Por Brasil, las importaciones de muebles aumentaron 18,2% en 2016

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(Buenos Aires, 25 de abril de 2017). La cifra se da al considerar las importaciones por peso y no por precio, y se suma a una caída fuerte de la demanda interna, que se ubicó entre un 20 por ciento y un 30 por ciento respecto de 2015. FAIMA difundió a principios de marzo un nuevo documento producido por el Observatorio de la Industria de la Madera y el Mueble (OIMyM). Entrevista exclusiva con el director Estratégico de FAIMA. “No obstante la morigeración del segundo semestre, preocupa el ritmo de importaciones observado en el marco de una economía en retroceso. Observando en detalle las cantidades importadas, se aprecia que el incremento importador es liderado por muebles de dormitorio y sillas”, se consignó en el informe.

FAIMA difundió a principios de marzo un nuevo documento producido por el Observatorio de la Industria de la Madera y el Mueble (OIMyM). Allí se sostuvo que en 2016 se verificó un incremento en las importaciones vinculadas a la cadena de valor foresto industrial, sobre todo en el primer semestre del año.

“No obstante la morigeración del segundo semestre, preocupa el ritmo de importaciones observado en el marco de una economía en retroceso. Observando en detalle las cantidades importadas, se aprecia que el incremento importador es liderado por muebles de dormitorio y sillas”, se consignó en el informe. Medidas en kilogramos, las importaciones de muebles de dormitorio aumentaron un 67 por ciento en 2016 respecto de 2015, y medidas en unidades, aumentaron un 81,3 por ciento en la misma comparación interanual”.

 

– Hubo un aumento de las cantidades importadas en 2016, tanto en maderas aserradas y tableros, como en muebles, asientos y colchones. ¿Cuáles son los países de procedencia?

– Básicamente, Brasil. De hecho, eso es lo que explica la diferencia entre la evolución en dólares y la evolución en kilos. Si se tomas las importaciones en términos de dinero, cayeron. ¿Por qué? Tiene que ver con el efecto cambiario. Ante la devaluación brasileña, tanto en 2015 como en 2016, y el comportamiento del Real, que se depreció fuertemente, se abarataron los productos brasileños. Es decir, puede darse el caso de que estés importando más pero que en dólares gastes menos. O sea, estás importando más a menor precio.

– Básicamente, entonces, uno de los principales problemas es la devaluación de Brasil. Como lo fue a fines de los 90, cuando Brasil devaluó su moneda y Argentina tenía paridad cambiaria con el dólar por la Convertibilidad.

– Es diferente esta situación a la de 1999. De muchas formas es diferente. Por un la do, en 1999 estaba la Convertibilidad, con lo que Argentina no podía modificar su competitividad cambiaria por ley. En cambio, Argentina sí movió su competitividad cambiaria el año pasado. En términos macroeconómicos, una devaluación hoy en Argentina es contraproducente, porque más allá del tipo de cambio nominal lo que importa es el tipo de cambio real, el tipo de cambio ajustado por precios. ¿A qué me refiero? Cuando se devalúa en Argentina pasa lo siguiente: hay una estructura de costos del sector industrial y de otros sectores con muchos componentes importados. Entonces, cuando se devalúa esos costos importados aumentan en la misma medida en que se retoca el tipo de cambio. Eso tiene efectos sobre los precios y ese efecto sobre los precios es lo que hace que la competitividad del tipo de cambio, después de los primeros meses de la devaluación, quede licuada por el aumento de precios.

– Sí, hay un traslado a precios.

– Eso mina la competitividad cambiaria original. Y en el camino hay menos actividad, potencialmente más desocupación. Ése es el problema con la cuestión cambiaria hoy en Argentina. Es muy distinto a 1999. Ahora, si tenemos que ir al comercio exterior de nuestro sector acá observamos que hay un problema de demanda y u problema del comportamiento que tienen los que después van a ser retail (venta minorista). Hay un componente importado, pero estas importaciones a priori no se las están vendiendo a nadie. Se están stockeando. ¿Y cómo nos podemos dar cuenta? Las fuertes importaciones fueron en la primera mitad de 2016, algo que después bajó su ritmo. Después no hubo mucha venta -porque las ventas cayeron, tanto de productos locales como importados- y, sin embargo, si se agarra hoy un catálogo de un distribuidor como Easy se puede ver que se ofrecen todos bienes importados. Todo proveniente de China, en el caso de los muebles. ¿Qué sucede? Hoy lo pueden vender barato porque lo tenían stockeado de antes.

– De todas formas, es un alerta en cuanto a las perspectivas de producción porque si tienen stock no cabe la posibilidad de que vuelvan a comprar muebles argentinos.

