(Buenos Aires, 24 de julio de 2015). D&F Muebles tuvo un enviado especial a FIMAR 2015, quien conversó sobre la actualidad de la industria con Norberto Weidmann, propietario de Döning Muebles, fabricante de muebles de Esperanza, Santa Fe.,“La producción ha sido uno de los sectores que más fue castigado en los últimos años con las cuestiones tributarias. Tanto el comprador como los que producimos tenemos un destino incierto”, afirmó Weidmann.
– ¿Cómo ven el 2015 y qué esperan de lo que pueda ocurrir en 2016? Para muchos el año que viene puede ser más complicado que 2014 y este año que transcurre.
– Argentina está pasando por momentos bastante complejos, sobre todo para los pequeños y medianos empresarios. Porque, en realidad, las reglas de juego no son claras; las cuestiones laborales son muy leoninas; la industria del juicio en la cuestión laboral está en su máxima expresión. Entonces, realmente estamos con atolladeros muy graves en el sentido de conseguir gente para la producción. Evidentemente, la producción ha sido uno de los sectores que más fue castigado en los últimos años con las cuestiones tributarias. Sinceramente, como empresario de PyME en realidad sentimos el esfuerzo que venimos generando cada uno de nosotros los dueños, o los operarios calificados que tenemos para llevar a las empresas adelante. Realmente nos cuesta mucho trabajo. Sabemos que éste es un año muy difícil, muy difícil. Sobrevivir es muy difícil este año. Estamos con un atolladero cambiario que realmente no nos permite la importación de algunas cosas que son muy necesarias para el sector. Estamos con los costos tremendamente elevados en la parte productiva. Y estamos con una economía errática. No sabemos cuándo, cómo o dónde se va a empezar a desandar este camino.
– Al entrevistar a otros empresarios da la sensación de que 2014 no terminó tan mal como se preveía en su momento. ¿A ustedes les ocurrió lo mismo?
– Nosotros tenemos una sensación, que ya no es una sensación, que la gran cantidad de impresión de moneda nueva nos marca un ritmo del Estado hacia el interior que es muy importante y eso va a golpear muy fuerte a las empresas. A fin de año podemos tener un caudal de divisas circulando, pero realmente es una cantidad de divisas que no tienen los fondos suficientes para ser lo que deben ser. O sea, la devaluación en algún momento se va a hacer realidad. Será progresiva, será lo que será; pero va a ser un golpe que habrá que atravesar de una manera muy particular. Vamos a tener que volver a las usanzas del compactamiento de las producciones y empezar a vender sin plazos. Y eso realmente trae una retracción en la parte económica de las empresas pequeñas.
– ¿Qué percibieron en FIMAR respecto de la demanda? ¿Tuvieron visitas que les resultaron interesantes? ¿Qué comparación se puede establecer con ediciones anteriores de la feria?
– Sinceramente, la gente que ha participado de la feria nos ha dado, en nuestro caso, un gran ánimo para decir que acá hasta fin de año podemos ir acomodándonos. Pero la realidad es que el futuro sigue siendo incierto, más allá de los grandes empresarios del mueble que han venido a comprar, que han buscado negocios; los profesionales y la gente del sector que ha venido a nutrirse de lo que nosotros podemos proponerles y lo que les podemos dar como herramienta para la venta, realmente ha sido buena. Ha habido ferias que han sido mejores. Ésta ha sido una feria buena; realmente se ha trabajado bien. Pero lo cierto es que tanto el comprador como los que producimos tenemos un destino incierto. En realidad, se buscan plazos cuando hoy no sabemos cuál es la parte financiera que tiene que aceptar cada uno y cómo vamos a salir de una parte financiera vendiendo a 120 días. Porque en realidad no lo sabemos.
– Los comentarios que nos llegaron son que el plan Ahora 12 dio resultados para la industria del mueble en lo que hace a ventas de unidades. No sé si ese beneficio se trasladó a las fábricas. CAME había hecho un relevamiento y para las ventas de muebles fue bastante positivo.
– Sí, todo lo que sea planes a largo plazo hoy en el país va a ser positivo. La gente, evidentemente, sabe que los planes a largo plazo –con la inflación que tenemos- siempre son mejores que tener la plata guardada. Porque no puede ir a comprar una moneda extranjera. Y se vuelca al consumo. La continuidad de esos planes puede traer otro tipo de problemas. Hoy por hoy todos sabemos que la enorme mayoría de la gente está con las tarjetas de crédito endeudadas a tope y no eso no es muy bueno. Y lo estamos sabiendo y lo estamos viendo. Pero cuando llega fin de mes nosotros tenemos que pagar los sueldos y las cargas sociales, porque si no a los seis meses vienen los juicios de la AFIP, ¿no es cierto? Todos lo sabemos. Entonces estamos en un atolladero en el que nos cuesta mucho trabajo mantenernos. Ésa es la verdad. Y por ahí estamos vendiendo con márgenes extremadamente bajos, o sin márgenes, sin rentabilidad, para sostener la empresa y ver qué va a pasar el año que viene.
– En principio, a la industria del mueble la favoreció un control de las importaciones, sobre todo de Brasil. En ese sentido, en un principio esa medida fue favorable, ¿no?
