Exportar muebles necesita del apoyo del Estado, le dijo a D&F Muebles Pedro Reyna, vicepresidente tercero de FAIMA, en entrevista exclusiva.
– Quería preguntarte cuál es la actualidad de la exportación de muebles.
– Hablaba ayer (por la primera semana de diciembre) con el jefe de Gabinete (NdR: Santiago Cafiero). La cadena de valor foresto industrial está trabajando a full. El inicio de la cadena de valor, que son la exportación de rollos y tablas, está funcionando a full. Las empresas más grandes, que son exportadoras, están funcionando. Y esto ha generado también un tema que tiene que ver con el abastecimiento del insumo y que servirá, a mi juicio para poner en movimiento el resto de la composición del segmento. Las grandes exportan, pero están las chicas que tienen que incrementar su producción para poder abastecer el mercado interno.
– Hay fabricantes de muebles que han avisado que hay faltante de insumos, o piezas parte para muebles.
– Avanzando en la cadena de valor y yendo directamente al mueble, evidentemente hace falta acomodar algunas cuestiones de orden impositivo y de financiamiento. Hay industrias grandes del mueble, pero son las menos. Y la exportación es un tema muy interesante que se puede dar, no precisamente ahora. Y explico por qué. Pensar que puede haber exportación sin mercado interno es no conocer la estructura de las PyMEs de Argentina.
– Claro.
– Todos aquellos que estuvimos trabajando en el tema -yo estuve cinco años presidiendo el consorcio Muebles Argentinos con sede en Miami- sabemos que hay una serie de gastos de para introducir productos a un mercado que es muy importante. Y tiene que tener un soporte económico financiero hasta generar la posibilidad de prefinanciación de exportaciones.
– Es ese momento hubo un gran apoyo para las PyMEs de parte de los gobiernos para salir a buscar mercados. Se había formado Fundación Export´Ar, lo que les permitía participar en exposiciones y buscar mercados. Sin ese apoyo, muy pocos fabricantes de muebles podrían salir a intentar exportar por su cuenta.
– Esto requiere de un concepto básico fundamental: el Estado como partícipe activo en la búsqueda de esos mercados. Hablando de las PyMEs que carecen del soporte financiero de lanzamiento. Y también tiene que ver con la estructura mental del empresario PyME que requiere necesariamente de pensar en una idea de asociatividad que permita desarrollos conjuntos. Es decir, para participar en una exposición sería bueno que cinco, diez empresas se presenten y puedan compartir todos los gastos, lo que sería de gran ayuda. Pero para lograr asociarse hay que tener la cabeza preparada para salir de una estructura mental de dueño de una empresa y factótum total, a ser parte y componente de un engranaje desarrollado para la exportación. Es decir, aceptar el consenso de cada acción a seguir. Incluso, yo pensé que está en vigencia la ley de promoción de exportaciones, que tiene algunos instrumentos que son interesantes para el desarrollo de consorcios. Por ejemplo, el subsidio para generar el cargo de coordinador del consorcio. Había un reintegro que iba directamente a los consorcios para su sustento y soporte. Había medidas que hacían que el peso total del financiamiento no recayera sobre cada una de las empresas, sino en el resultado. Si exportabas, tenías un reintegro. Y ese resultado alimentaba al consorcio. Yo creo que esto se puede recuperar en algún momento.
– Comparto totalmente.
– La inteligencia comercial es una herramienta que, por algunas reuniones que hemos tenido, pasó a estar en manos del Ministerio de Relaciones Exteriores. La promesa del ministro (Felipe) Solá es una participación activa de las diferentes embajadas en todo el mundo, que habría que profesionalizar en el esquema de comercio exterior. Lamentablemente nos cayó la pandemia y estas intenciones se postergaron.
– Otra de las patas para exportar sería el diseño y en eso se ha avanzado muchísimo.
– La propia experiencia de la Federación con Proyecto Deseo fue muy interesante en el desarrollo de diseño, de relaciones. Era una relación de ganadores, diría yo. ¿Por qué? Porque se seleccionaban estudios de diseño y se elegían a las empresas productoras. E ir al revés de todo. El estudio de diseño normalmente diseñaba y les planteaba a los fabricantes que quería producir esa idea, entonces no llegaba a funcionar esa relación. Pero sí funcionaba si la empresa definía un criterio de producto que necesitaba para su producción y comercialización, se lo daba a este estudio seleccionada previamente y el estudio trabajaba sobre hechos concretos. Así que fue un proyecto no menor, que incluso les servía a los estudios para incursionar en la profesión. A veces se diseña con el criterio del diseñador y después se ve cómo se fabricante. El proyecto éste solucionaba ese problema.
– A veces el fabricante consideraba que no era necesario un diseñador.
– Se copiaba. La copia era el diseño argentino (risas).
– El arquitecto Ricardo Blanco decía: “Prefieren pagar un pasaje a Italia y no nos pagan a nosotros”.
– Claro, exactamente. Pero eso se ha revertido. Ahora hay muchos diseñadores industriales trabajando en las empresas.
Foto: Archivo D&F Muebles.
Bien por la entrevista a Pedro Reyna, con ajustados criterios sobre la relación industria/diseño, estamos en el camino, y sobre la absoluta necesidad de definir una politica de Estado sobre las exportaciones, adecuación al mundo. Sobre las copias, recuerdo un comentario de Ettore Sottsass… » No entiendo a estos argentinos, copian mis diseños y luego vienen a vendérmelos..»
Gracias D&F siempre en la realidad.