(Buenos Aires, 13 de febrero de 2017). Reporte preliminar del Infor estima que el costo máximo podría ascender hasta los US$496,3 millones si hubiera una pérdida total en cada zona siniestrada, lo que al parecer no sucedió, pues hay áreas donde el fuego no destruyó completamente los árboles.
Tras la desolación que dejó el incendio más devastador de la historia de Chile, viene la ardua tarea de reconstruir. Y en el caso del sector silvícola, el más afectado por la ola de siniestros que arrasó con un total de 596.690 hectáreas en el país, empresas, Gobierno y organismos técnicos entraron de lleno a la tarea de calcular cuánto costará restituir y repoblar con árboles la superficie destruida por el fuego.
El proceso de replantar partirá este invierno y desde ya las empresas Arauco, del grupo Angelini, y Forestal Mininco, de CMPC del grupo Matte, advierten que tardará tres a cuatro años.
Terminada la catástrofe, gremios y centros de investigación ya tienen algunos cálculos de lo que significará la reforestación para todas las plantaciones privadas que se perdieron con el fuego, desde las más grandes, hasta las de los pequeños productores. La Corporación de la Madera (Corma) cifró esta inversión entre US$197 millones y US$275,8 millones, solo en repoblar el bosque donde había pinos y eucaliptos.
Por su parte, un reporte preliminar del Instituto Forestal (Infor) calcula que el costo máximo de reforestar
ascendería a US$496,3 millones. Y en la zona más afectada por los incendios, la región del Maule, el organismo estatal cifró un gasto máximo potencial de US$253,5 millones.
El director de la entidad, Fernando Rosselot, explica que dichas cifras consideran el supuesto de que hubiera una pérdida total en cada zona (polígono) afectada por los incendios, señalando que, en todo caso, la constatación en terreno muestra que hay áreas donde el fuego pasó muy rápido y no destruyó completamente los árboles. Por ende, la evaluación completa la tendrán una vez que se verifique en el lugar la magnitud del daño, lo que culminará la próxima semana.
Al costo de reforestar, hay que sumar el reestablecimiento de equipos e infraestructura productiva, como aserraderos. Esta letal temporada de incendios afectó a 72 de estas instalaciones, según un reporte de Infor.
Además de ello, la deflagración dañó la flora nativa, cuya recuperación implica otra gran inversión. Aunque las grandes compañías forestales se han comprometido a plantar cada árbol originario que había en sus terrenos, no hay claridad sobre qué pasará con el bosque nativo de pequeños propietarios.
Reforestar cada hectárea significa invertir desde US$1.000
El sector forestal explica que la actual temporada de incendios ha sido la peor de la que se tenga recuerdo, y hubo unos días en los que la voracidad del fuego rompió todos los registros conocidos. Entre el 14 de enero y el 10 de febrero se quemaron en tres regiones -de la VI a la VIII- 365.958 hectáreas, según datos del Ministerio de Agricultura. La cifra sube a 596.000 si se suman los siniestros de días y meses anteriores a esa fecha y se adicionan los desastres de otras regiones, como la V y RM.
En esos 28 días donde la zona central del país estuvo literalmente al “rojo vivo”, el 62% de lo que se quemó correspondió a plantaciones forestales, siendo la región del Maule la más afectada.
En el sector forestal coinciden en que la cifra más realista de la superficie afectada asciende a 197.000 hectáreas en total, que corresponde a terrenos donde efectivamente había bosques de pino y eucalipto, y no eran tierras despejadas para futuras plantaciones o en proceso de cosecha forestal.
Fernando Raga, presidente de Corma, enfatiza que esta catástrofe equivale a 10 veces lo incendiado en un año promedio y señala que “los costos de reforestar podrían estar entre los US$ 1.000 y US$ 1.400 por hectárea”, lo que explica la inversión de entre US$ 197 millones y US$ 275,8 millones ya señalada.
Como sea, el proceso demorará varios años, porque hoy los viveros no cuentan con el stock suficiente de plantas para reforestar a gran escala, explica Fernando Raga. Mario Hermosilla, consultor y ex ejecutivo forestal, estima que en el país se disponen de tres a cuatro millones de plantas, que pueden cubrir unas 50 mil hectáreas. Por ello, el esfuerzo mayor para forestar vendrá en el 2018, donde estima que se cultivarán unas 150.000 hectáreas.
A Arauco y CMPC se les incendiaron 99.500 hectáreas, la mitad de lo siniestrado
Las dos empresas más afectadas por la deflagración son Arauco y CMPC. A la primera se le quemaron 80.000 hectáreas, principalmente en las regiones del Maule y el Biobío. “Hoy nuestra área forestal está determinando a nivel de detalle el daño en el árbol, en el suelo, entre otros aspectos”, dice Charles Kimber, gerente de Asuntos Corporativos y Comerciales de esta compañía.
En el Maule, la compañía perdió el aserradero El Cruce, en Santa Olga, la comunidad que fue completamente destruida por el fuego el 26 de enero. Kimber explica que la compañía decidió reconstruir esta instalación, que da trabajo directo a 125 personas. “Tenemos el compromiso de mantenerles su fuente laboral y sus remuneraciones mientras dure el proceso de reconstrucción”, señala el ejecutivo.
