Duro debate entre INTI y la Asamblea de Gualeguaychú por UPM (ex Botnia)

(Buenos Aires, 18 de junio de 2010). Autoridades del Instituto Nacional de Tecnología Industrial (INTI) se reunieron el 22 de mayo en el Centro Argentino de Ingenieros Agrónomos (CAIA) con técnicos de la Asamblea Ambiental de Gualeguaychú para debatir acerca de la radicación de UPM (ex Botnia) en Uruguay. Desarrollo Forestal presenta una síntesis de ambas posturas. En la foto, Enrique Martínez –presidente de INTI-. Galería de Imágenes.

El encuentro contó con dos exposiciones principales. Por un lado, habló el presidente del INTI, Enrique Martínez, y, por el otro, Carlos Goldaracena de la asamblea de Gualeguaychú, licenciado en Ciencias Bioquímicas y profesor de Toxicología en la Facultad de Entre Ríos, de la UNER y de la UADE.

Cada uno tenía un total de 8 minutos para plantear su postura, pero el debate hizo ese tiempo de goma.

Al inicio de la reunión, el representante y miembro del grupo interdisciplinario de Ciencias Naturales de la Asamblea de Gualeguaychú, Carlos Goldaracena, presentó un Power Point con informes técnicos que realizaron las universidades nacionales de Buenos Aires y de La Plata y que fueron presentados por Cancillería ante la Corte Internacional de Justicia de La Haya.

Carlos Goldaracena- A finales de 2007 nos empezamos a preocupar por la cantidad de tóxicos presentes en las emisiones atmosféricas y los efluentes líquidos de la planta, analizando la historia de todas las papeleras de este tipo que hay en el mundo.

Así, estudiamos la papelera de Finlandia, observamos los problemas de Pontevedra; de Arauco, en Chile; y los derrames que han presentado las papeleras grandes de Brasil. Por papeleras grandes nos referimos a aquellas que producen más de 1 millón de toneladas. Existen 5 papeleras de este tipo en el mundo, de las que 4 tiran sus efluentes líquidos al mar.

La única papelera de este volumen de producción que tira los efluentes líquidos a un río es la que tenemos enfrente de Gualeguaychú. En el primer estudio de impacto ambiental que hizo la ex Botnia, nos llamó la atención la cantidad diaria de material particulado contaminante que declaró la empresa. El material particulado absorbe compuestos gaseosos y sólidos y cuando se lo analiza se observan los niveles de toxicidad como residuos de dioxina, compuestos pesados y volátiles, que son los que llegan a la costa entrerriana.

En esos estudios explicaban que el radio mínimo en el que llegaban las emisiones atmosféricas eran de 60 kilómetros a 100 kilómetros y Gualeguaychú esta a sólo 27 kilómetros de la chimenea de la ex Botnia. Antes, Uruguay, no tenía estándares fijados de efluentes líquidos; Botnia presentó 600 miligramos por litro. Las otras pasteras tienen valores inferiores.

En la provincia de Entre Ríos la demanda química de los efluentes rondan en los 200 miligramos por litro y esos son los estándares que La Haya. Vimos muchos estudios de impacto ambiental que no coincidían con lo que pasaba en la pastera. Estos decían que no habría olores en la ciudad de Gualeguaychú y que, a lo sumo, los habría en Fray Bentos cuando se pusiera en funcionamiento la planta.

La empresa decía que las dioxinas y los furanos por los bajos valores no serían detectables, pero encontramos bibliografía que determina que cuando se reemplaza el cloro gaseoso por el dióxido de cloro siempre se van a producir dioxinas. El valor del fósforo y nitrógeno en el río ya estaban en el límite antes de Botnia, evidenciados por el aumento de las algas.

La exposición de Martínez

A continuación de Goldaracena siguió el presidente de INTI, Enrique Martínez, quien minutos más tarde protagonizó una de las discusiones más fervorosas en a sala.

“En este episodio tan importante en la política industrial de Argentina y en la política ambiental como lo es la discusión del tema Botnia, INTI realizó 10 campañas de difusión de estudios de aguas y sedimentos. En la segunda campaña se detuvo la difusión por un pedido expreso de Cancillería Argentina, hasta tanto se definiera el tema de La Haya.

Ahora ya esta en la web del INTI. En el ámbito del bicentenario, INTI realizó una serie de debates. El primero se trató de cómo medir el progreso en la economía e intentamos concluir en que hay que razonar en torno a un triángulo que tiene como vértice la actividad económica, en otro la cuestión ambiental y en el otro la justicia social. Ese triángulo no es equilátero, sino que de las tres cuestiones hay dos que determinan la tercera: el ambiente y la justicia social determinan la actividad económica.

El tema de Botnia encaja casi como de manual. Uruguay desarrolló una actividad forestal para avanzar en la producción de celulosa en gran escala.

Desde el punto de vista ambiental, creemos que ese triángulo que tanto defendemos se descartó totalmente el análisis de esa cuestión. O sea, se concentró el análisis en la cuestión ambiental como si Uruguay no tuviera derecho a planificar una actividad productiva. Y en la cuestión ambiental es cierto que hay que ser sumamente cuidadosos porque no es lo mismo una planta de un millón de toneladas que una planta de 50 mil toneladas.

Pero más que concentrarnos como INTI en los análisis previos de los papeles Botnia, tratamos hacer nuestro aporte contestando a dos preguntas. Primero: quién pone los contaminantes en el agua. Y segundo: cuál es su concentración. Para dar un ejemplo, el tema del honoris fenoles, que es un componente de todos los detergentes y está presente en la fórmula del glifosato, que se utiliza como herbicida en Argentina para los cultivos de granos.

Hace más de un año y medio le propusimos a la Secretaría de Ambiente realizar un mapa de contaminación del Uruguay completo, pero ni se analizó nada de ello porque se consideró que sería un tema de discusión en el conflicto con Uruguay. ¿Por qué concluimos que el honoris fenoles lo pone Botnia, si estos están en todos los detergentes?

Hay todo tipo de efluentes que van a parar al río; la verdad nos gustaría ser más rigurosos. El gráfico que se acaba de mostrar sobre las dioxinas hecho por INTI paso rápidamente por los valores y abajo tenía el valor de referencia y el máximo pico frente a Ñandubaysal es menos del 40 por ciento del valor de referencia.

En 2 años no encontramos ningún valor acumulativo. Es más, según las épocas del año los valores de las dioxinas suben y bajan. (…) Y además, sin mediciones rigurosas que aseguren que hoy la planta está contaminando cuando nuestro informe dice que el único parámetro en todo el río en el que encontramos valores que superan los niveles de contaminación aceptables son los cloriformes, frutos de los efluentes cloacales de la ciudad de Concepción del Uruguay.

Fotos: Desarrollo Forestal.

Más información en Desarrollo Forestal impreso de junio (Año XIX, número 186).

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