Pino: baja rentabilidad industrial, sobreoferta de madera y sobrante de material fino

Daniel Durán
Daniel Durán

(Buenos Aires, 15 de octubre de 2014). Desarrollo Forestal se entrevistó telefónicamente con el ingeniero forestal Daniel Durán, socio de la empresa Selva SRL. Esta firma ubicada en Eldorado, Misiones, brinda una amplia gama de servicios forestales y también se dedica a la producción primaria. “Hay una gran oferta de rollos y, lógicamente, el productor en la provincia de Misiones no recibe lo que pretende. Eso desalienta la actividad, de diferentes formas: el que tiene que hacer plantaciones, no las hace; y el que necesita cortar, no lo hace”, analizó Durán una coyuntura que, según su punto de vista, perjudica al productor forestal pero que favorece a aserraderos sin plantaciones y a consumidores de material pulpable.

– Queríamos consultarte sobre la actualidad de la foresto industria. En el seminario que organizó CPIA (ver nota aparte) presentaste un cuadro en el que se comparan la evolución de los precios de mano de obra, machimbre y rollizos desde 2006. Desde el punto de vista de los productores forestales es bastante alarmante.

– Claro. En el gráfico que presenté, desde 2006 a 2013 el salario de los peones rurales aumentó un 450 por ciento, que sube al 480 por ciento si se considera el nuevo aumento del 30 por ciento anual que rige desde septiembre. Y el precio del machimbre de pino aumentó 380 por ciento en ese período, que es el pan caliente de los aserraderos para el mercado interno. Y el precio del rollo de pino aumentó un 220 por ciento en el mismo período. O sea, el precio del rollo de pino aumentó la mitad de lo que aumentó el salario del peón forestal. Ésa es una de las razones por las cuales se está plantando menos. La materia prima que producimos los productores no acompaña el aumento del resto de los precios. Cuando el productor forestal hace los números para reforestar, los números no le cierran. Si se consideran los precios del rollo de pino, del material pulpable y de la mano de obra para hacer un cálculo de rentabilidad de una plantación de pinos, la tasa interna de retorno te da un 9 por ciento sin calcular el valor de la tierra, porque se supone que el productor ya tiene la tierra. Si el cálculo es para un inversor y hay que calcular el valor de la tierra, la tasa interna de retorno cae al 2 por ciento. La verdad es que no cierran los números. Por eso caen los pedidos de plantaciones anuales.

– Si se toma como válido el dato de las 1,2 millones de hectáreas de bosques cultivados que existen en la Argentina, la presunción es que la cadena de valor debería tener un piso de solidez. Los productores e industriales medianos y grandes no tendrían que necesitar el apoyo del Estado para continuar con el negocio.

– Hay que separar los diferentes sectores. Uno es el de pequeños y medianos productores que básicamente están asentados en Misiones; hay también en Misiones industriales con plantaciones. Muchos de ellos surgieron en la década de 2000 porque las tierras eran baratas, la exportación estuvo muy buena, los industriales ganaban mucha plata, así que aprovecharon a comprar tierras y plantaron. Y después están los grandes inversores, que básicamente están en la provincia de Corrientes, que son solamente productores forestales. Y también están las industrias celulósicas. Cada uno tiene una realidad totalmente diferente. El productor forestal pequeño y mediano de Misiones está sufriendo el estancamiento de precios, que se queda atrás frente al aumento de precios de otros productos e insumos.

– La rentabilidad no es la misma que hace unos años.

– Claro, está cayendo la rentabilidad. ¿Por qué? Porque de las 1,2 millones de hectáreas hay 900.000 hectáreas que están entre Corrientes y Misiones. Corrientes tiene capacidad instalada para procesar un 30 por ciento de la materia prima que generan sus bosques cultivados. Entonces le está vendiendo rollos a la provincia de Misiones. Hay una gran oferta de rollos y, lógicamente, productor en la provincia de Misiones no recibe lo que pretende. Eso desalienta la actividad, de diferentes formas: el que tiene que hacer plantaciones, no las hace; y el que necesita cortar, no lo hace. Muchos productores tienen también plantaciones de yerba y la están cosechando porque tiene buen precio. Y están esperando que el pino tenga mejores épocas. Lo que pasa es que no van a venir mejores épocas para el productor de pino por la sobreoferta de materia prima que está habiendo y que va a haber. Quizás los tiempos no sean iguales para todo el mundo. En este momento la superficie forestada excede a la demanda que hay, pero todavía muchas de estas plantaciones son jóvenes, entonces no están produciendo suficiente cantidad de rollos aserrables y laminables. Entonces todavía se está manteniendo, más o menos, el mercado. Ahora, en cinco años más –si no se industrializa más la madera- sí que va a haber una sobreoferta de rollos gruesos. Y en este caso se van a ver beneficiadas las industrias. Por eso cuando uno habla de sector foresto industrial hay que separar las áreas.