En el caso de CMPC, la firma del grupo Matte registró una pérdida de 19.500 hectáreas, 90% de pino y 10% de eucalipto. “Aunque los incendios afectaron masa forestal desde la VII a la IX región, el 73% del daño en esta compañía se produjo en la región del Maule”, detalla Eduardo Hernández, gerente general de Forestal Mininco de CMPC.
Según el consultor Mario Hermosilla, esta tragedia afectó muy fuertemente a pequeños y medianos propietarios de bosques, que poseían la mitad de la superficie siniestrada y a quienes les costará más replantar, “porque se quedaron sin nada”.
Por ello, estima útil que el Gobierno implemente un sistema que bonifique la reforestación, aunque reconoce que “es muy difícil que se haga, en un contexto de austeridad fiscal y porque se ha estigmatizado al DL 701, que fue una excelente herramienta de fomento productivo”, sostiene el experto.
“Definitivamente se debería apoyar a los pequeños forestadores, así como se está articulando un apoyo para los pequeños y medianos industriales de la madera. En el largo plazo, si no hay forestación, no hay industria”, concluye Fernando Raga, timonel de Corma. El representante explica que solo el 3% de la superficie siniestrada de pequeños y medianos propietarios está cubierta por seguros. En las grandes empresas, esta cobertura es mayor, pero por sus características -primas y deducibles elevados- no constituye un alivio económico sustantivo, dicen las compañías.
Empresas gastaron US$47 millones en prevenir y controlar incendios
Las empresas gastaron US$47 millones en esta temporada en prevenir y controlar los incendios. Esta cifra se ha ido incrementando en el tiempo en relación con el aumento de los costos, tanto del equipamiento, material y de los servicios prestados por las personas.
“Las empresas forestales no solo combaten sus propios incendios, sino los de sus vecinos o zonas en las que actúan en colaboración con Conaf, constituyendo entre ambas situaciones más del 40% de los casos”, resalta Fernando Raga. Arauco precisa que el 70% de los siniestros que han combatido son de predios de terceros y no de la empresa. En el caso de CMPC, tal cifra llega al 50%.
Las compañías Arauco y CMPC van a subir el presupuesto para la siguiente temporada, señalan en las empresas. Y, de hecho, han acopiado recursos extras para la emergencia. En el caso de CMPC, disponía de US$15 millones para los siniestros del año y como ya se gastaron en la catástrofe, están sumando US$5 millones de recursos extras para lo que resta del año, y otros US$2 millones en prevención de incendios.
Arauco invierte en promedio US$25 millones, cifra que varía de acuerdo a la magnitud de los incendios.
También habrá cambios en la manera de manejar los bosques, en especial de parte de los pequeños y medianos propietarios, pero en lo referente a mejores herramientas de prevención, limpieza de cortafuegos, entre otros.
¿Se utilizarán otras especies? Los consultados sostienen que no, porque no hay diferencias apreciables de combustibilidad entre las especies nativas y las introducidas. Y además porque “los propietarios de los bosques replantarán con árboles rentables económicamente y las especies nativas no lo son”, afirma Hermosilla.
Aun así, algunas compañías, como CMPC, tienen planes de repoblar las zonas siniestradas donde había flora nativa con las mismas especies originales, para lo cual dispone de 500.000 plantas para este año. Arauco, que tiene en el país 250.000 hectáreas de bosque nativo, “restaurará toda el área que haya sido afectada por el siniestro con especies del mismo tipo para preservar la biodiversidad e identidad de nuestro país”, señala Kimber, quien enfatiza que “no habrá sustitución” de bosque nativo por flora exótica en ningún caso.
En el caso de los pequeños empresarios, “lo probable es que los propietarios, que viven de la producción, tiendan a reforestar sus terrenos productivos con especies económicamente viables, y que el Estado y las empresas (grandes) ejecuten planes de restauración en sus áreas de conservación con vegetación y bosques naturales”, resume Fernando Raga.
Impacto en la madera y en la producción de celulosa
Aunque la superficie que se quemó equivale solo al 8% de las plantaciones forestales que hay en Chile, los incendios tendrán un gran impacto en el mercado. Corma estima que afectará a la industria en su conjunto, porque los árboles se transforman en madera para casas y enseres, para producir tableros y paneles -utilizados tanto en la construcción como en muebles o decoración-, e insumo en las plantas de celulosa.
Fernando Raga sostiene que, por ejemplo, en la región del Maule, donde se vio afectada el 25% de la superficie productiva, se podría registrar una reducción en el volumen de entre 1,5 millones y 1,8 millones de metros cúbicos de madera al año. “Este volumen es sustancial y afectará la producción de madera aserrada principalmente”, señala. Para lograr que quede madera en el mercado interno y no toda se vaya a la exportación, Raga prevé una tendencia alcista en los precios locales.
Otra actividad que se vería afectada sería la producción de pulpa. “La plantas de celulosa podrán compensar el menor volumen local trayendo suministros de otras zonas, lo que posiblemente tendrá algún impacto en el valor de la materia prima en varias regiones, y en el costo de suministro de las plantas”, expone Raga. Fernando Rosselot estima que la cadena productiva se verá afectada porque la superficie siniestrada es relevante para la industria.
Fuente: Lignum