– A ver. Ahí surgen varios escenarios posibles. Hay caída de la producción en toda la cadena de valor de alrededor del 16 por ciento, siendo de casi el 18 por ciento en muebles y de alrededor del 10 por ciento en el caso de maderas y sus manufacturas en general. Hay aumento de costos, caída de ventas y aumento de importaciones. Los márgenes de rentabilidad son bajos. Ante este panorama es difícil que vaya a haber expansión de la inversión. ¿Qué ocurre? Si las importaciones aumentaron, aún con una economía en caída, en la medida en que el consumo se recupere se puede pensar que, como hay stock no van a subir tanto las importaciones, o se puede pensar que ante el aumento de la demanda los importadores ingresen más productos del exterior. Pueden pasar las dos cosas. ¿Qué va a pesar más? No me animo a preverlo hoy.

– Al ser un año electoral se dice que el gobierno no se va a animar a tocar mucho el dólar a menos hasta fines de octubre para que no se dispare la inflación.

– El gobierno está tomando el tipo de cambio como una variable más, no como una variable objetivo. Se puede pensar que lo van a ir soltando de a poco, en un esquema de flotación sucia, pero que se va a mantener en torno a los valores actuales por unos meses más.

– Yendo a la realidad que se vive en FAIMA con el día a día de las cámara asociada, ¿cómo está impactando esta situación en el comportamiento de aserraderos, grandes depósitos de madera, etcétera?

– Nuestro sector no se comporta de acuerdo cómo varía el dólar, porque no somos un sector netamente exportador.

– ¿Y la falta de demanda?

– A eso me iba a referir. Lo que a nosotros nos condiciona es la caída de la demanda. Básicamente, porque lo que nosotros producimos tiene una elasticidad ingreso alta. Es decir, cuando a una persona se le reducen sus ingresos lo primero que hacés es no renovar tus muebles o no construir un alero o un quincho en tu casa.

– ¿Cómo reaccionan los empresarios ante esta coyuntura? ¿Qué piensan hacer?

– Hay algo de esperar a ver qué pasa. Pero hay que tener en cuenta que la recesión no sólo nos toca a nosotros, sino que afecta a todos los sectores. Y lo que desde FAIMA se plantea paro con los empresarios, en términos de cómo salimos de esto, es que hay que estar listos desde la competitividad. Es decir, hay que estar lo más finos posible en el manejo de precios y costos, tener en cuenta qué líneas de productos se pueden abrir para competir más allá de que Argentina es un país caro. Es decir, hay que ir detrás de la agenda de la competitividad. Prepararse para cuando comience la reactivación.

– ¿Pero cómo juegan con algo que no pueden manejar, como es el costo de los fletes?

– Hay una competitividad que puedo manejar y otra que no. No puedo tocar ni el tipo de cambio ni el precio de la nafta. Esas reformas estructurales de competitividad no se dan en el corto plazo. Son problemas que tiene Argentina. En la medida en que la obra pública levante y empiecen estos procesos ahí vamos a poder empezar a hablar de que bajan los costos estructurales y aumenta la competitividad. En el corto plazo esas cuestiones no se pueden modificar. Sí se puede capacitar a empresarios, capacitar a obreros, mejorar los canales de negociación y de distribución. Tengo que pensar en mejorar la competitividad micro que está a mi alcance manejar y para todo lo demás, mantener diálogo con el gobierno. Cada vez que tomamos contacto con distintos ministerios les planteamos cuáles son las prioridades que creemos que tienen que tener en cuenta. No solamente se lo decimos nosotros, sino que también lo plantea la Unión Industrial Argentina.

– Más allá del diálogo, ¿se pueden ver resultados concretos de alguna medida que beneficie la competitividad del sector? Por ejemplo, el uso de bitrenes todavía no se termina de implementar y ayudaría a bajar costos logísticos en el traslado por rutas de la Mesopotamia hacia Capital Federal.

– No manejo al detalle el tema como para dar una respuesta. También es importante trabajar en la hidrovía. Hay algunas medidas orientadas a aumentar la competitividad, como la Ley PyME, que es muy importante y mejora mucho cuestiones de competitividad micro. Pero si la macroeconomía no mejora esas cuestiones quedan tapadas por la coyuntura macro. Es decir, yo puedo pagar mejor los impuestos, puedo deducir inversiones de ganancias y aprovechar otros puntos de la ley que eran reclamos del sector manufacturero en su conjunto. Pero si no hay macro que acompañe las cuestiones micro tienen un límite en su impacto positivo.

– Sería una buena ley pero que no se puede aprovechar en este contexto económico.

– Es una ley necesaria, que tiene que estar. Lo que hoy nos condiciona es la macroeconomía. Si comienza a reactivarse la demanda después se puede pensar en mejorar las cuestiones micro.

 

Imágenes: Gentileza FAIMA.

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