– Sí, se vuelve a la misma ecuación que había hace bastante tiempo en Entre Ríos cuando los aserraderos se proveían de materia prima bastante barata hasta que se instaló Masisa.

– Era tan barata la materia prima que se exportaban rollos. Los aserraderos protestaban porque se había habilitado la exportación de rollos en bruto. También pasó en Corrientes a fines de los ’80 y a fines de los ’90. Yo planté muchos años en Corrientes y la madera era regalada porque no tenía ningún destino. Hay que separar bien quién se beneficia y quién se perjudica. Hoy en día las industrias celulósicas están muy tranquilas porque consiguen la materia prima muy barata. Para ellos no hay ninguna crisis en el sector.

– Además, estamos hablando del mercado del pino.

– Sí, exactamente. Para los productores de eucalipto yo diría que está bastante balanceada la relación entre oferta y demanda. El problema con el eucalipto en Misiones es que las heladas los afectan, entonces no se planta mucho en Misiones. Yo nombro a dos provincias, pero es una cuenca. Yo estoy transportando madera de Corrientes para aserraderos del norte de Misiones.

– Visto desde afuera, y con el flete tan caro, no se entiende cómo se puede trasladar madera del norte de Corrientes al norte de Misiones. A simple vista, habría algo que no funciona.

– Hay que hacer un análisis un poco más profundo. Las propiedades de las cuales se está sacando la madera que viene a la provincia de Misiones son grandes (enfatiza) propiedades en las cuales se está trabajando con un alto grado de mecanización. Ésa es la tendencia, pero sobre todo en Corrientes, que son grandes superficies. Los dueños están vendiendo la madera a precios muy (enfatiza) baratos. En estos momentos la rentabilidad en Corrientes yo creería que es más baja que en Misiones. Pero tienen la necesidad de vender la madera sí o sí, porque, si no, en Corrientes está el problema sanitario con la avispa de la madera. Entonces, hay que ralear sí o sí. Y digámoslo con nombre y apellido: Bosques del Plata tiene entre 60.000 y 70.000 hectáreas reforestadas con un proyecto para poner una fábrica de pasta celulósica y por las condiciones macroeconómicas no instalaron su fábrica. Habían hecho las plantaciones. En su momento estaban a la venta, no las pudieron vender. Entonces tienen que cosecharlas de alguna manera; y les tienen que cerrar los números sí o sí. Y tienen que vender la madera al precio que el mercado esté dispuesto a pagar. Y como hacen un alto volumen, venden seguramente a precios más baratos y los aserraderos de Misiones pueden traer la materia prima de Corrientes. Sobre todo porque probablemente todavía la edad de todas las plantaciones existentes en Misiones no sea suficientemente madura para abastecer a toda la industria instalada. Pero en cinco años sí quizás estén maduras y va a haber un gran problema…

– …Perdón, estás hablando de que todavía quizás no haya en Misiones un equilibrio entre lo que consume la industria y lo que se ofrece desde las plantaciones de la provincia.

– Claro. Acá se planta cuando hay incentivos por parte del Estado. En la década del 2000 fue donde se plantó mucho. Esas plantaciones están empezando a tener un diámetro suficiente como para abastecer a la industria del aserrío. Son plantaciones de 12, 13, 15 años; muchas de menor edad. Recién están empezando a producir rollos para la industria. Entonces, ahora probablemente haya un pequeño desequilibrio en Misiones para abastecer a las industrias. Pero en los próximos años sí va a haber. Entonces, el problema con las políticas forestales en Argentina es que son cíclicas y las plantaciones las acompañan. Entonces hay mucha materia prima por épocas, después hay poca materia prima. En cambio, para la industria celulósica sobra madera. Eso hoy en día no se paga nada. Yo, que estoy a entre 50 kilómetros y 70 kilómetros de distancia (NdR: de Alto Paraná) en la mayoría de los casos estoy dejando la madera con destino celulósico tirada en el piso. Hay una sobreoferta de materia prima para la industria celulósica. El día de mañana va a pasar lo mismo con los aserraderos, que no van a aumentar más los precios.

– Vos planteaste dos posibles salidas para la industrialización de la madera o de los subproductos: una es la generación de bionergía.

– A mí me parece que ésa es la salida que tiene el pino, básicamente para la provincia de Corrientes, que es donde está la sobreoferta de rollos de pino. Corrientes necesita industrializar su madera porque, si no, no tiene sentido seguir plantando en Corrientes. Por más que a algunos correntinos no les guste lo que yo diga. Pero ellos tienen que apuntar a industrializar su madera porque, si no, el negocio no tiene sentido para el productor forestal. Excepto que cambien las condiciones macroeconómicas, pero el número para los aserraderos de Misiones hoy en muy finito. Muchos han bajado las horas de trabajo, otros están previendo suspensiones de personal. Trabajar un día menos por semana es una forma de acomodar los números.

