Gicovate CAFIRA y Presentes: Ambas ferias se desarrollaron del 8 al 11 de marzo en La Rural. “Teniendo en cuenta cómo viene la situación desde diciembre, fuimos a buscar un piso a la feria. No un techo”, le dijo a D&F Muebles Pablo Cwik, propietario de Gicovate. “El movimiento fue no como en otras ferias, pero sí se consiguió trabajo. Decidimos bajar la rentabilidad antes que dejar de vender”, dijo y agregó: “Hay un montón de iniciativas que se podrían hacer entre todos. O nos juntamos o no salimos”, señaló.
– Queríamos saber qué impresión te causaron Presentes y CAFIRA, que fueron los primeros eventos sectoriales del año.
– Del interior vino menos gente que en agosto pasado. Y también faltaron clientes importantes. De todas maneras, teniendo en cuenta la coyuntura del país y cómo viene la situación desde diciembre, te pudo decir que nosotros fuimos a buscar un piso a la feria. No un techo. Y la feria terminó el sábado (NdR: Por el 11 de marzo) y llegamos al piso al miércoles siguiente con toda la gente que te deja datos, que son clientes nuevos. Antes estábamos tan sobrevendidos que no los llamábamos; ahora llamamos a todos. Es la realidad.
– La impresión es que todos los eslabones de la cadena de valor -foresto industria, muebles y construcción- funcionaron medianamente hasta octubre pasado.
– Sí, después empezó a caer. Es verdad. Lo que sí nos pasó es que la gente que vino, vino y compró, pero no hicieron esos pedidos monstruosos de una o dos páginas. Pero consultando con otros stands -almohadones, velas o elementos de decoración-, todos nos dijeron lo mismo: que la gente compró, pero pedidos chicos. Compraron lo justo y necesario. Nosotros lo entendimos porque estamos igual, y no forzamos ninguna venta a nadie.
– Hubo compras para renovar vidrieras, pero no para completar stocks.
– No, no completaron stocks. Más que nada, llevaron los modelos nuevos que vieron. Pero no mucho más que eso. Los pedidos fueron chicos.
– Y hubo menos visitantes de las provincias.
– Hubo muchísimo menos gente. Lo que sí, para nuestro agrado, tengo que contar que hicimos clientes nuevos. Era algo que no venía sucediendo en las últimas ferias.
– ¿Gicovate presentó productos nuevos?
– Nosotros cambiamos a partir de la feria anterior y sólo llevamos sofá-camas y sillones de relax. No llevamos más sillones de living. Decidimos presentar sólo sillones de relax o sillones con movimiento porque es un nicho de mercado al que queremos apuntar. Y no nos peleamos con nadie. También es más difícil de vender, pero la gente cuando ve la variedad de sofá-camas y sillones de relax se vuelca a comprar uno o dos y prueba.
Economía circular
– ¿Cuál es la actualidad del nicho dedicado a economía circular dentro de Gicovate?
– Nosotros hablamos con el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires. Nosotros queremos sacar el Sello Verde para el producto y creo que ellos no lo tienen registrado ni cómo hacerlo. Para un producto no lo tienen. Y yo ya se los pedí mil veces.
– ¿En qué consistiría el Sello Verde para productos del rubro muebles?
– En nuestro caso en particular, por ejemplo, está el caso de la fabricación de mesas de ping pong. Las mesas tienen un ancho de 1,50 metros y el aglomerado llega de fábrica con 1,83 metros de ancho. ¿Qué hacen con esos 33 centímetros? Lo tiran. Bueno, nosotros lo compramos y lo utilizamos para hacer fajas de algunos modelos de sillones. Hay empresas que cortan tableros de madera para muchas empresas. Toda la mercadería que les sale mal o que tienen una falla, nos la corta a 45 centímetros por 45 centímetros y nosotros fabricamos un puff con todos esos desperdicios. Toda esa economía circular no hay cómo plasmarla, porque no hay un sello para un producto.
