡No íbamos a desarmar todas las puertas y todas las ventanas (enfatiza)! Tuvimos que hacer un nuevo diseño de moldura, con una pestaña diferente para que el vidrio no se viera descentrado.
– Eso lo resolvieron los capataces que viajaron desde Argentina.
– Sí. Los chilenos y algunos peruanos que están en Chile ven la carpintería y quedaron muy satisfechos. Hay ventanas que tienen más de 5 metros de alto.
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Fotos: Gentileza Indelama SRL