Desarrollo Forestal habló telefónicamente con Ignacio Méndez Cunill, socio de la empresa Eucaforest e integrante de la Sociedad Rural Argentina, en representación de Corrientes. “Por el cese de la construcción a nivel obra pública las empresas que destinaban su producción al mercado interno están en desventaja totalmente. Y también hay condiciones que no son favorables para la exportación”, dijo el entrevistado.
– Te pido si podés hacer una presentación de la empresa.
– Yo soy socio de la empresa Eucaforest. Nos dedicamos a desarrollar proyectos forestales en la provincia de Corrientes. Hoy tenemos 3.000 hectáreas forestadas de eucaliptus grandis en la zona centro, cerca de Santa Rosa. Y tenemos un ritmo de plantación de 500 hectáreas anuales, con un sistema silvopastoril en el que arrendamos la tierra a productores ganaderos. Es una forma de desarrollar la forestación en Corrientes. Por más que (la provincia) tenga mucha superficie para forestar, hoy está en manos de la ganadería.
Y si no creamos una sinergia entre las dos producciones es muy difícil lograr un crecimiento en hectáreas. Este sistema está trayendo muchos logros y también hay interés de los ganaderos en seguir desarrollándolo. Por otro lado, también tenemos una impregnadora de postes en Carmen de Areco, Buenos Aires, a donde destinamos los raleos intermedios de la producción forestal. Somos proveedores de Edenor y de otras empresas eléctricas. Estamos bastante fuertes en ese sentido.
– ¿El objetivo es lograr madera de calidad? ¿Ya tienen madera para cosechar?
– Sí, estamos empezando a cortar las primeras forestaciones, siempre apuntando a generar madera de calidad y con buenos diámetros. Nosotros vemos que hoy en día es un diferencial porque muchas de las forestaciones que existen no generan madera de calidad, porque no están podadas. La verdad es que, si uno no genera la calidad de la madera, es difícil que se vengan a instalar industrias con tecnificación y que demanden ese tipo de maderas.
– ¿Estamos hablando de diámetros en punta fina de cuántos centímetros?
– Por lo general cuando el árbol llega a 30 centímetros de diámetro a altura de pecho (DAP), se hace tala rasa. Y los raleos intermedios los aprovechamos con nuestra industria.
– En Misiones hay industrias que procesan diámetros de más de 35 centímetros. ¿Existe ese mercado en Corrientes?
– Antiguamente se buscaban diámetros muy grandes por el tipo de industria que había. Con el avance de tecnificación se usan en aserraderos máquinas múltiples que no toman diámetros muy grandes. A un diámetros de más de 35 centímetros es muy difícil encontrarle mercado. Industrias tecnificadas de Entre Ríos o de Corrientes prefieren rollos de entre 22 centímetros y 30 centímetros de diámetro, que son con los que logran mayor eficiencia al momento del corte.
Uno buscaría mayores diámetros libre de nudos si hubiera mayores industrias de laminados. Eso sería ideal para lograr un mayor valor agregado. En Santa Rosa falta un tiempo más para que maduren las inversiones. Esperemos que se creen las condiciones adecuadas para que puedan instalarse. Nosotros como grupo también siempre hemos apostado a tener industrias, pero estamos esperando un momento de mayor estabilidad que nos permita planificar, por lo menos a mediano plazo.
– Ante la incertidumbre, todos esperan para hacer inversiones.
– Que las reglas de juego estén claras. Eso es lo principal para hacer inversiones de este tipo. Estabilidad y seguridad jurídica que permitan planificar. Igualmente, hoy en día se puede llegar a estar viendo algo de ese cambio, así que estamos todos a la expectativa.
– ¿El RIGI (Régimen de Incentivo a las Grandes Inversiones) recientemente aprobado puede tener impacto real en el sector?
– Yo creo que va a ser muy interesante. El RIGI crea condiciones necesarias para que puedan venir grandes industrias que hoy hacen falta en Argentina, como celulosa, laminadoras o empresas tecnificadas en el sector aserrado. Es verdad que también está la discusión de qué va a pasar con las PyMEs. Hay que empezar, por un lado o por el otro.
Yo creo que es importante que se generen este tipo de regímenes de incentivos, pero después también vamos a empezar a trabajar para que las PyMEs que existen hoy en día, al gran porcentaje de ellas, les permitan tener condiciones en las que puedan competir o adecuarse al mercado. Para mí no hay que prohibir nada. Como pasa con Acon Timber. Acon Timber tiene una tecnificación que hoy no existe en el país. Eso le permite manejar costos de producción que son muy buenos.
