Paralización en plantas y proceso formal por deudas marcan un nuevo capítulo en uno de los mayores fabricantes de productos de papel del país. Directivos y síndicos de Celulosa Argentina resolvieron en una reunión especial el 29 de agosto la presentación en concurso preventivo. Celulosa Argentina había paralizado su producción en Capitán Bermúdez y en Zárate el 30 de julio. Fuentes: Infobae y La Capital de Rosario.
La empresa Celulosa Argentina, una de las mayores fabricantes de productos de papel del país, comunicó este lunes a la Comisión Nacional de Valores (CNV) que se presentó en concurso preventivo de quiebra. La medida se conoció después de la paralización de sus plantas en Capitán Bermúdez y Zárate.
El Directorio de Celulosa Argentina S.A. resolvió someter a la compañía a este proceso legal conforme a la Ley Nacional N.º 24.522. El comunicado oficial, firmado por el apoderado Gonzalo Coda, informó a la CNV la decisión adoptada.
La presentación, aprobada por unanimidad durante la sesión de Directorio del 29 de agosto de 2025, marcó un momento clave para la continuidad de las operaciones de la empresa.
Según un acta interna, la compañía enfrentó una crisis que cruzó factores financieros, económicos y operativos.
El presidente del Directorio, Douglas Albrecht, junto a otros directores y miembros de la Comisión Fiscalizadora, analizaron el “extremadamente adverso” contexto económico durante la reunión. Atribuyeron el deterioro a factores como“un marcado descenso en las ventas, incrementos de costos y caída del poder de compra”.
El contexto de crisis
El Directorio detalló que el ejercicio cerrado el 31 de mayo de 2025 estuvo atravesado por un entorno desfavorable para la industria y, en especial, para el sector papelero.Indicaron que, a diferencia de ejercicios anteriores, los resultados se vieron impactados por una disminución de la actividad y de la demanda.
“Durante el último semestre, la caída de ventas llegó al 52% comparado con igual periodo del año anterior”, subrayó el acta. Las ventas en el mercado interno bajaron un 32% en toneladas.
La empresa intentó compensar ese retroceso con un aumento del 104% en las exportaciones respecto al año anterior, aunque admitió que “la rentabilidad fue muy inferior a la habitual en el mercado doméstico”.
Los costos de operación subieron, sobre todo medidos en dólares, y la falta de demanda impidió cualquier traslado a precios. En su lugar, la firma tuvo que reducir los valores de venta, lo que reforzó el deterioro de las cifras.
La rentabilidad bruta y operativa finalizaron por debajo de cero en el ejercicio 2025: -17% y -31%, respectivamente, frente a los valores positivos de 25% y 14% anotados en el ejercicio previo.
Los cambios en el comportamiento de pago en la cadena de valor y la acumulación de inventarios por la reducción de ventas incrementaron las necesidades de financiamiento.
Según el Directorio, la compañía recurrió a “las fuentes de financiación disponibles en el mercado, mayoritariamente de corto plazo y a un costo elevado, entre 35% y 45% anual en dólares”.
Recorte de crédito y reacción del mercado
Durante marzo de 2025, Celulosa Argentina enfrentó mayor presión por la percepción de riesgo sistémico. Eventos como el concurso preventivo deLos Groboy el default de Red Surcos afectaron la confianza de los acreedores, que aceleraron el retiro de créditos, según consta en el acta de Directorio.
Esta situación se agravó con la incertidumbre en torno al acuerdo de facilidades con el Fondo Monetario Internacional. Como resultado, la caja de la empresa sufrió una presión creciente y empezó a operar bajo pago contado o mediante cesión de cheques de terceros.
Entre los factores que profundizaron la crisis, la empresa mencionó “la retracción absoluta del crédito financiero y comercial”, lo cual la llevó a interrumpir la producción en sus plantas industriales de Capitán Bermúdez y Zárate durante julio, según documentos internos y reportes confirmados por la agencia EFE.
EFE informó que la suspensión de actividades incluyó tareas de mantenimiento mínimo con personal propio y que la razón principal fue el deterioro del capital de trabajo, en un contexto de reestructuración de deudas.
A lo largo de los últimos meses, pese a inyecciones de capital superiores a US$ 7.613.000 realizados por el accionista principal, la empresa no logró cumplir con sus obligaciones.
El 7 de mayo la compañía comunicó oficialmente a la CNV su incapacidad para afrontar pagos de obligaciones negociables y cheques diferidos. EFE mencionó que las deudas involucradas rondaban los US$ 128 millones.
