Desarrollo Forestal se entrevistó en exclusiva con Álvaro Molinari, presidente de la Sociedad de Productores Forestales del Uruguay: “Yo no creo que la planta de celulosa se vaya a comer todo lo que tiene a su alrededor y los pequeños productores que quieran transformar la madera en forma mecánica vayan a morir… Hay que fomentar la complementación y tener todo”, afirmó. Y agregó: “La planta de paneles, los aserraderos, la transformación mecánica en general es mucho más intensiva en mano de obra, mientras que las plantas de celulosa son mucho más automatizadas”.
– De las 700.000 hectáreas que tienen plantadas en este momento en Uruguay, ¿cuántas son de eucaliptus y cuántas de pino?
– Más o menos es un 70 por ciento de eucaliptus y alrededor de un 30 por ciento de pino.
– ¿En qué cantidad de productores está concentrada? ¿Son pequeños o grandes productores?
– Nosotros no presentamos mucho de lo que es la Sociedad de Productores Forestales, pero ésta tiene más del 80 por ciento de las hectáreas forestadas que tiene el Uruguay y tiene alrededor de 100 miembros. O sea que eso te da más o menos una pauta de la cantidad de productores que están tomando esas 600.000 o 700.000 hectáreas. Obviamente existe un porcentaje importante concentrado en empresas de porte significativo, pero también existe un volumen importante en pequeños y medianos productores.
– Vos recalcabas que la ley había suprimido todo tipo de subsidios y a los pequeños productores evidentemente les cuesta mucho trabajo plantar sin subsidios.
– Es cierto, pero también existe un mecanismo de la ley que yo no mencioné. Por ejemplo, un campo que se hizo, que creo que está muy bien, es que a raíz de que el gobierno está queriendo apoyar la diversificación y la complementación como lo mencionaba, existe un instrumento hoy en la ley que dice lo siguiente: hasta un 8 por ciento de cualquier padrón agropecuario puede recibir beneficios de la ley forestal. Básicamente, tiene exoneraciones tributarias, no un subsidio. Esto sería un incentivo para pequeños productores y para que además diversifiquen. Un productor agropecuario tradicional, que tiene un establecimiento ganadero, para que no ponga todos los huevos en la misma canasta, hasta un 8 por ciento lo puede forestar. Y esas forestaciones van a servir para abrigo de ganado, pero a su vez lo puede hacer en forma ordenada y lo va a poder ir cosechando e ir haciéndolo de forma tal que pueda sacar un ingreso adicional a través de esa forestación.
– Lo que ocurre en Argentina es que hay concentración de madera en los grandes productores, lo que hace que no haya mucha madera en el mercado. Es lo que está ocurriendo con Forestal Oriental en Uruguay, que ha tenido reclamos de pequeños aserraderos para proveer madera al mercado.
– Sí. No sé si es tan así, en realidad. Lo que está pasando ahí es, en el caso de Forestal Oriental, Weyerhaeuser, Stora Enso, programas de fomento. Es decir, lograr un acuerdo con productores que no sólo utilicen este instrumento del 8 por ciento, sino otros como por ejemplo el que se está haciendo: las empresas están dando el paquete tecnológico a productores tradicionales en donde se les da la semilla, se les dice cómo plantar, y después se les hace la compra de esa madera a futuro. Esto incentiva al productor para que no tenga casi ningún riesgo. Y ese arreglo incentiva a la empresa porque quiere invertir capital en donde realmente le dé beneficio. La tenencia de la tierra en sí no es tan importante para las empresas. Necesitan tener ciertos volúmenes cautivos o cierta escala para asegurar el abastecimiento de sus plantas industriales. Creo que una de las cosas que queremos potenciar e ir promoviendo cada vez más es el fomento forestal, el que las empresas ayuden con técnicos, paquetes tecnológicos, con su desarrollo a los productores pequeños y medianos, grandes inclusive, que quieran diversificar su producción y poder entrar en el rubro forestal con un riesgo mínimo.
– Yo a lo que iba es a que, habiendo bastantes productores o bastante materia prima en el mercado, se podría generar mayor cantidad de industria para aserraderos. Evidentemente, a medida que las empresas grandes se instalen, por ejemplo Botnia, van a consumir toda la materia prima.
– Bueno, pero también es una oportunidad para los pequeños productores porque saben que no tienen que desesperarse por la venta de su madera, ya que saben que tienen la posibilidad de comercializarla. O sea, a un Botnia, a un productor de pulpa no le interesa tener diámetros importantes. Lo que le interesa es tener la materia prima para poder hacer la pulpa. Pero si los diámetros son finos, porque yo hice un manejo de lo que yo planto, y hasta los dos tercios lo utilizo para el proceso de transformación mecánica, pero el tercio mayor se lo derivo a la planta celulósica y a su vez, los residuos que quedan también se los suministro a la planta de celulosa, está perfecto. Ésa es la complementación ideal. Entonces creo que eso es algo que tenemos que promover y no quedarnos nerviosos con el hecho de decir: la planta de celulosa se va a comer todo lo que tiene a su alrededor y entonces aquellos pequeños que quieran transformar la madera en forma mecánica y demás, van a morir… No, yo no creo en eso. Yo creo que hay que fomentar para complementar y tener todo.
– ¿Cómo son los tiempos de plantación?
– Y… depende del modelo.
– ¿Cuál es el grueso de las plantaciones que hay en Uruguay?
– Bueno, hay de los dos modelos. Hay grandes superficies que fueron plantadas en forma de régimen puntero en donde
tenés 1.500, 1.600 árboles por hectárea, para tratar de generar la mayor cantidad de volumen. Y después tenés el porcentaje importante igual de plantaciones que han sido plantadas para su manejo posterior; son de 4 metros por 3 metros en forma de tener 850, 1.000 individuos por hectárea y después hacer un raleo pre-comercial al año y medio en el caso del eucaliptus y a los tres años en el caso del pino. Y bajar sensiblemente a 600, 700 árboles por hectáreas, para luego hacer un raleo comercial y una futura tala rasa.
Nosotros creemos que tienen que existir las dos cosas; el modelo de madera sólida y el de celulósica. Es como la carne: uno no puede tener solo cuadril, también tiene que tener otras cosas.
Foto: Desarrollo Forestal.
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