Claramente están en desventaja las PyMEs de la zona, pero, bueno, no hay que decirle que no a una empresa como Acon Timber. Hay que crear condiciones para que las PyMEs puedan readecuarse, tecnificarse y poder competir en el mercado.
– ¿Qué está pasando con las empresas sectoriales hoy en el contexto de recesión imperante? Por otro lado, está la necesidad de luchar por una mayor tecnificación en las industrias, lo que inevitablemente hace que muchas de ellas, lamentablemente, se tengan que reconvertir o queden en el camino. Por lo menos eso ocurre en Misiones y Tapebicuá acaba de cerrar San Charbel en Corrientes.
– Totalmente. Hoy hay una gran incertidumbre a nivel macro en el país, no sólo con lo que está pasando a nivel sectorial del rubro maderero. Por el cese de la construcción a nivel obra pública las empresas que destinaban su producción al mercado interno están en desventaja totalmente. Y también hay condiciones que no son favorables para la exportación, tanto desde la logística, como por precios y costos.
Es un momento bastante preocupante que hay que pasar. Hace casi 20 años que estoy en el sector y hay mucha preocupación de qué es lo que va a pasar en el corto plazo si no se empieza a reactivas un poco la economía. No sólo readecuarse, sino ver de qué manera poder cubrir los costos o ser más eficientes en los procesos para poder entrar al juego, tanto de exportación como en el mercado interno.
– Claro, el tema es aguantar el momento sin desmantelar un trabajo de años.
– Totalmente. Aparte, hay un atraso cambiario que influye directamente. Estamos en las peores condiciones para exportar en comparación con los países vecinos. Si no sos eficiente en los procesos y si no estás tecnificado, quedás afuera. Y tampoco hay mercado interno. Estamos en un momento muy complicado. Hace dos o tres años hubo un boom de la construcción en el mercado interno, en tiempos de pandemia, y ahí sí había otro tipo de márgenes para las industria aserrables. Hoy no se está viendo eso y van a quedar afuera muchos jugadores y es preocupante si no se les da una ayuda o una herramienta para pasar este momento.
– En tu doble rol de empresario y de dirigente gremial empresario en ConFIAr, a través de la Sociedad Rural Argentina, ¿cómo puede ConFIAr tener llegada al gobierno para acercar estas preocupaciones y lograr algún tipo de medida que morigere la realidad del sector?
– Yo soy director de Sociedad Rural Argentina (SRA) y estoy a cargo de la Dirección de Forestación. Yo represento a SRA en ConFIAr, que además integran AFoA, AFCP, FAIMA y ASORA. Yo creo que se logró tener con este gobierno un canal de comunicación directa, lo que es muy bueno. Nos permite tener un ida y vuelta y hacer un seguimiento de los problemas que estamos teniendo.
Hoy en día hay 11 sub-mesas conformadas y trabaja con especialistas en cada tema. Por un lado, es espectacular lo que se logró. Es clave tener esta sinergia y que el gobierno sepa qué está pasando en el sector. Pero también vemos que lo que nosotros pensábamos que se podía lograr con mayor celeridad, está costando.
En algún momento cambiaron las autoridades que había en Bioeconomía; Pedro Vigneau (ex subsecretario, despedido junto al también ex subsecretario Germán Di Bella) estaba muy metido y se fue. Cuesta encontrar a alguien que decida o que baje línea de lo que estamos haciendo.
– ¿Qué era lo que pensaban que iba a salir con más celeridad y quedó en pausa?
– En la parte forestal, todo lo relacionado a la ley 25.080. Lograr que se vuelva a la ley del Seguro Verde para poder financiar las plantaciones. Son temas más políticos. Estamos pidiendo una acción política que genere un cambio. O en la Mesa de Transporte en Logística, donde estamos evaluando bitrenes, temas de hidrovía y puertos. Son temas que requieren una acción política sin pedir plata.
Estamos diciendo que, cambiando estas tres cosas, se podría ser mucho más eficientes en logística y transporte. Y ahí quizás falta la decisión. Igualmente, estamos trabajando fuertemente en eso. Estamos teniendo muchas reuniones y vemos que hay predisposición del otro lado (en referencia a la Dirección Nacional de Desarrollo Foresto Industrial) y gente lógica que entiende.
Si nosotros no generamos el cambio va a ser muy difícil que se genere en otro lado. Y además de ConFIAr, con cada consorcio forestal o cada asociación que participa siempre estamos en comunicación constante para saber qué necesitan y poder transmitirlas. Seríamos los voceros del sector.
– ¿Cómo está la actualidad de los caminos en la zona de Santa Rosa y aledaños? ¿Y cuán posible es la instalación del puerto en Ituzaingó?
