(Buenos Aires, 12 de diciembre de 2016). Un enviado especial de D&F Muebles a Formosa, donde se desarrolló FEDEMA 2016 del 6 al 9 de octubre, dialogó en exclusiva con el fabricante Cristian Verwimp. En una extensa charla se abordaron muchos temas: la difícil coyuntura económica, el pasado exportador y el uso de madera de algarrobo proveniente de los primeros raleos de plantaciones formoseñas. Material exclusivo.
– Te pido una presentación de la empresa.
– Somos una fábrica de muebles que vendemos y producimos desde Formosa al país. Arrancamos con el aserraje, con el secado, maquinamos, acabamos, embalamos y hasta distribuimos. Nuestros clientes son mueblerías a casas de electrodomésticos a nivel país; generalmente son cadenas. Hoy presentamos en FEDEMA productos que también presentamos en FIMAR Córdoba y en FIMAR Buenos Aires, que es un juego de jardín en urunday. Tiene una calidad diferente al tradicional mueble para exterior y el 100 por cien exterior. Y también presentamos unos juegos de comedor en guatambú, combinados con tableros alistonados y una mesa más de alta gama para hogar.
– ¿Qué dimensiones tiene la empresa y qué personal emplean? Trabajan varios tipos de maderas.
– Especialmente debe ser el punto en el que estamos más chicos en la historia de la empresa en cuanto a nivel de ocupación. Hoy dentro de la planta tengo 25 personas y tercericé muchos servicios. Normalmente somos una fábrica que tiene unos 46, 48 personas. Trabajamos sobre la base de cuatro maderas. Fuimos una fábrica que exportó mucho pisos entre 2001 y 2011; hemos exportado pisos a Estados Unidos y algo de decks a Europa. Yo exportaba mucho en algarrobo en 6, 8 y 10 pulgadas de ancho. En largos varios, sistema americano de 1 pie a 7 pies. Y exportaba decks de lapacho. También exportamos algo de guayacán y algo de palo santo a China. En ese entonces trabajábamos muchos con empresas grandes nacionales, como Caputo S.A., Obras Civiles S.A., con lo cual colocamos muchos decks en grandes obras de Capital Federal, como por ejemplo en Puerto Madero. Hicimos el Centro Metropolitano de Diseño en Buenos Aires. Pero, bueno, después tuvimos el problema de que el dólar se estancó en entre $3,00 y $4,00, perdimos competitividad y dejamos de exportar. Cuando no pudimos exportar más salimos a transformarnos en una fábrica de muebles para el mercado interno. Fue el mensaje y muchos pasaron a hacer lo mismo. Y empezamos a producir muebles de algarrobo con diseño: incorporamos cortes rectos, sumamos una línea de finger joint para producir tableros alistonados. Sobre todo, nos transformamos en una fábrica de mesas –todas en finger- y sillas. Trajimos una línea italiana para fabricar sillas.
– Hablabas en 2001, de 2011. La fábrica se reconvirtió. ¿Y ahora? ¿Para dónde va el rumbo de la empresa en este contexto?
– Mirá… (piensa unos instantes, resopla) Fue muy duro mantener la empresa desde octubre, noviembre del año pasado, cuando empezó a caerse el mercado. En el caso nuestro no se cayó el mercado; se desplomó. El rubro muebles está en el puesto 11 o 12 de las necesidades de la gente. Cuando se achica el bolsillo la gente tiene que seguir viviendo, seguir medicándose, seguir con la prepaga; no se quiere seguir privando del auto, de la moto, la cuota del electrodoméstico que fuere, gastos de salida y vacaciones. Después está la ropa, y atrás está el mueble. Este año tuvimos el gran problema de que, por primera vez en 25 años como empresario que no supe para dónde correr. O sea, yo fui competitivo con el 1 a 1 y no competitivo con un dólar a $15 (NdR: ése era el valor a principios de octubre. Al cierre de esta edición estaba en $16,15). Yo creo que está atrasado.
– Todos coinciden que la devaluación se fue a precio y no hubo ganancia de competitividad.
– Para exportar necesito por lo menos un dólar de $20, $22. El problema es que nosotros en Argentina tenemos un sentido del dólar muy particular. En el mundo los precios no varían en dólares. A mí me costó muchísimo llegar a exportar. Es muy duro exportar para una PyME y es muy difícil juntarse en Argentina para hacer un consorcio exportador. Cuando llegamos a exportar estuvimos varios años a prueba. Ése es otro problema argentino, que vivimos estando a prueba. Y cuando, al fin (resalta), probamos y demás, se vino la debacle de 2011, 2012 (NdR: El estallido de las hipotecas subprime y la quiebra del banco Lehmann Brothers en Estados Unidos se produjo en septiembre de 2008). Yo en 2011 exporté sin ganar y en 2012 hasta exporté perdiendo, porque no quería perder mi plaza. Hasta que no supe sostener más las exportaciones.
