Henter: “Está complicada la situación para las fábricas de terciado”

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(Buenos Aires, 6 de septiembre de 2012). Desarrollo Forestal se entrevistó telefónicamente con Luis Henn, propietario de la fábrica de terciados Henter ICSA, ubicada en Montecarlo, Misiones. “La situación general es un poco de deterioro. Se nota que la actividad de los aserraderos en general ha bajado. Por ejemplo, las horas de trabajo en muchos casos han bajado. Todavía estamos en una situación manejable para los aserraderos”, afirmó Henn. «(Lo que ocurre)Un poco es una figurita conocida.

– Lo llamamos para saber cómo está la situación en su empresa y en la franja de mercado que ocupan, que es la venta de madera terciada. Sabemos que muchos aserraderos han acumulado stock y otros ya han comenzado a suspender días de trabajo. Los comentarios que nos llegan sostienen que la industria más afectada en este momento es la del terciado.

– Sí, eso es completamente cierto. Es la que primero siente los efectos de las crisis y la que más profundamente lo siente, también. Está complicada la situación para las fábricas de terciado.

– Queríamos hablar con usted, que tiene tanta experiencia en el sector, porque se recuerda que cada vez que hay una crisis importante en la industria maderera, siempre la industria de madera terciada es la más perjudicada. ¿A qué piensa usted que se debe esto?

– Un poco es una figurita conocida. Cuando tenemos los precios externos más o menos fijos, o con muy poca variación, y los costos internos aumentan más que eso, se va llegando paulatinamente a una situación. Primero, difícil, y después, imposible. Nosotros ahora hemos revisado un poco nuestra gama de productos y nos encontramos con que algunos se estaban vendiendo por debajo del costo. Lo cual es perfectamente posible en una circunstancia, pero no como tendencia, que es inaceptable en cualquier empresa.

– Con todas las consabidas trabas a las importaciones por parte del gobierno, ¿se frena de alguna manera el ingreso agresivo de terciados desde Brasil? ¿O la raíz del problema actual se debe al aumento de los costos internos?

– Claro, es el aumento de los costos internos que desencadena todo el resto después. Porque no sólo de Brasil ingresa mercadería, sino que de Uruguay han entrado cantidades masivas de terciados fenólicos. Todo por parte de grandes empresas. Están vinculadas con los capitales chilenos que tienen plantas de MDF acá en la Argentina… Concretamente, Alto Paraná y Masisa. Son dos empresas que han estado importando el terciado desde el Uruguay. El gobierno ha puesto buena voluntad en controlar un poquito, pero no quiere decir que las trabas a las importaciones tengan muchos efectos. Siguen entrando igual. Supongo, con bastante incomodidad por parte de los importadores, pero se las ingenian para seguir.

– En una palabra, ustedes están en una encrucijada: un dólar bajo y las importaciones que siguen entrando.

– Exacto. Pero sabemos cuál es la trampa. Pedir que se devalúe el peso tampoco es solución. Por lo menos, no lo es si no se lo piensa en el contexto de un plan más integral que abarque otras variables de la economía. Porque si devaluamos, nos vamos a encontrar con que nuestros precios internos automáticamente van a saltar a otro nivel, y vamos a estar en la misma, sólo que con un dólar más alto. Es decir, si suelta el dólar nuestros precios internos se van a ir. Hay que pensar en un plan global para la economía Argentina. Los parches no van a dar solución alguna. Pueden ser momentáneas, pero no una solución para la economía.

– ¿Cómo vive usted la situación general en la provincia? Sobre todo a raíz del cierre de La Palmina a fines de julio. ¿Fue solamente un caso aislado o se están escuchando comentarios sobre industrias medianas o medio-chicas que también estás siendo afectadas por el aumento de costos y la pérdida de mercados? ¿Cómo está la situación general en ese sentido?

– La situación general es un poco de deterioro. Si bien La Palmina tiene sus cuestiones puntuales y particulares, se nota que la actividad de los aserraderos en general ha bajado. Se han tratado de reacomodar. Yo por motivo personal tengo vinculaciones con unos cuantos aserraderos y noto que, por ejemplo, la producción de vigas laminadas ha disminuido y las horas de trabajo en muchos casos han bajado. Se han cortado horas extras, por ejemplo. Están un poco más complicados. Todavía sin que a esta situación se la pueda calificar como crisis. Todavía estamos en una situación, si se quiere, manejable para los aserraderos. Pero se avizoran complicaciones. Para empezar, un fenómeno también harto conocido: la dilatación de los plazos de pago. Es decir, antes se trabajaba mucho con los 30 días, hasta 60 días. Y ahora los están estirando hasta 90 y 120 días. Y sabemos que eso tampoco es solución porque a la larga van a aparecer los cheques devueltos en cadena. Y lo sabemos, también. Si se sigue por esa variante.

– Basándome en su experiencia, esta crisis está muy lejos de crisis anteriores que haya sufrido el sector.

– Claaaro (enfatiza alargando la “a”). Nada que ver con la crisis del 2011, por ejemplo, que ésa era una crisis terminal. En ese momento todos los productos de la empresa se vendían por debajo de su costo. O sea, la empresa estaba yéndose a pique. Así de simple. Claro, teníamos un dólar fijo y ésa terminó siendo la trampa. Y después cuando se liberó, toda la economía sufrió un shock y se reacomodaron los precios. El proceso posterior fue un poquito perverso. Después de tener un período con alta rentabilidad, en el que se podía exportar –nosotros llegamos a exportar-, aunque por debajo de los requerimientos de los posibles importadores, porque no quisimos dejar el mercado interno. Nosotros los fabricantes de terciados habíamos peleado muchísimo para lograr que se declarara el dumping por parte de Brasil y Paraguay en la década del 90. Luchamos por nuestro mercado interno. Ahora, una vez que las condiciones pasaron a permitirnos exportar, no consideramos ni justo ni conveniente abandonar el mercado interno y obligar a los fabricantes de puertas y a los muebleros a que importaran terciados. No quisimos desabastecer el mercado interno por dos motivos: por la lucha grande que habíamos dado pero, por otra parte, porque también sabíamos que esa situación favorable a las exportaciones no iba a durar mucho tiempo. Nos convenía (enfatiza) atender el mercado interno.

Fotos: Gentileza Henter ICSA.

Más información: Desarrollo Forestal impreso de agosto (Año XXI, número 208).

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