– Sí, es correcto. Pero a mí me gustaría sinceramente que nos empecemos a plantear cómo revertimos la situación de las exportaciones. Porque nosotros tenemos calidad de exportación y esto está acá a la vista (por los stands en FIMAR 2015). Creo que todos los empresarios que estamos en FIMAR tenemos calidad de exportación, somos competitivos, tenemos mano de obra excelente en la República Argentina. Porque realmente todavía nos quedan generaciones de mano de obra muy buena, que deberíamos aprovechar en este momento para generar exportaciones, y nivelar la balanza comercial del sector por las importaciones que necesita para funcionar. O sea, el cierre de las importaciones hace que a nosotros nos favorezca internamente. Pero como dije hoy: la moneda que está circulando hoy no tiene respaldo, entonces internamente nos estamos endeudando cada vez más con la sociedad.
– ¿Qué es más problemático: el dólar atrasado o los grandes costos que nos hacen no ser competitivos para alcanzar los mercados externos?
– Las dos cosas son nocivas. Ambas situaciones corren de la mano. Lo primero que debemos hacer es ajustar los costos internos, porque no se puede seguir sometiendo a las empresas a tener un tributo hacia el Estado que es nocivo para las empresas. El Estado no contribuye mucho para que las empresas crezcan; desde el Estado no bajan línea, por ejemplo, con nuevas leyes laborales, con “basta a la industria del juicio”, con “basta a las presiones tributarias”. Al contrario. Se están generando tributos en los municipios para ver cómo solucionar los problemas que tienen para seguir funcionando. Y en realidad eso para los empresarios es una situación muy compleja de atravesar porque esos costos tenemos que trasladarlos a la gente que nos compra. Y el consumidor empieza a pagar 60 por ciento de impuestos y 40 por ciento de muebles. Entonces, primero, el Estado debe empezar a hablar para que las empresas puedan tomar cada vez más gente. Porque en realidad no podemos seguir cada vez menos empresas subsidiando cada vez a más gente; porque nos estamos encerrando en una política muy, muy compleja de la cual va a ser mucho más difícil de salir. En realidad, tanto tiene el dólar que subir y fluctuar solo, con la balanza comercial internacional para que el dólar tenga el precio que tiene que tener y la moneda nuestra valga lo que tiene que valer, como tiene que haber una descompresión progresiva de los tributos hacia las empresas.
– Volviendo a la mano de obra ocupada, el sector forestal tiene grandes falencias en ese sentido porque cuesta mucho tener operarios calificados.
– En la década del ’90 ya teníamos problemas con los cosecheros de algodón en el Chaco por el tema de los subsidios. La realidad es que los subsidios han sido tremendamente nocivos para generar y mantener mano de obra especializada dentro de los trabajos. Los subsidios para mí en particular creo que se deben manejar de una manera muy diferente. Es verdad que hay gente que necesita el subsidio, pero no para toda la vida. Un subsidio debe ser puesto sobre la mesa por dos años. En ese tiempo hay que capacitar a la persona para que salga, con un potencial agresivo para conseguir un trabajo que le dé la dignidad de obtener su sustento sin recibir una dádiva. Para mí modo de ver las cosas está mal focalizado el tema del subsidio. Porque hoy nos estamos encontrando con que nuestros empleados están en una delgada línea roja. O sea, no saben si ir para el lago del subsidio o para el lado de la empresa a trabajar (enfatiza). Porque es la realidad. Nosotros no estamos actuando a la velocidad a la que se mueve el mundo; estamos actuando a la velocidad que nos movemos nosotros para quedarnos perpetuamente en el poder.
– ¿Qué impresión te queda de FIMAR 2015 en cuanto a la motivación con la que llegan los visitantes? Yo percibí en ediciones anteriores que muchos de los visitantes no estaban tan influenciados negativamente por los medios, como en muchos casos ocurre en Capital Federal y Gran Buenos Aires. ¿Qué impresión te quedó en ese sentido este año?
– Lo que vi en la gente es lo que se ve en la calle todos los días. Cautela, incertidumbre por lo que va a pasar. En otros años por ahí se arriesgaban un poco más a tomar pedidos y a arriesgar en diferentes colores o en modelos nuevos. Hoy por hoy la gente está un poco retraída; por ahí hace notas de pedido acotadas, porque los tiempos de reposición son rápidos. O hacen ventas por catálogo. Está raro. Nosotros pusimos un local de venta al público en la ciudad de Santa Fe y se nota en la gente: hay días que va gente y compra, y por ahí durante una semana sólo se reciben consultas. Es como que la gente tiene incertidumbre: cuando necesita los muebles, va y hace el gasto. Pero, si no, por ahí espera. O a veces se decide a comprar porque ve que los precios de otros productos aumentan y cree que después no lo va a poder comprar.
– La situación no permite programar acciones.
– No te permite programar nada: ni una fábrica, ni qué es lo que vas a comprar en tu casa. Es todo lo mismo. En DEC Design somos quince personas trabajando: doce operarios y los tres dueños.
Foto: D&F Muebles (De un enviado especial a Córdoba capital).




