– ¿Por qué dijiste que, como empresario, por primera vez no supiste para dónde correr?
– Y, porque la base de una empresa, por lo menos en mi caso, es la competitividad. Y es la secuencia en producción. Cuando vos dejás de vender porque se desploma el mercado, tenés que achicar costos. Porque no podés seguir… Vos sos efectivo produciendo y tenés un punto de equilibrio donde podés llegar a ser muy productivo con una relación precio-producto espectacular. El tema es que, cuando dejás de vender, empezás a achicarte y cuando empezás a achicarte, empezás a cortar los ciclos productivos. Cuando esto pasa ya sos improductivo y producís a otro costo. Eso hizo que nos achicáramos a tal punto que cortamos los ciclos. En nuestra fábrica empezamos a tener, en un momento, 15 personas. Una fábrica que tuvo siempre 50 personas. Hubo meses en los que no vendimos ni lo que necesitamos para sueldos. Entonces, salimos al mercado. ¿Podemos lograr mercado nuevos en un mercado interno retraído? Imposible. No podemos exportar. Yo tengo muchas variables: fabrico muebles en cuatro o cinco especies de madera, fabrico pisos de madera. Qué más cintura que decir que puedo fabricar pisos. Hago tableros alistonados. Pero cuando el mercado se retrae no sabés que hacer. Y mientras tanto… Y tuvimos otro problema más: incremento de los servicios (enfatiza). Nosotros ya pagábamos un servicio diferenciado mayor a lo que se paga de luz en Capital Federal. Hoy ser triplicó el costo del servicio y se nos cayeron a un tercio las ventas. La inversa. ¿Qué veo? Tengo más una expresión de deseos que una visión de la realidad. Gracias a Dios las ventas reaccionaron. Yo seguí visitando las ferias, seguí apostando a lo mío. Y logramos buenos negocios en la última feria de FIMAR y Presentes. En Buenos Aires. Ahora estoy volviendo a producir seriado otra vez. Tenemos bastante ordenado nuestros próximos dos meses de producción, que hace ocho meses no sucedía. No hay que soñar, tampoco. Creo que la economía va a seguir similar a lo actual. Si el año que viene hay una inflación del 20 por ciento, cuando el sueldo supere a la inflación creo que viene un primer semestre normal y un segundo semestre de reacción. Eso es lo que me dicen en las grandes cadenas electrodomésticos, que tienen mucha más información que nosotros.
– ¿El camino es ése? ¿Ser más competitivos y conseguir nuevos clientes, como les pasó en FIMAR Buenos Aires? Exportar, no. Y captar los mejores clientes del mercado interno.
– Yo no me niego a exportar. Yo creo que la única salida de un país es exportadora.
– ¿Se puede en estas condiciones?
– Bueno. Pero tendríamos que dialogar con el Estado. Quizás los beneficios vendrían por otro lado. Si se elimina el 9 por ciento o 10 por ciento de retenciones, eso puede ser una ayuda. Hay una serie de beneficios para las micro, pequeñas y medianas empresas. Yo creo que hay que hablar con el Estado. Y único problema que tenemos es que la PyME que luchó por exportar o que lo logró hacer, hoy está cansada. Siente que tiene un socio, que es el Estado, que solamente recauda. Hace un mes vino gente de Ministerio de la Producción de la Nación a ofrecer un crédito. ¿Qué empresa toma hoy un crédito? Si no tenés mercado, olvidate.
– Y si encima te tuviste que achicar.
– Me tuve que achicar a la mínima expresión. Te digo más: algunos meses tuvimos que optar por pagarle a nuestra gente y atrasarnos en el pago de aportes patronales. Le debe haber pasado a muchas PyMEs. Y ahí el Estado está ausente. Fue duro. Este año fue muy (remarca) duro.
– ¿Qué reflexión podés hacer del sector privado maderero?
– Podemos hacer muchas autocríticas. Somos un sector que no hace mucho lobby. No está en la provincia el espíritu asociativo, pero el venderle aberturas a la provincia fue un punto de inflexión. A nosotros nos tocó producir una cuota. Deberíamos hacer más lobby. Ahora, una PyME tiene muy poco tiempo para relacionarse y pensar en cómo salir. El dueño de una PyME tiene que lidiar con el día a día.
Fotos: Enviado Especial de D&F Muebles a Formosa.