Proceso formal y perspectivas
Frente a estas dificultades, la compañía contrató a la firma consultora VALO Columbus para evaluar alternativas estratégicas y buscar nuevos socios que aportaran fondos, según documentos proporcionados y la agencia EFE.
La firma especificó que “continúa enfocada en el proceso de reestructuración de sus pasivos financieros y en la búsqueda de nuevos socios o inversores que permitan la recomposición de su capital de trabajo, viabilizando su continuidad operativa”.
En el acta de Directorio, los responsables observaron que, aunque se mantuvieron contactos con potenciales inversores y acreedores, los avances fueron escasos. Los tiempos y los resultados de la búsqueda siguen siendo inciertos.
Sobre el patrimonio neto, señalaron un saldo negativo de 23.774.610.000 pesos al 31 de mayo de 2025, lo que activó una de las causales de disolución de la Ley de Sociedades.
La sesión que adoptó la decisión contó con la presencia de directores y síndicos, incluyendo a José Urtubey, Juan Collado, Andreas Keller Sarmiento, Matías Brea, Diego Tuttolomondo, Santiago Marfort, Daniel Gallo, Antonio Lattuca y Daniel Lucca. La resolución dispuso que el presidente adoptara “los medios necesarios” para formalizar la presentación en concurso preventivo.
De acuerdo con las comunicaciones cruzadas entre la empresa y la CNV, el objetivo declarado fue preservar la continuidad del trabajo, la actividad industrial y los activos de la firma, en un contexto donde la solución dependerá del acceso a financiamiento fresco.
La empresa Tapebicuá figura como accionista principal en la estructura de control accionario.
Freno a la producción tras no acordar con acreedores
Celulosa Argentina había paralizado su producción el 30 de julio en Capitán Bermúdez y en Zárate.
La compañía había informado a fines de julio a través de un comunicado a la Comisión Nacional de Valores (CNV) que las plantas industriales de Capitán Bermúdez y Zárate estaban completamente inactivas.
Permanecen sólo tareas menores de mantenimiento con personal que no se encuentra de vacaciones.
La decisión responde, según el comunicado, al «marcado deterioro del capital de trabajo» y se enmarca en una de las crisis más severas de esta empresa, una de las históricas del cordón industrial de Rosario.
La histórica papelera, con más de 100 años de trayectoria y controlada por Tapebicuá Investment Company, ligada a José Urtubey, Juan Collado y el inversor estadounidense Douglas Albrecht, arrastra meses de fuertes desequilibrios operativos y financieros.
En mayo cayó en default, en junio presentó una propuesta de reestructuración de deuda por US$ 128 millones que todavía no logró cerrar, y en julio fue demandada por quiebra por uno de sus principales acreedores.
El deterioro de Celulosa comenzó a acelerarse en abril, cuando contrató a la consultora VALO Columbus para diseñar un plan de reestructuración.
Pocos días después, comunicó queno podría afrontar los vencimientos de mayo en cheques y obligaciones negociables.
Entre abril y junio acumulaba compromisos financieros por US$ 25 millones, con más del 56% de su deuda en el corto plazo y balances en rojo.
En su último estado financiero, la compañía reportó una pérdida de $38.769 millones para los nueve meses cerrados en febrero.
Las ventas internas cayeron 32% interanual en toneladas, y aunque las exportaciones aumentaron, lo hicieron con menor rentabilidad.
En este marco, a comienzos de junio formalizó ante la CNV su propuesta para refinanciar US$ 128 millones de deuda.
El plan incluye la postergación de pagos de capital por dos años, intereses del 3% en dólares y 5% en pesos, y la subordinación del cobro de u$s21 millones por parte del accionista mayoritario.
También contempla, si no hay acuerdo, avanzar con un Acuerdo Preventivo Extrajudicial (APE) judicializado.
A mediados de julio, la situación escaló: Tecmaco Integral, uno de sus principales acreedores, presentó un pedido de quiebra en el Juzgado Civil y Comercial Nº 1 de San Lorenzo, Santa Fe.
La empresa tenía plazo hasta el 21 de julio, tras la feria judicial, para contestar la demanda.
Mientras tanto, la fecha límite anunciada por la propia Celulosa para cerrar su plan de reestructuración de deuda era el 31 de julio, pero aún no hubo confirmación oficial de que se haya alcanzado el nivel de adhesión necesario de los acreedores.
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Foto: La Capital de Rosario.




