– ¿Seguís con actividad gremial, vinculado a cámaras?
– Sí.
– ¿Cómo ves el panorama de las otras empresas? Por lo que comentaste, el movimiento comercial en CAFIRA y en Presentes fue tenue, por usar un calificativo.
– El movimiento fue no como en otras ferias y no se tomaron pedidos para trabajar dos meses, pero sí se consiguió trabajo. Tampoco la rentabilidad es la misma que antes; decidimos bajar la rentabilidad antes que dejar de vender. Y estamos acompañando a nuestros clientes, porque ellos también aprovechan los descuentos porque están bajos de ventas.
– Alguien del rubro de la madera dijo que, hasta noviembre pasado, aproximadamente, había podido ajustar los precios de acuerdo a la inflación, pero que después fue imposible.
– No, porque el que ajusta, queda afuera. Están resignando parte de la rentabilidad con tal de mantener las ventas.
– ¿Se mantienen las ventas?
– La venta hay que ir a buscarla. No se da más la situación de que te llaman y te compran.
– ¿La situación varía según las regiones?
– No, está todo igual. Tenés que trabajar y trabajar a los clientes en todos lados.
– Y vender cada vez más servicios, supongo.
– Si bien se vendía por Internet o se mandaba un mail a los clientes, ellos te compraban; nosotros estamos volviendo a visitar clientes como era el viejo trabajo del corredor que se hacía hace años. Y reunirnos con los clientes y sentarnos. Y cuando un cliente del interior te recibe, sabés que algo te va a comprar. Personalmente podés ajustar algo más, ofrecer un descuento. Pero hay que caminar. No queda otra.
– ¿Los fabricantes colegas viven la misma situación?
– Sí, sí. Yo no compro ni vendo por Internet, pero a los que vendían por Internet les bajaron las ventas un montón.
Panorama
– ¿Cómo ves el panorama? ¿Te parece que puede haber una mejoría o va a seguir estancada la demanda?
– Yo creo que la demanda va a seguir estancada porque le gobierno está atado de pies y manos. No tiene dólares para girar al exterior, para pagar las importaciones. Está complicado.
– No recuerdo si Gicovate trabaja con muchos componentes importados en su proceso productivo.
– Las telas con importadas en un 100 por ciento y el poliéster tiene insumos importados. Casi todos los productos tienen componentes importados. Cuando te traen la tela te ponen el dólar a $300, cuando estaba $200. Y te dicen: “Sí, pero cuando yo la vaya a pagar, dentro de seis meses, va a estar a $300”. Muchas cosas no son así, pero se producen comportamientos especulativos porque no se sabe a cuánto va a estar el dólar en julio. Y ese aumento estimativo genera una suba de precios que por ahí después no se corresponde con lo vaya a suceder. Todas esas situaciones hacen que se tienda a un dólar más alto, por la incertidumbre que viene desde arriba.
– La demanda de mano de obra debe haber mermado.
– No hay. Vos pedís un costurero o un tapicero y no se consigue. Ni carpintero. Yo creo que debiera haber mayor oferta de capacitación y que el gobierno le diga a la gente que le va a pagar el plan social un año más, pero que deben hacer cursos y después ir a trabajar a empresas. Nosotros entendemos que la gente no quiera perder el plan, pero habría que hacer una planificación en conjunto con las empresas. Yo creo que mucha gente quisiera trabajar, porque el trabajo dignifica.
– ¿Hay programas de capacitación impulsados por empresas o cámaras empresariales?
– Se habían cortado y ahora volvieron a empezar. Se dan a través de las cámaras. Habría que hacer un programa con las escuelas secundarias para que los talleres se hagan en fábricas. Así, cunado los alumnos egresan, se pueden quedar trabajando en las fábricas. Hay un montón de iniciativas que se podrían hacer entre todos. Porque solo no sale nadie, eh. O nos juntamos o no salimos.