– Una de las opciones es producir pellets de madera.

– Me parece que Corrientes tiene que apuntar a producir bionergía. Las industrias celulósicas hoy en día representan inversiones de más de US$ 1.000 millones. Esos capitales no van a venir a la Argentina. Cuando compró Alto Paraná, Arauco tenía el proyecto de instalar otra fábrica de celulosa. No lo hizo. Bosques del Plata tampoco instaló su planta proyectada. Arauco acaba de inaugurar Montes del Plata junto con Stora Enso en Uruguay y CMPC está por inaugurar este año otra gran fábrica en Brasil. Esta gente conoce el negocio más que nadie y no instaló sus fábricas en Argentina. Nadie va a venir a instalar un planta de celulosa en Argentina, y más con lo que pasó con la asamblea en Gualeguaychú… Hay que pensar en otra cosa. Y hay que pensar en industrias chicas. Me parece que lo más lógico es generar energía. Por eso yo decía que en el tema del subsidio forestal hay que pensar y zonificar más adónde va a estar destinado. Porque no tiene sentido seguir plantando en cualquier parte del país cuando se hace, como lo han hecho, en zonas que se podrían destinar tranquilamente a la agricultura y donde no va a haber demanda de industrias. Porque es difícil instalar una industria en medio de la provincia de Buenos Aires, como por ejemplo en Tandil.

– Quizás tu análisis no sea descabellado pero no creo que el Estado nacional pueda discriminar a qué provincia les da el subsidio y a cuáles no. Como algunos dijeron, quizás habría que reflotar la parte industrial de la ley, que cuando se sancionó fue dejada de lado.

– La otra alternativa es hacer una promoción industrial realmente súper interesante para que la gente invierta en industrias. Si se va a generar energía, que se le dé una excepción al pago de impuesto a las ganancias o a los ingresos brutos. Pero no hay un incentivo a la industrialización de la madera. Los montos de inversión en una industria son muy altos y los incentivos para instalar una industria tienen que ser muy atractivos. Cualquier industria forestal, para ser rentable, también tiene que ser de gran envergadura. Por ejemplo, una fábrica de MDF, una de OSB –que en Argentina no hay- para que sea rentable implica muchos millones de dólares. El riesgo es muy alto. Si vos no ponés un incentivo muy grande, nadie lo va a hacer. De hecho, es lo que está ocurriendo. En Corrientes hubo siempre tierra barata, materias primas baratas, los trabajos son de alta mecanización –porque son terrenos planos- y sin embargo las industrias nunca aparecieron. Y no es que los industriales sean pavos, los industriales son muy (enfatiza) vivos, muy inteligentes. Pero las inversiones son grandes. En Corrientes está el problema que no hay energía… Qué mejor que apoyar proyectos de energía. Nosotros en AMAYADAP estuvimos atrás de dos proyectos de generación de energía. Uno en la década del ’80, que no pudimos concretar porque no había voluntad política. Y hace cinco años había un grupo holandés que quería instalar dos proyectos de generación de energía a partir de biomasa en Misiones. Y estaban súper interesados. Pero todo esto tiene que pasar por Ministerio de Industria, y los inversores se cansaron de ir al Ministerio, donde les pusieron palos en la rueda. Y se fueron. Es difícil.

– Ése es otro punto que se remarcó en el seminario. Y Osvaldo Vassallo –presidente de AFCP- lo viene trayendo a las mesas desde hace un par de años. Quizás sea una falla del sector forestal y no tanto de los gobiernos el hecho de que no lleguen inversiones. Vassallo dijo que hace 32 años que no se instala una empresa celulósico papelera en el país. ¿No será que el sector no tiene un poder de lobby, bien entendido, una fuerza determinada para impulsar y dar más cabida a las inversiones?

– Yo tengo mis dudas con respecto a algunas cosas. Cuando se levantó la Asamblea de Gualeguaychú contra la plantas de celulosa…

– …eso fue lapidario.

– Fue lapidario. Ahora, ¿el sector celulósico hizo algo para que eso no prosperase?

– No, nunca nadie informó nada.

– Pero me parece que a ellos les convenía que no entrasen más actores. Por eso yo diferencio a los actores dentro de la cadena foresto industrial. Si no viene más actores ellos pueden comprar la materia prima más barata. A Alto Paraná no le interesa que entren más actores industriales en el rubro celulósico a la Argentina. Ahí tenés un caso. Yo creo que a ese sector no le convenía que viniese otro grupo industrial. Por otro lado, yo también pienso que la gestión del sector forestal no ha sido tan mala. Tenemos un subsidio forestal desde los ’70 de diferentes maneras. Hemos conseguido mantener un incentivo para las plantaciones desde los ’70.

Extensa nota completa en Desarrollo Forestal impreso de septiembre (Año XXIII, número 229).

Foto: Gentileza CPIA.

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