(Buenos Aires, 29 de agosto de 2011). D&F Muebles recorrió la planta industrial de Michael Thonet en Villa Martelli, ubicada en el partido bonaerense de Vicente López a pocas cuadras de la avenida General Paz, y se entrevistó con Jorge Drimer, socio gerente de la empresa. Historia y actualidad de un ex importador que comenzó a fabricar en 2001, antes del que estallara Convertibilidad. Fragmento de una extensa entrevista. Vea video exclusivo.
La planta industrial queda en Villa Martelli, localidad que integra el partido de Vicente López y limita al sudoeste con el partido de San Martín y al este con el barrio porteño de Villa Urquiza. “Yo hasta el año 2001 era importador cien por ciento –relató el entrevistado-. Importaba mucho de Italia, también de Malasia y había empezado a importar de Singapur. En el año 2000 alquilé este galpón para tener más espacio, y por suerte después lo pude comprar. Era el depósito de mercadería, pero en realidad hacía terminaciones porque traía partes de sillas y después las ensamblaba, las lustraba y las tapizaba. Y en 2001… Bueno, yo ya pasé a Martínez de Hoz (NdR: primer ministro de Economía de la última dictadura militar), entonces ya pensaba que había que empezar a hacer algo, porque ya había vivido siendo importador el pasaje de Martínez de Hoz a (Lorenzo) Sigaut (NdR: ministro de Economía de la dictadura militar desde el 1 de abril de 1981 hasta el 20 de diciembre de 1981, famoso por haber dicho “el que apuesta al dólar, pierde”, y después devaluar inmediatamente el peso en un 30 por ciento). Entonces, compré cuatro máquinas por leasing para empezar a hacer sillas. Y ahí fue que empezamos en el 2001, antes que se armara el despelote. Ya en el 2002 había que optar y yo me decidí por la fabricación. Tenía ganas de hacer algo”.
– ¿La última gran importación que hizo fue 2001?
– Sí. Después se importó algo de Thonet, pero muy poquito, muy circunstancial. Después empezamos a poner el foco en la silla. El problema era qué silla fabricar, porque ya teníamos sillas con diseño que venían de Italia. Por suerte pude llegar a un acuerdo con la firma italiana Billiani 1911, que era proveedor mío. Y la relación, ya de amistad, sigue hasta el día de hoy. Él se dedica a fabricar sillas, es tercera generación de silleteros y está cumpliendo 100 años ahora, porque la empresa se fundó en 1911. Entonces, de los modelos de diferentes diseñadores que ellos va presentando yo elijo algunos, él me los manda y los fabrico acá. Le pago un royaltie sobre el diseño.
– ¿Usted fabrica también diseños propios o solamente los modelos italianos?
– En sillas, prácticamente el diseño es el de ellos, además de algunos que vamos haciendo nosotros. El jefe de Desarrollo de Diseño de la fábrica es de familia de silleteros, así que podemos desarrollar modelos. Uno que desarrollamos en su totalidad fue el que hicimos con Ricardo Blanco (NdR: Arquitecto que ejerce la docencia en el Posgrado de Diseño de Muebles, en la Facultad de Arquitectura de la Universidad de Buenos Aires). En el 2006 hicimos un concurso de diseño de sillas y él presidía el jurado. Nos pidió que hiciéramos una silla, una butaca, difícil (se ríe)… Muy linda. Es la butaca “Thon.Ba” (ver foto). Casualmente mañana (por el viernes 19 de agosto) tengo que ir a Tecnópolis (ver recuadro) a una reunión con (la ministra de Industria) Débora Giorgi, me pidieron que llevara un producto de diseño y les mandé la butaca de Ricardo Blanco porque es muy linda y se lo merece. La clásica silla Thonet acá no se puede hacer, básicamente, por falta de madera. Porque hay que hacerla con madera de haya húmeda; y para traer madera de haya tiene que estar seca.
– Usted comenzó con cuatro máquinas y fue creciendo…
– …y cuando yo estaba contento porque pensé que no tenía que comprar más máquinas, vino la segunda parte: después hay que cambiar las máquinas.
– En síntesis, de 2002 a la fecha usted pudo realizar todo este establecimiento.
– Sí, desde cero absoluto.
– Se podría decir que la política industrial que desarrolló el gobierno actual es positiva.
– A ver… Es todo un tema, porque tiene partes positivas y partes que para las PyMEs no lo son tanto. Por un lado, sin ser economista, todo lo relativo a fomentar el consumo está bien. Por otro lado, cuando el fomento está atado a una inflación, hace mal. Cuando para comprar máquinas o proyectos industriales hay créditos como el FONAPyME y el PACC, está bien. Porque el industrial se entusiasma y recibe un crédito blando al 10 por ciento en un contexto de inflación. Pero quise tener un proyecto exportador y la inflación es muy superior a la relación entre el peso y el dólar. Entonces, uno cotiza y después de un año tenés un 25 o 30 por ciento de inflación, y en dólares te dan un 5 por ciento más. En la empresa somos 55 personas trabajando. Todo mueble que se vende es un sueldo que se paga acá; cuando el mueble es importado, es un sueldo que se paga afuera. Eso es básico. Ojo, que yo he importado muchos años y tuve una trading, y los altibajos del dólar en el país son históricos, no son de ahora. Yo creo que hay cosas para mejorar. Les cuento una anécdota. Cuando quería comprar el galpón yo trabajaba con Banco Provincia y pedía crédito hipotecario para comprar la propiedad, y no tenían línea de crédito (levanta el tono de voz). Banco Provincia no tenía línea de crédito para poner una industria en la provincia. Y después lo pude hacer con el Banco Credicoop, del que siempre hablo bien. También me ayudó con la instalación del local en avenida Belgrano. Es una institución que realmente hay que valorar.
Fotos: Gentileza Distribuidora Thonet SRL.
Más información en D&F Muebles impreso de agosto (Año XVIII, número 125).