– El tema de caminos es preocupante. Este año hubo mucho ruido por el estado de los caminos. Hay forestaciones que están quedando fuera del circuito por las condiciones de los caminos. Y tuvimos muchas reuniones con el gobierno. La verdad es que no hay fondos.
– Están las rutas nacionales y las provinciales. ¿A cuáles te referís vos?
– Se usan en su mayoría rutas provinciales. Se nota la falta de mantenimiento. Es algo preocupante. Y las autoridades dicen lo mismo que se escucha a nivel nacional: no hay presupuesto. Es un momento complicado. La sinergia público-privada es clave en todo.
– Coincide con la puesta en marcha de Acon Timber en Virasoro un aumento de precios de las forestaciones en el noreste de Corrientes y en el sur de Misiones. ¿Eso tuvo algún impacto en los precios de las forestaciones en Santa Rosa o solamente es un fenómeno muy localizado?
– No. Los precios empezaron a mejorar. Partamos de la base que hasta el año pasado los precios estaban muy bajos. Estaban a un promedio de US$ 7, US$ 8 la tonelada cuando el promedio histórico es entre US$ 15 y US$ 25. Hoy estamos cerca de US$ 16, US$ 17. Se está llegando a un precio medio de lo que valía la madera. Vos te cruzás a Paraguay, A Uruguay o a Brasil y la tonelada de madera vale de US$ 50 para arriba. ¿Por qué? Porque tienen la tecnología industrial necesaria para generar valor agregado con ese producto.
Nosotros necesitamos empresas como Acon Timber, necesitamos que la industria se tecnifique. Si no, hay pocos incentivos para los que plantamos. Hoy se está viendo una disminución muy importante en la superficie plantada, tanto por el precio como por la desfinanciación de la ley (25.080). Y eso influye mucho. No puede ser que en Paraguay estén haciendo una de las plantas de celulosa más grande la Latinoamérica y no tienen madera. Nosotros tenemos madera, tenemos el río, la estructura, todo…
Estamos estancados hace 30, 40 años. Y creo que hoy hay una oportunidad. A nivel mundial hay muchos interesados en venir a invertir en Argentina porque somos de los pocos países que quedan con tierras aptas para poder desarrollar la foresto industria en el país. Hay que aprovechar eso generando condiciones.
– ¿Ha habido una apertura hacia la forestoindustria de los productores ganaderos en Corrientes? ¿Hay mayor interés o es una situación marginal?
– Sí. Sobre todo se nota con los productores que están utilizando estos sistemas y ven los beneficios. Me pasó hace unas semanas recorriendo uno de los campos forestados con sistema silvopastoril que, tras la caída de las primeras heladas, se veían las pasturas bajo los árboles y el dueño decía que le parecía espectacular. No sólo por la calidad y disponibilidad de forraje, sino también lo beneficioso que es para el animal estar bajo sombra en el verano. Hay una sinergia muy interesante que cada año se va mejorando: densidades de plantación, calidad genética. También hay que saber utilizar la ganadería dentro de la forestación, las cargas animales que hay que poner, los tipos de pasturas, la fertilización de esas pasturas. Se está recolectando esa información, lo que va a ser clave.
– Eucaforest tiene 3.000 hectáreas forestadas. ¿Cuántas están bajo el sistema silvopastoril?
– Estamos en 2.000 hectáreas. Tenemos un ritmo de forestación de 500 hectáreas anuales.
– ¿Hubo aumento de costos de forestación con la fuerte devaluación de diciembre (del 118 por ciento)? ¿Los afectó esta situación o no?
– El costo, obviamente se actualizó, pero también hay que tener en cuenta que en los sistemas silvopastoriles es menor la densidad de planta, es menor el movimiento de tierra. Tiene un costo mucho más bajo que el sistema de macizo. Sí, los costos de los insumos subieron.
– Decías que el dólar está atrasado. ¿Qué valor de dólar necesitaría el sector foresto industrial para no quedarse afuera del mercado exportador y competir con los países vecinos?
– Por lo menos debería ser igual que el dólar billete que se maneja.
– Alrededor de $1.400.
– Claro. Empecemos por ahí. Y hace falta estabilidad. Hay ganas de invertir. Nosotros somos empresario, queremos invertir, queremos generar valor agregado. Hoy tenemos en el grupo más de 70 empleados. Mi visión es que hay muchas oportunidades en el sector, en el país. Se puede hacer mucho. Y mucho depende del trabajo nuestro de involucrarnos, participar como asociaciones empresarias. Mostrar las falencias que tenemos y mejorarlas.
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Fotos: Eucaforest