Lo dijo Gonzalo Campos, coordinador nacional del Foro de Competitividad de la Cadena de Valor Madera Muebles, en entrevista exclusiva con D&F Muebles. Fue en un break de la V Jornada Nacional de Arquitectura en Madera, que se desarrolló el 20 de noviembre en el Centro Argentino de Ingenieros de Capital Federal. Campos también habló sobre la situación del sector y los casos de asociativismo registrados en los últimos cinco años.
– ¿Cómo está la actividad en el Foro de Competitividad de la Cadena de Valor Madera y Muebles a nivel nacional y en lo referido al MERCOSUR?
– En cuanto al MERCOSUR estamos trabajando para obtener financiamiento del FOCEM (Fondo para la Convergencia Estructural y Fortalecimiento de la Estructura Institucional del MERCOSUR). El FOCEM es un fondo que comprende a los cuatro países (NdR: Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay, en orden alfabético) para colaborar con desarrollo de políticas puntuales de cada uno, aunque por lo general tienen prioridad las exigidas de manera conjunta por los cuatro países. En nuestro caso, pedimos ayuda para el programa de desarrollo de proveedores. Este programa hace hincapié en el proyecto de los clusters productivos, para lo cual contratamos auditores y especialistas de cada país para definir las prioridades.
– ¿Qué sucede cuando alguno de los países miembros antepone una objeción a las políticas propuestas?
– Pueden surgir objeciones y cuando eso sucede se retrasan las decisiones del FOCEM o del organismo que va a prestar financiamiento. En este caso, las políticas están todas consensuadas y diferenciadas con mayor o menor prioridad y cantidad de empresas. Una característica que sí podría mencionar es que los países con menor producción como Paraguay y Uruguay presentan menos cantidad de empresas con definición de clusters productivos, a diferencia de Brasil y Argentina.
– ¿En cuánto tiempo estimás que se aplicarán los proyectos de clusters productivos?
– La idea era que se aplicaran en 2008 pero por los tiempos burocráticos y políticos de cada país están retrasados porque, aunque son prioritarios para un sector, no son tan necesarios para una política macro de Estado.
– ¿En qué etapa de asociativismo están los casos Bovril (Entre Ríos), Esperanza (Santa Fe), San Martín (Buenos Aires) y Caimancito (Jujuy)? ¿Existen intentos de que se formen clusters a nivel regional?
– El Foro estuvo en las tres ciudades; en San Martín trabajamos con la Universidad Nacional de General San Martín (UNSAM). Esperanza es la región emblema del asociativismo debido a que se cortó sola hace rato, aunque últimamente entró en una meseta. Es decir, ya no es asociativa pero ha crecido tanto que las empresas se han recortado de lo que era el Distrito. Pero siguen insistiendo y creo que es un buen ejercicio. Caimancito es una etapa primaria de lo que sería un cluster productivo, pero no deja de tener el ímpetu que tenía Esperanza en el principio. Sé que están trabajando en el secado de la madera y para ello instalaron un secadero de forma asociativa. Sin embargo, falta la parte municipal para colocarlo. Lo bueno que tiene esos tipos de casos es que lo poco que uno puede decir tiene resultados verificables en corto tiempo. En Bovril es otro panorama: son industrias avanzadas tecnológicamente y han tomado la parte asociativa con mucho interés. En esa ciudad a nivel comercial todavía no podemos decir que vemos resultados. Tampoco han incorporado madera como eucaliptus grandis sino que siguen con algarrobo. En Caimancito trabajan prácticamente en la casa y la familia es apoyo de la propia fábrica. Entonces si los trasladamos a un distrito industrial esa estructura familiar productiva se quebraría rápidamente. Por eso hay que hacer cambios en forma muy paulatina.
– En 2009 se viene un año muy complicado y con restricciones en los mercados. ¿Creés que puede haber un salto mayor hacia el asociativismo que el registrado en los últimos tres años, por ejemplo?
– Lo que tiene este tipo de crisis es que hace que la gente, como no produce tanto, busque ayuda. Lo mismo nos pasa a los que hacemos investigación: como no tenemos trabajos de servicio, nos dedicamos a pensar en innovación y en desarrollo para mejorar la calidad de los productos o de los propios materiales. Se piensa más estratégicamente. Es un estado en donde uno busca qué puede cambiar.
Foto: D&F Muebles.
Más información en D&F Muebles de diciembre (Año XVI, número 112).
