(Buenos Aires, 17 de Diciembre de 2015) Cada día resulta menos sorprendente todo lo que se puede lograr con una impresora 3D, sin embargo imprimir en madera suena un tanto asombroso. D&F investigó los distintos materiales de impresión, incluyendo la impresión 3D con Laywood, un nuevo filamento hecho con un 40% de madera, que conserva la misma textura y el mismo aroma. (ver video en el Facebook de Maderamen)
En 2014 dos jóvenes alemanes -Lukas Oehmigen y Marcel Tasler- crearon una impresora 3D de gran escala llamada Rep One, pensada para objetos de tamaño real de distintos rubros como; prototipados, diseño industrial, ingeniería y muebles experimentales.
El artefacto es de código abierto y funciona mediante el sistema de deposición fundida. Permite imprimir en 3D volúmenes de hasta 115 x 100 x 119 cm lo cual la convierte en la impresora 3D que funciona por FDM (modelado por deposición fundida, es decir, capa por capa) más grande de las disponibles actualmente en el mercado.
La impresora está pensada para la creación de modelos de decoración o arquitectura, para la ingeniería y para las artes, aunque no es idónea para imprimir grandes lotes de piezas. La máquina requiere un espacio de 1 metro cúbico en el lugar donde se vaya a instalar, pero no es sólo grande en tamaño, el precio también hace considerar una inversión de este tipo, para la que hacen falta aproximadamente 39.000 dólares.
La impresora 3D One BigRep está confeccionada con un marco completo de aluminio y posee una resistencia y robustez destacadas. Puede imprimir en una gran variedad de materiales tales como PLA, ABS, PVA, HDPE, PP, Nylon, TPE, Laybrick y Laywood.
Este último material es el que llama la atención ya que se trata de un nuevo filamento que utiliza la madera como ingrediente principal. Este producto permite imprimir objetos de forma 3D que se vean y además huelan de la misma forma que la madera. Técnicamente se compone de un 40% de madera reciclada, mezclada con ligantes poliméricos, permitiendo que sean fusionados y extrusionados de la misma forma que lo hace cualquier otro filamento disponible en el mercado para imprimir en 3D.
Además, tiene la capacidad de cambiar la tonalidad de su color, dependiendo de la temperatura de extrusión del cabezal que se configure. Variando el calor del cabezal, se pueden crear graduaciones interesantes generando efectos que pueden ir desde lo más oscuro, hacia tonalidades bien claras, para darle al producto final un brillo y apariencia natural.
Dentro de los beneficios técnicos de este tipo de material, cabe destacar que no se deforma en ningún momento de la fabricación, ni después de terminado el producto; tampoco se encoge, ni necesita una plataforma que mantenga una determinada temperatura mientras se imprime (a diferencia de cualquier filamento plástico, que necesita una plataforma que mantenga el material caliente durante toda la impresión del producto).
Esto abre un nuevo universo de posibilidades en cuanto al diseño y fabricación de muebles, especialmente en prototipados o diseño experimental, permite crear y desarrollar todo tipo de productos, donde la creatividad es el límite. Aunque las impresoras 3D ya se han popularizado y muchas universidades y empresas las tienen en Argentina, habrá que esperar para ver este tipo de tecnologías más avanzadas en nuestro país.