¿Argentina potencia forestal?

Argentina potencia forestal

*Por Ing. Daniel Maradei

Argentina potencia forestal? :Muchas veces hemos escuchado sobre el potencial forestal de la Argentina, y otras tantas nos hemos preguntado por qué no se concreta en una realidad.

En nuestros inicios profesionales se hablaba que la región con mayor potencial para el  desarrollo forestal mundial era la denominada ABC, por Argentina, Brasil y Chile. En ese orden, con Uruguay sin figurar y Paraguay como un país donde solo se explotaba el monte nativo.

Después de 30 ó 40 años la situación es diametralmente opuesta. Brasil y Chile se encuentran entre los líderes mundiales en producción de pasta y papel. Uruguay tiene tres plantas de escala mundial en funcionamiento.

E inclusive en Paraguay donde se cuestionan una serie de aspectos, ya hay dos grupos analizando la posibilidad de construir proyectos celulósicos.

Entonces, nuevamente, ¿por qué no pasó lo mismo en Argentina? ¿Cuáles fueron las causas del estancamiento de nuestro país?

Lógicamente deben haber interactuado una serie de circunstancias, pero con ánimo de sintetizar, yo me atrevería a decir que estamos como estamos porque en política forestal hemos hecho todo mal.

Protección estatal

Por citar sólo algunos aspectos:

La industria celulósica papelera tuvo una importante protección y apoyo del Estado. El resultado de esta política no requiere demasiados análisis viendo el tamaño y la antigüedad de la industria local en la actualidad.

Argentina potencia forestal
“Brasil y Chile se encuentran entre los líderes mundiales en producción de pasta y papel. Uruguay tiene tres plantas de escala mundial en funcionamiento. ¿Cuáles fueron las causas del estancamiento de nuestro país?”, se preguntó Maradei.

Esta falta de escala y de actualización tecnológica tiene como consecuencia inmediata la pérdida de competitividad.

En lo referente al tema forestal, se comenzó con sistemas de promoción muy eficientes en cuanto a los logros obtenidos, pero orientados exclusivamente a la generación de materia prima para estas industrias.

A tal punto que los pinos en Misiones se plantaban a 3 m por 1,5 m, o sea 2.222 árboles por hectárea; sin manejo. O sea que se enfocó el apoyo básicamente a la obtención de biomasa para trituración.

Pero cuando ya la teníamos nos opusimos a la instalación de las fábricas que debían consumir esos materiales, no solo en nuestro país sino en los vecinos también.

Entonces frente a la imposibilidad de comercializar los inmensos volúmenes producidos, al estancamiento de los crecimientos por la alta competencia y la aparición de plagas y enfermedades ante el stress de las plantaciones, los forestadores comenzaron a hacer raleos a pérdida.

Y desde la ley 25.080, con muy buen criterio, se comenzó a apoyar los raleos no comerciales y los tratamientos de poda, permitiendo de esta manera introducir el manejo silvo pastoril y la obtención de madera de calidad para su uso sólido.

Plantaciones manejadas

Eso ha hecho que en la actualidad Argentina disponga de una inmensa mayoría de plantaciones manejadas, con importantes inversiones en los tratamientos silvícolas.

¿Pero a qué estamos apuntando ahora? A buscar inversiones en plantas celulósicas.

Indudablemente en algo nos estamos equivocando.

Si tenemos madera manejada silvícolamente, no sería más lógico promover la industria del aserrado y toda la cadena industrial posterior para el agregado de valor, que sin duda generaría un paliativo al alto índice de desocupación que existe en el país por la alta demanda de mano de obra que posee este sector de la industria y podría pagar por la materia prima un valor muy superior que si se la destina exclusivamente al triturado?.

Pero que quede claro también que la industria celulósica es imprescindible para el desarrollo forestal de un país, y que su funcionamiento impulsa la instalación de otros emprendimientos que completan el aprovechamiento de la materia prima, impulsando el desarrollo global de una región.

Para comprobarlo podemos analizar el cambio en la economía de Misiones a partir del comienzo de estas industrias. O ver en Brasil los polos industriales generados alrededor de las plantas de celulosa.

Y ni hablar de la necesidad de producción local de papeles marrones, a partir de pasta de fibra larga, que podrían dar aprovechamiento, junto con los proyectos energéticos, a los desvalorizados raleos de pinos.

O sea que el planteo no es oponerse al desarrollo de un tipo de industria, bajo ningún punto de vista. La idea es analizar la oportunidad y la situación de los mercados globales para orientar las políticas de Estado.

Hoy la Argentina dispone de un importante stock de madera con valor agregado, el mercado internacional es demandante de estos productos, y se están tomando medidas para reducir los costos de logística en las exportaciones.

En la región existen varios proyectos para la fabricación de pastas de fibra corta, de modo que ahora habrá que esperar que el crecimiento de la demanda absorba la inmensa oferta que generarán. No es que Argentina perdió ese tren, es que decidimos no subirnos. Vamos a tener que aceptarlo y dejar pasar el tiempo suficiente como para estar nuevamente en carrera.

Entonces cuáles son las medidas que nos podrían llevar a ir transformando ese potencial tantas veces declamado en una potencia forestal.

En primer lugar entiendo que debemos manejarnos como un país verdaderamente federal.

Así como el Estado ha hecho grandes inversiones para facilitar la exportación de la bendecida pradera pampeana, con rutas, puertos y la infraestructura requerida, las economías regionales requieren disponer de facilidades semejantes como para reducir los altísimos costos internos que nos quitan competitividad con países competidores que además tienen su producción forestal cerca de los puertos de ultramar. 

Y si mencionábamos la falta de escala y la antigüedad de la industria celulósica, qué podemos decir de la industria del aserrado, donde son contados los establecimientos   con equipamiento moderno y con escalas competitivas.

Ahí es donde se deben enfocar las políticas públicas para lograr el desarrollo del interior del país, otorgando créditos a tasas subsidiadas para la compra de equipamientos modernos, eliminando los aranceles de importación, reduciendo los costos del movimiento de la producción desde las industrias hasta su despacho en puertos, mejorando las redes viales, construyendo puertos dedicados y mejorando las vías de navegación y su legislación de modo de poder aprovechar nosotros también al envidiable río Paraná.

El potencial existe, es una realidad; deben ser pocos los sitios de la Tierra donde la producción forestal alcance los niveles de eficiencia que tenemos en el Litoral argentino y en otras regiones del país. El interés de los inversores por el sector también.

Falta que nos concentremos en derribar las barreras existentes y enfoquemos los apoyos del Estado en aquellos sectores que hoy pueden obtener el desarrollo buscado, utilizando la materia prima existente, transformándola bajo estándares internacionales y generando de esta manera la creación de puestos de trabajo dignos como para atenuar los altísimos índices de pobreza existentes, en especial en el interior del país.

Leer: EVASA: “La logística es el tema a trabajar”

Foto: Desarrollo Forestal (Enviado Especial a Ituzaingó, Corrientes).

Notas banner pie

Dejar respuesta

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre